undefined_peliplat

Este es un recital al revés

José Luis García filmó a Sumo una noche de Octubre de 1987. Su amigo Rodrigo Espina no pudo ir porque tenía un casamiento y le pidió que vaya con la cámara a registrar a la banda en el primer concierto de presentación de After Chabon en Obras. García dijo que sí como el reflejo de un buen amigo y después se preguntó y le preguntó a Espina: ¿pero qué querés que haga? García no era un seguidor de Sumo en aquel entonces y nunca había ido a ver a la banda en vivo. Espina le dijo: “Vos seguilo a Luca”. El camarógrafo le hizo caso al amigo y se pegó a Luca desde el viaje en colectivo a Obras hasta el final del concierto. Los VHS de aquel registro quedaron en un cajón por años hasta que al fin lograron convertirse en una película que se llama Fuck You: El último show y el Bafici estrenó como película de clausura en Abril de 2024, hace un par de días. Fuck You, además del título de la canción de Sumo, es “lo que le dijo Borges al inglés en el tren”, según Luca Prodan.

Si bien el director y los dos productores hicieron hincapié al presentar la película en su calidad de “documento” y de “patrimonio”, cosa que efectivamente es pero como subrayando de más que lo que traían era ante todo un material de archivo que no podían guardarse en un cajón por la importancia de la banda y el evento retratado, la verdad es que al ver la película uno puede pensar en García volviendo a ver el material preguntándose cómo montarlo y trabajarlo con ideas capaces de volver a poner en movimiento aquel registro que un poco inocentemente grabó hace tantas décadas. Para empezar, ¿documento de qué? Uno podría imaginar, aún a pesar de la rusticidad y baja calidad de las imágenes, una edición del video que luego de algunas imágenes del backstage nos presente canción tras canción con un cartelito abajo que diga el título de cada tema. Pero Fuck You escapa todo el tiempo a esa especie de lavado retrospectivo que podría haber significado el montaje de los materiales.

Seguimos casi todo el tiempo a Luca en una presentación de las imágenes que interviene la limpieza cronológica con una serie de desvíos y saltos entre el show propiamente dicho y las horas previas al concierto, las pruebas de sonido y los paseos de Luca de los vestuarios al bar del estadio rodeándose de los demás miembros de la banda y otra fauna y farándula que los acompañaba aquel día. “Este es un recital al revés…” empieza diciendo Luca en el show y algo parecido hace García con su montaje que rompe la linealidad cronológica y va como haciendo espirales con el tiempo acumulando así un caudal compuesto por el vértigo del show y esa especie de bondad bucólica que transmiten las escenas en los vestuarios, un doble caudal que se va encauzando hasta un punto de clímax y comunión en el momento de la banda a punto de salir al escenario. (Por alguna razón, que temo sea que no se animaron a terminar la película sin música, después de ese momento de la banda por salir a tocar, la edición agrega una canción más, un cover de “Day Tripper”. Es raro pedirle a una película de rock que termine en silencio y toque una canción menos, pero si por los azares de la vida alguien revisara el montaje ojalá le saquen esa última secuencia).

Otra de las extrañezas en las que acierta la película es como las canciones se nos aparecen de golpe, la película las sostiene en pleno acto y salta por corte directo a hacer lo mismo con otra, sin que las veamos formarse desde el inicio ni apagarse al final. El resultado es menos un registro de cada canción que de una energía continua que se va pasando de una a otra.

Mezcla paradójica de hippie y de punk, de ángel y pelado payaso que acariciaba lo áspero, si alguien quisiera entender el concepto de espacio negativo de Manny Farber y el lugar del actor en esas ideas podría observar a Luca en esta película. Actor termita, estrella que sin embargo tiende a apostarse un poco corrido del centro, siempre a la espera de atacar la situación con un impulso vital imprevisto de comedia. También, como me dijo una amiga después de ver la película, se nota que era buen tipo. En la escena en que los entrevistan para la radio junto con Pettinato, transmite un verdadero cariño por su compañero y a la vez siempre tiene listo bajo la manga el pequeño chiste o juego de palabras para desarticular la posibilidad de la situación y el discurso de estacionarse en la seriedad. Cuando su público se pone machista por traer chicas al escenario o le grita puto a Calamaro, Luca desvanece el asunto contestándoles: “Pero si acá somos todos trolos”. García se pegó a él como le pidió su amigo pero tuvo intuiciones felices entre las que están estos paneos entre Pettinato y Luca por los que se filtra la amistad; una espectadora advirtió otro detalle en un momento del show en el que un camarógrafo de buenos reflejos se inclina sobre Luca cuando este se va al piso y vuelve junto con él cuando se levanta. Me cuesta y no quiero olvidarme al ver la película de esta conversación secreta entre las intuiciones del camarógrafo en 1987 y las del montajista que busca la película casi cuarenta años más tarde; quizá el camarógrafo ya sabía al filmar al encargado del bar de Obras que algunos años más tarde el montajista iba a volver sobre sus pasos, encontrar el plano y montarlo como contraplano para producir un gag cómico.

Más recientes
Más populares

No hay comentarios,

¡sé la primera persona en comentar!

2
0
0