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El reverso de la felicidad. Notas sobre La felicidad de Agnès Varda

Spoilers

Agnès Varda ha dejado como legado una extensa obra. Ha incursionado tanto en el cine documental como en la ficción y en sus últimos años ha explorado el ensayo audiovisual, zona en la que las fronteras que separan la ficción del documental se desdibujan. Su formación como fotógrafa y estudiosa de la historia del arte le ha permitido establecer un diálogo entre sus propias imágenes y la larga tradición de las artes visuales. Su curiosidad y su interés por lo nuevo le han permitido experimentar con nuevas tecnologías e incursionar en el arte instalativo. Es por eso por lo que se convierte en una de lxs directorxs ineludibles del siglo XX

Cuando se repasa los grandes títulos de su filmografía una de sus primeras películas parece quedar algo olvidada, se trata de la Felicidad (1965) su tercera película y su primera experiencia en el cine a color. La felicidad nos invita a reflexionar en torno a la construcción de los ideales de: la familia, lo femenino y la felicidad. Explorando un mundo en apariencia luminoso para dejar entrever sus zonas más oscuras.

En la filmografía de Vardá las mujeres siempre ocupan un rol fundamental, sus películas se vuelven un comentario de las discusiones de la época, una forma de participar de los debates vinculados a los roles de género, la maternidad, el derecho al aborto, etc. En ese sentido podemos mencionar tres películas que abarcan tres décadas distintas para pensar las problemáticas vinculadas a la mujer: en la década del 60 La felicidad explorará el rol de esposa y madre; en la década siguiente en Una canta, la otra no (1977) explorará la problemática del embarazo no deseado y el aborto- película que registra desde la ficción la lucha por la legalización del aborto que ocurrió en Francia en 1975-; y finalmente en la década del 80 Sin techo ni ley en la que explorará los deseos de liberta de una joven y su experiencia errante. En este pequeño recorrido es posible vislumbrar que Agnès Varda a lo largo de su obra ha explorado distintas facetas de la experiencia femenina, formando parte activa de los debates de su tiempo- muchos de ellos aún vigentes- y sus películas han sido una forma de tomar posición. En definitiva, una forma poética de activismo.

I.Familia

Es domingo, Françoise, Therese y sus dos pequeños hijxs descansan en una zona boscosa. Celebran el día del padre con un picnic lejos de la ciudad, más tarde hacen una breve visita familiar. El día de descanso ha sido perfecto. Desde la secuencia inicial Varda lleva a imagen el concepto de armonía. La paleta de colores, el vestuario y la música estarán dispuestos para reafirmar la placida vida familiar.

Pero si observamos con atención ya desde la secuencia de créditos donde la familia avanza de la mano detrás de flores de girasoles se advierte que hay algo trastocado. En el fragmento se alternan planos generales en los que conviven los girasoles con la familia avanzando desenfocada en la profundidad del encuadre con un plano detalle de un girasol. Los planos en un principio se alternan de forma armoniosa, para luego volverse cada vez más insistente la aparición del plano detalle del girasol. Algo se trastoca, el todo armonioso parece tambalear, la duración del plano detalle del girasol es cada vez más breve y parece generar un salto. La secuencia de créditos se resignificará luego de concluida la película, y podrá ser leída como el único aviso de la directora de que la armonía familiar es mucho más frágil de lo que parece.

El suceso que trastocará la vida familiar será el encuentro entre Françoise y Emile. La relación que mantienen no parece competir ni poner en peligro la vida que Françoise ha construido con su esposa. El ámbito familiar queda distanciado y resguardado del ámbito que comparte con Emilie. Françoise parece haber logrado una armonía perfecta entre su vida familiar y su vida secreta, su capacidad de amar es tal que se siente capaz de complacer a dos mujeres. Emilie y Therese son muy diferentes. Therese es madre y esposa, es modista y trabaja en su propio hogar, podemos intuir que Françoise ha sido el único hombre en su vida. En cambio, Emilie trabaja fuera de casa, es empleada de correo, vive sola y Françoise no ha sido el único hombre en su vida. Sin embargo, Varda refuerza ciertas similitudes físicas para crear un paralelismo entre ambas que se irá profundizando a lo largo de la narración.

El tiempo pasa, llega el fin del verano. Como todos los domingos Françoise pasa el día con su familia en las afueras de la ciudad. Extasiado por su felicidad le cuenta a Therese de su vínculo con Emile, “sería tonto privarse de vida y amor” dice. La reacción inicial de Therese es de confusión, pero finalmente acepta la situación al ver feliz a Françoise. Luego de la siesta, Françoise nota que Therese no está junto a él. Con los niñxs la buscan por los alrededores, la preocupación va aumentando a medida que pasa el tiempo. Junto a la orilla del lago Françoise encuentra el cuerpo de Therese sin vida, se ha ahogado. La desolación del momento es enfatizada a través del silencio, nada se oye sólo se ve a Françoise abrazado al cuerpo de Therese. Desde el montaje el gesto se repite una y otra vez.

La vida sigue, en la familia se discute qué ocurrirá con los niñxs, Françoise no parece capaz de intervenir en esa decisión. Pasan las vacaciones de verano, Françoise todavía quiere ser feliz y le propone a Emile vivir con ellxs. En la secuencia final Vardá nos muestra escenas de la vida cotidiana, similares a las del comienzo. Las tareas de cuidado ahora son realizadas por Emilie, ahora es ella quien duerme junto a Françoise y los domingos sale de la ciudad. El relato en ningún momento se ensombrece, la puesta en escena no experimenta cambios. La vida continua como si nada hubiera ocurrido.

II.Lo femenino

El ideal incluye prácticas, modos de ser y estar en el mundo. Es un modo de regular y normalizar conductas. Históricamente las mujeres han sido sometidas con mayor exigencia a un ideal femenino que abarca desde la apariencia física, las conductas sociales hasta las prácticas sexuales.

La construcción en torno a lo que debe ser una esposa y una madre en la década del 60 parece comenzar lentamente a ponerse en crisis, algo en torno a esas identidades tan definidas comienza a resquebrajarse. Varda explora los roles de género, aquellos que le han sido históricamente adjudicados a las mujeres- la maternidad, las tareas domésticas- y parece querer decirnos que no hay singularidad posible dentro de esas categorías. Más bien se trata de funciones que deben cumplirse para que la familia continúe en funcionamiento. El reemplazo de Therese por Emilie resulta perturbador porque pone de manifiesto que cualquier mujer puede cumplir esas tareas, aquí queda expuesta la falta de importancia del individuo. Más que seres se trata de roles que cumplen con tareas específicas.

En su libro En casa, Mona Chollet al referirse a las tareas domésticas advierte: “Lo que vemos de las tareas domésticas, sobre todo, es que son un trabajo largo, repetitivo, cansador, sucio; un trabajo poco gratificante, en la medida que no permite singularizarse, expresar creatividad”. Agnes Varda decide no mostrar las tareas domésticas como algo repetitivo y cansador, justamente hace hincapié en lo aparentemente apacible de esa vida, en la constitución de un ideal de familia y maternidad para mostrarnos luego el aspecto más brutal y deshumanizante de ese ideal.

Tal vez, el mayor acierto sea que el punto de vista no esté centrado en ninguna de las mujeres. Al no conocer en profundidad la interioridad de Therese no podemos anticipar su decisión, al no conocer en profundidad la interioridad de Emilie no podemos saber qué efecto le causa haber ocupado el lugar de alguien más y haber abandonado su vida anterior. Estas omisiones fundamentales permiten que como espectadorxs reflexionemos sobre prácticas con las que estamos tan familiarizados que consideramos “naturales”. La muerte de Therese aparece como el elemento disruptivo en un relato apacible, un suceso que hace tambalear a la narración y al espectadxr. La decisión trágica de acabar con su vida se vuelve una transgresión, el único modo posible que encuentra Therese de no plegarse a ese orden de cosas. Lo desolador es que la muerte aparece como única alternativa, el único escape posible de una existencia en apariencia feliz que se vuelve intolerable.

*

En La felicidad Agnès Varda explora el reverso de la familia, lo femenino y la felicidad, nos invita a pensar qué hay detrás de aquellas categorías. Nos invita a vislumbrar lo que se esconde detrás de las apariencias, de aquella armonía inicial. Lo perturbador, lo intolerable se manifiestan como fuerzas latentes y silenciosas, agazapadas detrás de imagenes bellas, de colores brillantes.

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