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Un bebé trágicómico

El doctor dice qtengo los ovulos

de una joven! Cuando quiers

fecundarlos?

Martha.

Año 2012. Richard Gadd, escocés, intenta hacer un lugar en el mundo como comediante. Aprovecha el internacional y reconocido Festival de Edimburgo (capital de Escocia), y monta un número él solo. Nadie lo va a ver. Como a cualquier artista que no encuentra el cauce en un universo tan vertiginoso e impredecible, no sabe como seguir. ¿Podrá vivir de eso en algún momento? Luego de un fortuito encuentro con un productor durante su estadía en la gran capital, su show repunta. Es en la cresta de esa ola que sufre un evento traumático que lo deja contra el suelo. El tiempo pasa y la herida parece cicatrizar. Ya viviendo en Londres, mantiene un trabajo estable e intenta reimpulsar su carrera yendo a concursos de stand up.

En el año 2015, Richard conoce a una mujer en el bar en el que trabaja. La ve triste. Le ofrece un té y una charla. Desde entonces, durante aproximados cuatro años y medio, después de 41.071 mails, 350 horas de mensajes de voz, 744 tuits, 46 mensajes en Facebook, 106 páginas de cartas y unos cuantos regalos, Richard fue acosado por la mujer.

En el año 2016 vuelve al Festival de Edimburgo y monta un show llamado “Monkey see Monkey Do”. En ese espectáculo, Richard cuenta con crudeza todo lo vivido desde aquel año 2012. La obra es un éxito rotundo que no pasa desapercibido para Netflix, quienes lo captan para hacer una miniserie sobre lo sucedido.

El 11 de abril del 2024, se estrena la serie y resulta un rotundo éxito mundial. Se llama Baby Raindeer (Bebé Reno), y sin lugar a dudas, verlas no les resultará indiferente.

Aquella tragicómica epopeya

La misma disyuntiva ridícula de siempre de quien escribe, es sobre cómo esquivar el spoiler y no arruinar la experiencia para quien lea la nota y no haya visto Bebé Reno. Muchas personas no solo no se ven afectadas si se enteran detalles claves del argumento de películas o series, sino que incluso ven como una tontería preocuparse tanto por ello. “El viaje es lo que importa”, podría ser la frase que dirían si los reuniéramos en una sola persona. Y yo desearía ser esa persona. Me he llegado a borrar las redes y desaparecer de grupos de wasap para no enterarme el resultado de un partido de fútbol que no había visto y terminé viendo en diferido dos días después.

Bebé Reno es una miniserie de 7 capítulos de aproximadamente treinta minutos que narra esos años de acoso a Donny Dunn (el alterego de Richard), con un capítulo en particular que se encargará de contar aquello que vivió años atrás del eterno acoso.

Aunque dependiendo del espectador, el disparador podría o no ser suficiente para resultar atractivo, el plus de esta serie es doble.

Aquella tragicómica epopeya: motivo 1 para verla.

Por un lado, el anecdotario de Richard Gadd es claramente increíble. Y es increíble, creo, la palabra justa. Existe gente que no se explica como vivió lo que vivió. Por trágico, por espectacular, por hilarante. Muchas personas no viven además una sola de esas historias, sino varias, y en su acumulación lo real parece quebrarse y el anecdotario se acerca a un libro de fábulas. Sumándose también que muchas veces (estoy estableciendo una estadística barata pero, ¿por qué no?) esas personas son excelente contadores de anécdotas. Quizás porque la propia experiencia de contarlas una y otra vez los disciplinó. Quizás es pura casualidad, o quizás estoy diciendo disparates. Y pareciera por momentos incluso que vivir una vida expuesta a esa extraña frontera con lo impresionante, fuera una elección. Un estilo de vida. La aventura de sacudir el barco, de buscar la tormenta. Richard Gadd, pareciera haberlo vivido todo. El episodio que da nacimiento a esta serie, es en sí mismo una sucesión de eventos que se vuelven adictivos se ver. De atestiguar. Episódicos en su naturaleza, casi como ofreciéndose a ser años después convertidos en una serie. Por ende, los hechos son de por sí más que suficientes para la existencia de Bebé Reno.

Aquella tragicómica epopeya: motivo 2 para verla.

Richard Gadd es además un contador de historias excepcional. Desconozco como es en su intimidad contándole historias a sus amistades, pero podemos confirmar que su punto de vista acerca de lo que vivió, la distancia que toma para meditar acerca de ello, repensarse, reírse de sí mismo, quererse, es resultado del talento. Llamemos talento al trabajo, a la práctica, a circunstancias innatas o criadas desde su infancia, a la capacidad de sobrellevar lo terrible de su aventura. Es decir, llamemos talento a las circunstancias y condiciones que vuelven todas juntas, un narrador excelente a este autor. Todos tenemos alguna que otra historia oscura y difícil de enfrentar, y todos tenemos por lo menos alguna historia que valga la pena de ser contada y compartida. Pero muy pocos son capaces de contarlas.

El don

La realización de la serie es, pese a estar dentro de la más globalizada de todas las plataformas, sumamente personal. Comprende a la perfección como hablarle al mundo entero (literalmente al mundo entero), se sirve de las estructuras clásicas del relato, y narra audiovisualmente con un montaje moderno y arriesgado.

El tono general de la serie responde a la idea de una tragicomedia. Netflix la llama “drama”. La primer escena del primer capítulo, es una escena de comedia. Florece enseguida y se deja ver a lo largo de los dos primeros actos de los siete capítulos, ese reconocible humor británico. La exposición del patetismo humano, la inteligencia de los diálogos (muchos seguramente reales), el abordaje desde el código actoral. Inclusive varios personajes son meramente un “descanso cómico”. Existe un tono mutante con el que son narradas las escenas. Un primer capítulo que podría ser en su plenitud una comedia, pero con la filtración de cierta incomodidad. De un rincón siniestro, amargo. Una sensación decidida por su autor y realizador, que va mezclando con inteligencia, y que va balanceando a su gusto hasta el final. Capítulos iniciales que sacan muchas risas pero que dejan en el cuerpo cierta sensación de violencia que hasta pareciera hacernos dudar de si seguir o no. Pero desde ya que sí. Desde ya que necesito seguir viendo que sucede, amando y odiando a sus personajes. El relato hasta se siente ser narrado de la misma manera que su autor lo vivió. Como la reiteración de los hechos volvieron densa, peligrosa y traumática una experiencia que inicialmente parecía inocente y simpática. Así es que la realización de la serie va conduciéndonos de a poco hacia su final, que con una desgarradora honestidad, nos explota en el rostro la más deforme de las sensaciones. “¿Qué hemos visto? “

Hay algo que no mencioné. El actor protagónico de esta serie es el mismísimo Richard Gadd. No hay mucho que decir al respecto. Con la sencilla liviandad que podría haberle dado un actor que no vivió en carne propia los hechos ficcionales, Donny Dunn es un personaje (una persona, más que nunca) llena de las más desesperantes contradicciones, y es conducido por Richard Gadd sin ningún tipo de solemnidad. Expone el autor a través de su propio cuerpo ficcional años trágicos de su vida, sin apuro por provocar algo certero, sin obligarnos a tomar posturas sobre los personajes y los hechos. Donny es conducido por él mismo y por la realización en su totalidad, con la liviandad necesaria para que la historia sea contada como es contada, y para que no sintamos que estamos viendo un denso documental sobre un evento trágico. Desconozco que hubiera pasado si no hubiera sido realizada la serie como fue, y quizás esté entrando en un terreno aún más inmaterial, pero nunca se siente que el actor es quien efectivamente vivió lo que la ficción narra.

En la ficción, el nombre del personaje de la mujer que acosa a Donny es Martha. Martha es interpretada por Jessica Gunning, una actriz inglesa que no vamos a olvidar jamás. Desde ya que debe haber sido conducida con precisión por el propio Richard, pero la intérprete vuelve a Martha tan real como de pesadilla. Consigue que de una milésima de segundo a otra, pasemos de quererla a temerle (y mucho). A lo largo de la serie, vuelve simpática a una persona sumamente peligrosa, vuelve terrorífica a una persona que nos hacía reír, y consigue que sintamos una pena desgarradora aún sabiendo aquello de lo que Martha es capaz. Si el mundo es justo, Jessica Gunning debería trabajar sin cesar hasta que ella diga basta.

Independientemente de que siempre detrás de cualquier gesto en la industria está el propósito de generar dinero, es esperanzador ver la financiación de voces nuevas. Bebé Reno es una serie sin antecedentes que no dejará nunca descansar las emociones de su espectador.

Chesi

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