Guadagnino hace que 'Wimbledon' parezca un drama para niños al lado de su 'Challengers' | Review

POR JERÓNIMO CASCO

25 de ABRIL del 2024, 13.13 PM | UTC-GMT -3

Amores y desamores. Si algo nos enseñaron los deportes es que esa ambigüedad puede coexistir todo el tiempo de forma brutal. Y el tenis, como cualquier otro deporte, es una relación que lidia con la parafernalia de sus integrantes. O por lo menos así lo ve el gran Luca Guadagnino. Las pasiones desatadas en las películas del realizador italiano siempre son un deleite para todos los sentidos. Quiérase o no, el director posee una habilidad única para representar en cámara lo fugaz de la atracción, el perdón y el olvido con un acercamiento más sensual que el resto. Su acercamiento al terror con sus últimas dos películas (Suspiria y Bones and All) puede que disten en algunos aspectos de estas intensas sensaciones que nos puede generar su cine, pero en su nueva propuesta “trifásica” del amor vuelve a lo que, en mi opinión, mejor sabe retratar: las relaciones humanas.

Challengers nos cuenta la historia de tres personas marcadas por una noche: Tashi Duncan, Art Donaldsson y Patrick Zweig son tres jóvenes tenistas que aspiran a pertenecer a la elite de este deporte en un mundo que los devora y los ciega por el hambre de querer ser los mejores todo el tiempo. Art y Patrick (un gran dúo a cargo de Mike Faist y Josh O'Connor) son dos amigos inseparables que al conocer a la ascendente y temprananamente famosa figura de Tashi (Zendaya) en una fiesta comienzan un espiral de obsesiones, celos, intereses y toxicidad que parece nunca ceder. En ese sentido lo nuevo de Guadagnino es bastante repetitivo en su intento de querer meternos en este apasionado trío, conduciendo a la idea de que la propuesta se resume básicamente en dejarse seducir por la histérica (en el buen sentido, si es que existe) historia o no. De no haberlo abordado de esta manera la película habría sido ese tipo de distracciones que utilizamos para calentar el sillón hogareño un domingo por la tarde.

Pero personalmente, y a modo de no glorificar toda obra de este provocador cineasta, puedo afirmar que tuve algunos conflictos con la película. Puedo enumerar muchas cosas que me gustaron, pero la experiencia se terminó viendo teñida por algunos detalles que me hicieron terminar calificando en mi mente a Challengers por debajo de lo que me hubiese gustado. Arranquemos por los aspectos más positivos y excitantes de su nuevo drama psicosexual:

LA BANDA SONORA:

Trent Reznor y Atticus Ross, frecuentes colaboradores del cineasta David Fincher, le inyectan a la película ese ritmo desenfrenado y caótico que requería. Los potentes sintetizadores de este dúo recuerdan a composiciones que hicieron en el pasado para películas como The Social Network o Fight Club, y en este caso le dan ese ingrediente extra a la cinta que la convierten en una experiencia sensual, electrizante e hipnótica. Tanto en las discusiones que tienen los personajes como en las escenas de los partidos de tenis el sonido ambiente pasa a un segundo plano para dar pie a la violenta banda sonora, dándonos a entender que estos idas y vueltas se dan en ambas situaciones de la vida. Primer punto para Challengers.

LA FOTOGRAFÍA:

La cámara de Sayombhu Mukdeeprom, repleta de primeros planos navegando en cámara lenta por los rostros llenos de distintas emociones de los protagonistas y con algunas interesantes decisiones en cuanto a cómo conforma el espacio con ella, sin dudas la convierten en un personaje más. Puede que peque de atrevida de a ratos con algunas tomas POV (point of view= punto de vista) que no aportan más que la sensación de que Guadagnino tuvo una libertad más que absoluta, pero que de no haber estado en las manos de estos cineastas la historia hubiera resultado mucho más plana y aburrida. Segundo punto para Challengers.

LAS ACTUACIONES:

No sería raro decir que el il provocatore oriundo de Palermo es un gran director de actores. O tal vez uno de los mejores en la actualidad, y más cuando se trata de poner a prueba a sus sabuesos de la performance. El cast de Challengers es sencillamente espectacular: el trio que se roba todas las escenas hace un trabajo que roza la perfección. Uno puede estar inmerso en cada segundo a la idea de que estamos ante personas reales, profesionales del tenis, y no intérpretes. El arco de cada uno es fabulosamente diabólico, y muestran a la perfección como sería vivir una historia de amor y amistad repleta de mentiras y secretos. Tercer punto para Challengers.

Desgraciadamente la película cae en el cliché de la continua repetición de este choque de egos que posee el trío como atractivo principal, y una sensación de infantilidad en las decisiones que toman (que en parte es neutralizada por la versión más “adulta” de Zendaya como ese toque maduro y necesario). Claro, al lado de películas relacionadas a este deporte como Wimbledon (2004) Guadagnino hace alarde de su visión caótica del amor transformando a estos dramas románticos más soft al estatus de películas para adolescentes.

¿Será recordada Challengers como la mejor película del director? No lo creo. A pesar de los esfuerzos por abordar al amor como una tragedia ese primer puesto siempre se lo llevará Call Me By Your Name.

CONCLUSIÓN:

“Guadagnino hace que una historia sobre un tóxico trio amoroso ambientado en el mundo del tenis resulte en una experiencia sensorial (en todos los sentidos posibles) como ninguna en el género de los dramas románticos. Josh O'Connor, Mike Faist y Zendaya componen un duelo de egos con una química inapelable e innegable, un logro derivado del enorme talento del realizador italiano para dirigir actores/actrices.

Challengers no es Oscar Bait pero tampoco es el tipo de película ligera que quiere comfortar: a través del tenis como excusa nos expone las inseguridades de la adolescencia reflejadas en la adultez, convulsionando en un cóctel explosivo de distintas sensaciones y emociones."

PUNTAJE: 7.9 de 10

¿DONDE SE PUEDE VER? EN CINES ARGENTINOS

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