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Ciencia Ficción: Otra Tierra

Ella miraba Saturno con un cielo imposible.

Muchas realizaciones interesantes de Ciencia Ficción plantean circunstancias extraordinarias, hechos interplanetarios, invasiones, visitas inesperadas, sirviendo solo como marco para otras sub-unidades dramáticas, otros contenidos existenciales no menos llamativos que un mundo Incendiado en el horizonte o de miles naves nodrizas ardiendo sobre los hombros de Orión.

En el Caso de “Other Earth” (Mike Cahill, 2011), encontramos como las lineas de tiempo se transfiguran. El supuesto destino de su protagonista cambia en cuestión de minutos a raíz de un inesperado accidente (provocado por descuido). La teoría del Multiverso, aunque muy llamativa, con innumerables posibilidades creativas, teniendo en cuenta la verosimilitud en base a observaciones de mentes tan brillantes por ejemplo como Hawking, (que negaba la posibilidad de múltiples existencias de un objeto o persona en el tiempo). No Obstante, no pueden detener el inmenso deseo singular de estos personajes de lograr sobrevivir en su MetaUniverso.

Es la historia de Rhoda Williams (Brit Marling). que tras buscar redimir su vida, de hacer reparaciones importantes, trunca lo que hubiese podido ser el hecho más transcendental de su existencia.

Otro ejemplo lo podemos ver en “Interstellar” (Nolan, 2014). Conflictos internos paternos. Sentimientos familiares no resueltos, que una vez más no tienen relación directa con hechos o fenomenos externos tan importantes como viajes interrestelares. Sin olvidar otro caso: “La LLegada” (2016, Villeneuve), también plantea de una forma no menos intensa los conflictos de comunicación de las emociones de una lingüista, ya que la misma descubre de manera accidental formas de lenguaje interculturales galácticas que no puede resolver con sus compañeros de trabajo ni con figuras de autoridad que le rodea.

Por supuesto que estas historias involucra seres humanos, por lo tanto, es plausible que sus guiones conduzcan a conflictos propios, a desenlaces virtuales que involucran incluso a especies enteras.

Por otro lado, la riqueza que envuelve la combinación de especialidades: dirección de arte, fotografía, música entre otras es lo que, tenemos la certeza, convierte a una película en una obra de arte.

Así que sin un buen guión, o una buena historia toda la producción se puede convertir en un buen despliegue visual que encontrará su correspondiente vacío.

Solo documentales al estilo de Baraka (1982) o Samsara (2011) (que no son ciencia ficción por cierto) han podido lograr sin guiones o diálogos atrapar al espectador porque son prácticamente documentales. Algo que la fantasía también puede lograr pero no con tanto impacto.

Volviendo a la obra de cahill, nos impresiona el hecho de resolución. Introducir un estilo poético en este genero no es cosa fácil. Las licencias estéticas pudieran crear ambientes o atmósferas cercanas a un posible planteamiento análogo a mitificaciones, pero, con bajo presupuesto, con limitaciones antes vistas de recursos actorales cuestionables, no podemos solo sino recrearnos o plantearnos deseos muy internos alimentados en la infancia, jugar con las lineas infranqueables del relato, y prefigurar que nos encontramos ante una obra limpia que nos hace agradecer el hecho de haber observado.

Los mitos necesitan tiempo y cultura, sendas importantes para cualquier obra que pretenda confrontarse con un pensamiento critico.

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