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ARRANCA EL BAFICI 25 / MY SWISS ARMY

A modo de prólogo

Hemos sido invitados al BAFICI 25 y así comienza nuestra aventura con el cine independiente.

En la serie de HBO, la exitosa y multipremiada Game of Thrones, Varys, uno de sus personajes importantes dice una frase que abre un interrogante: “Cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo espera a ver de qué lado caerá: grandeza o locura”.

Y en otros ámbitos se puede usar la misma metáfora sobre lo incognoscible del destino.

En el caso de las películas independientes y más aún en los documentales, esto ocurre a menudo.

Uno va a ver una película de la que no sabe nada. Apenas unos pocos datos en un dossier y una escasa referencia en la web.

A uno le interesa el título o simplemente fue para donde consiguió entradas… y la moneda puede caer de lado, tal vez sea una genialidad o quizás tiempo perdido.

Afortunadamente, para este documental, la moneda cayó del lado del bien y este cronista se encontró con una obra muy interesante. ¡Aleluya!

El director presenta su documental en BAFICI 25

EN LAS MISTERIOSAS TIERRAS DE HEIDI

El documental presentado aquí como My Swiss Army (mi armada suiza o mi ejército suizo) tiene en realidad el título de Echte Schweizer (Auténticos Suizos), nos adentra en un extraño costado, acaso ignoto para nosotros, de las problemáticas de las migraciones y la adaptación en territorio suizo.

Habla de lo diferente en un mundo homogéneo y del inevitable choque cultural entre personas de orígenes diversos.

Vamos a comenzar diciendo que la película tiene una primera gran virtud: no resulta pretenciosa. No nos quiere enseñar a vivir. No nos alecciona ni tampoco toma partido.

Expone, muestra y diserta sobre una cierta realidad de la cual, desde el Cono Sur (y posiblemente desde la mayoría de los lugares del mundo) no tenemos la menor idea que pudiera ocurrir por esas tierras.

LOS “SEGUNDA GENERACIÓN”

Se trata de la integración de los inmigrantes, pero en especial de los de “segunda generación”, es decir, quienes han nacido en un lugar diferente que sus padres.

Y esto ocurre nada menos que en Suiza.

¿Y qué sabemos de Suiza? Mucho menos de lo que creemos.

Los tenemos por ordenados, adictos a la fabricación de máquinas precisas como los relojes, poseedores de un paisaje montañoso de ensueño, sabemos de los guardias suizos que cuidan al mismísimo Papa (si, también a Francisco), que son comedores de queso y por supuesto los tenemos presentes como guardianes del oro del mundo. Sus bancos y su neutralidad política son a esta altura casi un logotipo de identidad, al menos para quienes no habitamos las tierra helvéticas.

Pero poco o nada conocemos de sus luchas, contradicciones, de su auto visión como país ni de su sistema de gobierno.

El director de este muy buen y entretenido documental, Luka Popadić nos trae una serie de relatos concatenados, entre los cuales él mismo es también coprotagonista, sobre migrantes que viven en Suiza.

UN EJÉRCITO SIN ENEMIGOS

¿Y por qué su subtítulo es My Swiss Army?

Porque todo gira alrededor del ejército. ¿Pero Suiza tiene un ejército? Al parecer no solo lo tiene sino que es el más numeroso per cápita del mundo.

Una rareza para un país neutral. Al estilo del lejano Oeste norteamericano, las armas pululan por todos lados y la mayoría de los ciudadanos están entrenados.

El servicio militar es obligatorio para los varones solo que este funciona de una manera absolutamente única: en lugar de un retiro de la sociedad por un tiempo determinado como en otros países, ellos lo hacen a lo largo del tiempo, siendo llamados a la conscripción por unas semanas al año, por varios años. Así, los miembros de las fuerzas armadas trabajan en bancos o tienen sus profesiones u oficios y algunas semanas al año, son además, soldados.

Seguimos las historias cruzadas de Andrija, descendiente de serbios, Saâd, hijo de tunecinos (a la sazón practicante del islam) y Thuruban cuyos padres han huido de Sri Lanka y la historia del propio director -con todos sus matices- a la vida y el ser suizos mientras su sangre y ancestros son de Belgrado, en Serbia.

Esta mixtura nos lleva a una serie de reflexiones sobre la identidad, la pertenencia, los modos de vida y las creencias. Cada cual es habitante de dos mundos: el de su pasado histórico y el de su mundo actual. Entre esos dos universos se abordan los aspectos menos visibilizados de la migración como son la absorción cultural, la diferenciación por cuestiones étnicas, de color o de religión y el sentido patriótico, a veces cuestionado por quienes se consideran locales por derecho de genética o arraigo.

Luka Popadić nos sumerge en el casi inverosímil mundo de la realidad social de un país que tiene fama de perfecto. Y lo hace con humor, lo cual produce que nos sintamos en un ambiente contenido y eso es muy bueno para incorporar sin rechazos inconscientes, el planteo que nos propone.

Los datos duros que comparte nos muestra que el 30% del ejército suizo está compuesto por hijos de migrantes de segunda generación, pero a la vez, nos cuenta que ningún nivel superior (generales, por ejemplo) pertenecen a ese rango de diversidad. Plantea también que no faltan quienes incluso desconfían de esos rostros diferentes, de sus costumbres tan poco occidentales y las creencias religiosas tan alejadas y extrañas para los ciudadanos de los Alpes. Y que ellos sean parte de un cuerpo militar que en teoría existe para defender al país y su gente genera, en algunos sectores de la derecha conservadora, algunas resistencias.

Los protagonistas, a través de entrevistas muy bien inducidas replican la pregunta (que está en la sociedad, en el aire y en nosotros, los espectadores) y que en el fondo se podría resumir en…

¿Cuán Suizo eres?

A través de conflictos hipotéticos como:

¿Qué pasaría si Suiza se enfrenta al país de tus padres? ¿Morirías o matarías por Suiza?

Preguntas que se responden con inteligencia y pudor, sin caer en nacionalismos inocentes ni en conversaciones maniqueas. En general coinciden en que es un tema de complejidades. Claro que por encima de todo se sienten suizos pero también es claro que no significa que todos los suizos también los consideren 100% sus iguales.

PINTA TU ALDEA Y PINTARÁS AL MUNDO (León Tolstoi)

Pero seamos honestos y digamos que ese no es un problema solo de Suiza.

Es una problemática mundial. Quizás el director nos haga un paneo en un espacio reducido, pero esto nos lleva a muchas preguntas que deberían estar haciéndose en todos lados del mundo. Porque en el fondo, la problemática es mundial. Mientras algunos gobiernos persiguen a los diferentes, otros construyen muros para contener el desplazamiento de sus vecinos. Hay quienes usan a los migrantes como mano de obra barata o carne de cañón y otros tienen un doble estándar sobre libertades y derechos. Porque así es el mundo y lo fue desde tiempos inmemoriales.

No tiene sentido hablar de buenos o malos, ni siquiera de verdadero o falso pues en el fondo lo que se plantea trasciende la cuestión inmediata para tratar una serie de sub temas implícitos: la otredad, el respeto, el miedo a lo desconocido, los principios patriarcales de patria, estado y sociedad, el valor de lo homogéneo (y predecible) y el pánico que suscita lo distinto.

Este joven director narra los coletazos de una realidad que se le mete por la ventana a una sociedad que posiblemente se visualiza como abroquelada, sólida y con valores claros mientras por detrás de bambalinas se le filtran los costados menos glamorosos de la dureza, la desconfianza y el rechazo.

Quienes lo sufren igualmente lo aceptan, lo toman como un costo natural del hecho de no haber nacido “nativo” y hasta están dispuestos a sacrificar sus vidas de ser necesario.

Es de destacar la última escena hilarante de esta peli en la que el mismo director tiene que trasladar los restos (las cenizas) de su padre, de Suiza a Serbia y entre otras pequeñas disrupciones, las formalidades del caso le obligan a trasvasar los restos de su padre de una vasija a otra con medidas reglamentarias… y como esta no alcanza, el mismo queda divido en dos envases. Tremenda metáfora para lo que es la división del alma de quienes han de recurrir -por un motivo o por otro- a la aventura o desventura de migrar hacia otras tierras, con otras costumbres, diferentes comidas, otros idiomas y a la vez conservar el orgullo de origen y adoptar la nueva identidad, para poder sentirse uno con todo.

Quien escribe junto al director en el estreno en BAFICI 25

aEsta joyita de 78 minutos, producida por Suiza y Serbia se encuentra en la sección Competencia Oficial: Vanguardia y Género y se puede volver a ver el viernes 19 a las 11:50 y el domingo 21 a las 18:10 en el subsuelo del centro cultural del Teatro San Martín.

Adjuntamos los datos específicos, extraídos de la página del BAFICI para quien quiera saber más:

Guion / Screenplay: Luka Popadić, Katharina Bhend, Patrick Bürge

Dirección de fotografía / Cinematography: Gregory Bindschedler

Montaje / Editing: Katharina Bhend

Sonido / Sound: Elias Gamma

Música / Music: Yanick Herzog

Intérpretes / Cast: Saâd Dhif, Thuruban Tuchchathanan, Andrija Stojković, Luka Popadić

Producción / Producer: Aline Schmid, Adrian Blaser, Dragana Jovović, Stefan Ivančić, Ognjen Glavonic

Compañía productora / Production company: Beauvoir Films, Non-Aligned Films, Mouton, SRF, RTS

Persona de contacto / Contact : Beauvoir Films. Aline Schmid

Teléfono / Phone:41 7879 23122

E-mail(s):[email protected]

Página web de la compañía / Company website: https://beauvoirfilms.ch

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