POR JERÓNIMO CASCO
12 de ABRIL del 2024, 01.27 AM | UTC-GMT -3
"Okidoki". La nueva serie de Amazon Prime Video basada en la más que popular saga de videojuegos creada por Interplay en el año 1997 nos trae una refrescante y necesaria visión del apocalipsis. Estamos en la década de los 50s en Estados Unidos y la amenaza nuclear desconcierta a todo el país. La peor de las predicciones termina surgiendo efecto y la aniquilación comienza sin previo aviso: un reconocido cowboy moderno/actor de teatro y televisión llamado Cooper Howard (Walton Goggins) toma un trabajo como animador para un cumpleaños, y mientras están por prepararse para dejar el lugar junto a su pequeña hija, una bomba atómica cae a pocos kilómetros de donde están. Logran escapar, pero no es sólo una la que cae. Decenas caen por todos lados y la humanidad parece no tener escapatoria alguna.
Sólo nueve minutos bastan para entrar en el hipnotizante juego visual y narrativo que propone la serie. Corte a negro. “Doscientos diecinueve años después” dice el título, y nos encontramos ante la realidad de una sociedad que pudo esconderse en refugios subterráneos a tiempo antes de que todo explote (algo inquietantemente parecido a lo que están haciendo varios billonarios como Mark Zuckerberg o Jeff Bezos en la actualidad) y que conviven bajo leyes y reglas extremadamente esperanzadoras. Claro, no tienen idea de lo que sucede arriba más que la creencia de que la radiación los mataría en pocos minutos. En uno de estos refugios vive Lucy MacLean (Ella Purnell), una de las protagonistas de esta épica de ciencia ficción con toques de western, que junto a su padre y varias personas más pertenecen al Refugio 33.
Jonathan Nolan se coloca nuevamente detrás de cámaras como director de 3 de los 8 capítulos y también ejerce como productor ejecutivo tras su ¿fallido? paso por Westworld, introduciendo en este salvaje mundo distópico algunas de las reglas que caracterizaron a aquel grandioso show, como la extraña mezcla entre lo analógico del pasado y lo avanzado de un posible futuro. Un mundo devastado tempranamente por la guerra nuclear, como si el poder destructivo ocasionado por Oppenheimer hubiera tenido un mayor impacto.
En ese contexto entra una de las grandes protagonistas de Fallout, la corporación Vault-Tec. Una empresa “visionaria” que obtuvo contratos del gobierno federal para diseñar refugios que puedan proteger a la humanidad en caso de una destrucción masiva.
¿El colmo? Vaul-Tec ya sabía de antemano el horror que estaba a suceder y por eso decide lanzar una carrera por vender todos sus refugios en tiempo récord. Estos refugios prosperaron luego de la guerra nuclear, brindando paz y armonía entre sus residentes. La serie nos muestra lo ideal como algo aterrador, y en ese sentido va a tono con otra gran serie de Amazon como lo es The Boys, proponiendo un enfoque oscuro y a su vez sarcástico de las dinámicas personales y logísticas que supone administrar el negocio de lo humano. Tal como lo dice uno de los personajes en el capítulo 6, “Hollywood en el pasado. El futuro son los productos. Tu eres un producto, yo soy un producto.”
Pero el verdadero conflicto de la serie se desata cuando Lucy debe salir a la superficie para buscar a su padre que fue secuestrado por una banda de saqueadores que rinde culto a Moldaver, una científica de la era pre-guerra que logró sobrevivir todos esos años y se la considera una verdadera eminencia e influencia entre la reducida y alocada población de California. Tanto Lucy como Cooper Howard, el actor que se convirtió en un ghoul (seres humanos infectados severamente por la radiación) y que solo vive para conseguir los “viales” (un líquido que cura la infección que deriva en que te conviertas en un zombie desquiciado) que tanto le hacen falta. En el camino también se encontrarán con Maximus (Aaron Moten), un joven aspirante a ser un Caballero de Acero que termina siendo el ayudante de uno de ellos y por suerte del destino (o de la viveza) se hace de la preciada armadura.
Fallout es una historia de gente rota en un mundo roto. Un mundo en donde la humanidad tuvo la oportunidad de haber podido deshacerse de los males que supieron aniquilarla, pero que doscientos años después sigue sin haber aprendido nada de ello. “Todos quieren salvar al mundo, pero nadie se pone de acuerdo en cómo” dice Maximus, como si supiera que la esperanza ya no es ese algo al que se puedan aferrar. Interesantemente los hechos sucedidos entre la época pre-guerra y el presente van teniendo una relación cada vez más relevante a medida que se desarrolla la serie, sin darnos la información como si fuera un glosario. Es mediante flashbacks que se nos proporciona la información necesaria para poder responder las inquietudes que puedan surgir.
El camino de Lucy por recuperar a su padre termina desvaneciéndose entre los diferentes (y obvios) problemas y obstáculos que van surgiendo: desde toparse con el temible Cooper que la ve como mercadería para poder conseguir los viales, hasta pelear con criaturas submarinas que resultan ser antiguos seres humanos que mutaron. Claro, nada de eso estaba en los planes de la joven que se va endureciéndose a la fuerza frente a las posibles amenazas latentes. No es hasta los minutos finales en donde se revela cual fue el plan que involucró a personas que decidieron cual sería el fin de la humanidad en una reunión cual estilo empresarial: el fin del mundo no es más que un enorme negocio rentable. El giro de por si es bastante shockeante, y a pesar de que pudo haber sido previsto durante todo el desarrollo, no deja de helar la sangre sólo por su frialdad. ¿Adonde llegaríamos para salvar a los que más queremos?
CONCLUSIÓN:
“El acierto de Amazon en su nueva propuesta de ciencia ficción reside principalmente en el tono y el desarrollo de la historia. Lo que podría haber sido un drama serio que haga foco en las problemáticas políticas y sociales, termina siendo una sorprendente mirada cínica de cómo podríamos reaccionar ante las consecuencias de la aniquilación.
Salvaje, políticamente incorrecta y sumamente divertida, Fallout es un delirio de ciencia ficción y humor que gana por sus actuaciones, su impresionante puesta en escena, un endiablado guion que atrapa y unos hermosos efectos especiales que están a la altura de las circunstancias. Es como si Westworld y The Boys hayan tenido un hijo."
PUNTAJE: 8.2 de 10
¿DONDE SE PUEDE VER? EN AMAZON PRIME VIDEO
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