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Dunas: testigos mudos de una historia alucinante

Un planeta desértico es el territorio donde se abraza la epopeya que desplaza la lucha por el poder y sitúa la historia en una dimensión mística, esotérica y religiosa. La segunda parte de la obra maestra de Denis Villeneuve, Duna, inspirada en la novela de Frank Herbert lleva el espectáculo y la épica cinematográfica a otro nivel.

Un escalafón que, sin lugar a dudas, entronizará esta realización en todos y cada uno de sus visibles e invisibles detalles, una confección a la medida, un traje pret porter cuyos hilos tejen para el espectador una historia inmersiva en la ciencia y la ficción de lo imposible, ceñida también al llamado inevitable de la sangre.

Todos quieren el tesoro bajo las Dunas

Cuenta la obra de Herbert que El imperio galáctico, en el universo dominado por los hombres, depende de un componente, un producto generado por los colosales gusanos que viven bajo las arenas del planeta Arrakis.

La especie, como es conocida, es empleada como una inestimable sustancia que procura la longevidad, permite ver el futuro y facilita los viajes interestelares. Resulta que Arrakis, ese yermo punto de la galaxia, es un proveedor incomparable de un recurso psicoactivo y energético, capaz de enloquecer a sus invasores y al mismo Emperador, que de no ser por ese codiciado elemento, ya habrían abandonado su estéril superficie, dejándosela a sus moradores originales.

Los Fremens

Mucho antes que ese mundo fuese colonizado por los Atreides, una de las tantas Casas Familiares que pueblan la galaxia; y luego que aquella fuera eliminada por los Harkonnens; un orgulloso y aguerrido pueblo ya vivía en las arenas donde a decir de los condenados, Dios y el Diablo se resisten a pisar.

Los Fremens, como se describe en una historia anterior, representan la extrapolación extraterrestre de los Tuaregs, un pueblo nómada del desierto sahariano cuya sabiduría les permitió adaptarse y prevalecer en un medio profundamente inhóspito.A diferencia de aquellos, y desde la concepción de la ciencia ficción, los Fremen, desarrollaron una versátil tecnología para administrar hasta la última gota de sudor de sus cuerpos y reciclarla a través de sus trajes.

El extremo en la administración radical del agua, inclinó la conducta de los Fremen a reutilizar hasta el agua de sus propias lágrimas. Así de radical fue el predicamento aupado por el compulsivo ahorro del agua. Sin embargo, bajo enormes cavernas subterráneas, los Fremens custodian millones de litros que emplearán en el futuro, como parte de su visión, para regenerar la vida en su propio planeta.

Tamaña aridez, demanda un carácter blindado ante las carencias y revela, en el fondo, un misticismo que los mantiene unidos frente a la adversidad oculta tras las dunas y aquella otra procedente de otros planetas que persigue eliminarlos.

El Elegido

Paul Atreides, único sobreviviente de los primeros colonos espaciales e hijo del Señor de la Casa Atreides, el Duque Leto, asesinado por sus rivales Harkonnens, logra escapar con su madre y consigue cobijo por parte de los moradores del desierto.

Los Fremen, al principio, como lo revela la historia, lo acogen primero con reticencia, aunque luego, con el tiempo, comienzan a valorar el temple y el carácter del advenedizo, quien pronto deviene una suerte de guía espiritual, adorado por los gnósticos y admirado por los escépticos.

En medio de la complejidad de creencias enfrentadas, y pese a ser un forastero en las Dunas, Paul Atreides logra una poderosa ascendencia sobre sus anfitriones para liderarlos contra los invasores y el mismo Emperador Galáctico quién había promovido con antelación el descabezamiento de la familia de Atreides para anticiparse a una presunta insurgencia en su contra.

El poder detrás del poder

Y detrás de bastidores se tejen las conspiraciones que persiguen asegurar el poder sin escatimar los sacrificios que conlleva.

Una arcaica cofradía de mujeres, los Gene Gasserit , de quienes, la madre de Paul Atreides formaba parte, influyó sobre las jerarquías dominantes para imponerse a lo largo de los siglos y favorecer así el dictamen de los poderosos.

Estás mujeres organizadas dentro de una cofradía religiosa, es descrita, dentro del universo de Dunas, como una orden femenina, cuyos miembros siguen un condicionamiento físico y mental para obtener poderes y facultades que pueden parecer mágicas. Aunque en realidad son habilidades incomprensibles para el común que termina, tachándolas de brujas.

Sin embargo, a diferencia de aquellas, los poderes de las Gene Gasserit son meramente físicos y aumentados por alteración genética. La madre de Paul Atreides, Juliette, es ducha en tales prácticas. Su sólido entrenamiento le permite sobrevivir a la dura iniciación del pueblo de las Dunas, que la desafía a sustituir a La Madre del Desierto a través de la ingesta del veneno del gusano sagrado.

La exigente prueba la coloca al borde de la muerte, mas logra vencerla y desarrolla, con la ingesta del bebedizo, la premonición para anticiparse a los eventos que impulsarán el camino de su hijo hacia el poder.

La unión monolítica de todos los moradores del desierto para subvertir el orden impuesto por los invasores, fue el resultado de la tenaz y persuasiva tarea que emprende la madre de Paul Atreides, gracias a su ascendencia espiritual sobre los Fremens.

En la unión está la fuerza

Se repite en esta epopeya cinematográfica, un principio donde la ciencia y la ficción van de la mano gracias a la novela de Frank Harper: la premisa incuestionable de cómo el liderazgo en cualquier tiempo y circunstancia dependerá decisivamente de la unión de cualquier sociedad que pretenda garantizar el cambio radical del status quo como es el caso de regímenes tiránicos como el de los Harkonnens en el relato.

De cualquier modo, al margen de las consideraciones políticas exteriorizadas en esta seductora ficción, el tema de la resiliencia entre los moradores del desierto y su capacidad para enfrentar las adversidades propias de su hábitat y prevalecer, viene acompañado de la llegada de dos forasteros; cuyo arribo dará un giro decisivo a la historia.

La madre, procedente de una cofradía secreta de mujeres Bene Gesserit, cuya ascética las prepara para trascender el dolor y afirmarse detrás de los poderes transitorios, es una figura capital que abreva la ruta hacia el desenlace; y su hijo, el protagonista, lidera el terremoto social que precipita el cambio intempestivo del poder en un planeta donde solo las dunas permanecen impertérritas como testigos mudos de esta alucinante historia.

Pepe Mijares

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