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El fenómeno de los retratos de desastre asiáticos | A propósito del estreno de Sismo 9.5

Deep Impact (1999)

POR JERÓNIMO CASCO

8 de ABRIL del 2024, 21.02 PM | UTC-GMT -3

Así como en los 90s Hollywood intensificó la paranoia por el final de siglo con películas que vaticinaban el fin de la humanidad, en estos últimos años en Asia se está dando un fenómeno bastante parecido. ¿Sabrán algo que desde este lado del charco no conocemos o simplemente es una cuestión de perspectiva y/o audiencia? Es muy probable que todos recordemos a un joven Elijah Wood subiendo una montaña con una motocicleta para escapar del tsunami en Impacto Profundo (1999), a Tommy Lee Jones corriendo a contrarreloj para detener el avance de un volcán en pleno Los Angeles en Volcano (1997) o a Helen Hunt obsesionarse con “cazar” a un tornado en el clásico de culto Twister (1996). El avance en materia de efectos especiales proporcionó la suficiente cantidad de incentivo como para darle rienda suelta a la imaginación y jugar a ser científicos por un rato.

Con el estreno tardío (en China se estrenó hace dos años) de Sismo 9.5 en la Argentina este próximo jueves, la pregunta resurge: ¿de que sirven estas películas?¿cuál es el propósito?¿concientización para la población, mensaje a las autoridades? ¿Esperanza? ¿O solo quieren entregarnos un espectáculo visual? La película, que no logró resultar un verdadero hit en el país, nos pone en el medio de una situación desesperante luego de que un terremoto de magnitud 9.5 en la escala de Richter (una escala que llega hasta el 10) desata una catastrófica reacción en una planta química que si no se controla podría acabar con toda una ciudad.

Sismo 9.5

Con un presupuesto relativamente bajo, la cinta se enfoca en el drama y las relaciones humanas más que en la misma catástrofe que se vive alrededor, y lo hace con un enfoque bastante ambiguo: es melancólica y a su vez contiene un humor bastante extraño. Las secuencias de “acción” (se pone entre comillas ya que la acción como tal son explosiones en un estilo muy Michael Bay que no aportan mucho más que un ridículo slow motion con cientos de gritos y muertes) son pocas, y tanto el trabajo de cámara como los efectos especiales no logran estar a la altura.

Tiene un tono demasiado infantil al respecto, el guion es extremadamente soso y las actuaciones tienen un toque “americano” con el que simplemente no se puede conectar. Cuando un director decide que elementos serán los que definan a su película, debe hacerlo cuidadosamente y con cautela, ya que de lo contrario puede suceder esto. Esto no aplica para todas las películas de desastre asiáticas ya que existen varios ejemplos con diferentes acercamientos, como por ejemplo la surcoreana Sinkhole (2021), una película más “chica” en términos de grandiosidad pero mejor planteada, la recientemente galardonada en los Oscar Godzilla: Minus One o Pan-dola (2016), que tiene una premisa muy parecida a la película en cuestión del artículo pero que logra mantener mejor la tensión y “cinematográficamente” hablando es muchísimo mejor.

La impresionante Godzilla: Minus One impresionó hasta el mismísimo Christopher Nolan

¿Será que estamos en una era en donde el caos parece tan inevitable que, como opción, nos resguardamos en el cine para desviar nuestra mirada? Desde ese plano se puede entender lo propuesto por Adam McKay con su satírica Don´t Look Away en donde un decepcionado Leonardo DiCaprio trataba de advertirnos sobre un meteorito con dirección de impacto en la Tierra mientras todos miraban sus iPhone. En Sismo 9.5 el humor está enfocado en la inocencia y el día a día de un equipo de bomberos que deja la vida en cada rescate y misión, pero eso no aliviana lo que tienen que enfrentar.

Es más, deja en ridículo todo lo propuesto en una emocionante escena inicial (y algo convincente) que parecía establecer que estábamos ante una enorme disaster movie. Esta sensación a medida que pasan los minutos se disuelve por varios motivos:

  • La película tiene un pésimo montaje en donde los planos tardan 2 segundos sin un sentido aparente. Esto nos distrae y no nos sumerge en el verdadero terror de lo que padecen los personajes.
  • Los diálogos son aniñados y fuera de contexto, algo parecido a lo que sucede en películas como por ejemplo Godzilla vs. Kong, donde el factor humano está de relleno. En Sismo 9.5 el espacio para la interacción sirve justamente como una excusa para rellenar un vaso medio vacío.
  • El terremoto plantea inicialmente un escenario catastrófico: vamos, estamos hablando de un 9.5 en la escala de Richter. Sin embargo, la película salta de rescate en rescate y no prepara al espectador para un cataclismo o shock que termine de hacer efectivo ni siquiera a su propio planteo. No hay espectacularidad visual ni emoción genuina por parte del factor “humano”.

Dicho todo esto, hay que ser muy cuidadoso en cómo se encara una obra cinematográfica. Claro, de más está decir que existen obstáculos que se pueden tener durante todo el proceso, pero nunca hay que salirse de eje y dejar de ser fiel a lo que se quiere contar. ¿Es realmente esto lo que yo quiero transmitir? Con sus traspiés, larga vida a los retratos de desastres asiáticos.

Train to Busan (2016)

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