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Siempre el mismo día (2024) - La última joya de Netflix

Todos los días, un 15 de julio. Una especie de El día de la marmota que podría perfectamente estar camuflada dentro de El Show de Truman. Así empieza, se introduce, se desarrolla y termina una de las series más vistas en el último año dentro de la plataforma de streaming Netflix: Siempre el mismo día. ¿Podrías ser capaz de recordar cómo viviste un día en específico a lo largo de tus años de vida? Sí, siempre el mismo. Analizar año tras año qué hiciste, qué comiste, con qué gente compartiste las horas muertas y, quizás lo más esencial de todo, cuáles eran tus propósitos de vida en ese preciso momento. Suena loco pero podría no serlo tanto. Si realizásemos este mismo ejercicio con un día muy específico, el de tu cumpleaños, el día de Navidad, o quizás incluso mejor el de Año Nuevo (por el tema de que los propósitos los tendremos más frescos), ¿nos veríamos algo más capaces de intentar recordar qué fue lo que exactamente sucedió en ese gran día?

Si esta historia te suena de algo, no estás esquivocado/a. Pues el relato de la serie es una adaptación de la novela que David Nicholls ya publicó en 2009, convirtiéndose en un verdadero bestseller. Y más allá de eso, en 2011, Anne Hathaway y Jim Sturgees protagonizarían su versión cinematográfica, dirigida por Lone Scherfig, que lleva por título la misma que al serie, Siempre el mismo día o One day, dirigida en este caso por Molly Manners.

Siempre el mismo día (2024)

Esto es precisamente lo que les sucede a los protagonistas de esta preciosa historia: Dex y Emma, Emma y Dex. Bueno, quizás no sucede del todo así, no nos vamos a engañar. Ellos no saben nada de días, repeticiones ni vivencias que están siendo grabadas. Pero capítulo tras capítulo, nosotros asistimos a ver cómo cambia y evoluciona su vida siempre a través del mismo día. El 15 de julio de 1988 se corresponde con el primer capítulo de la temporada, y cada capítulo nuevo se suma un año más: 15 de julio de 1989 (capítulo 2), 15 de julio de 1990 (capítulo 3), 15 de julio de 1991 (capítulo 4), y un largo etcétera hasta llegar al decimocuarto, donde se marca el final de la serie. Teniendo en cuenta que cada entrega dura aproximadamente media hora, tenemos la serie vista en menos de lo que tardas en pedirte una pizza, esperar al rider, prepararte una copa de vino y devorar la serie (y la pizza también, claro).

Emma y Dex. Dex y Emma no se conocen hasta el 15 de julio de 1988. Lo hacen precisamente ese día en la fiesta de graduación de su universidad, a través de un raro encuentro que parece gestarse como el clásico flirteo entre música y alcohol, para acabar en casa de ella y arrepentirse a las pocas horas. Pero nada es lo que parece, y en esta ocasión es verdad. Su primer encuentro digamos que no es del todo sexual. Algo más parecido a una larga y curiosa conversación en la que los protagonistas debaten precisamente sobre sus ideas de vida, propósitos y planes de futuro, introduciendo así la temática que va a conducir el hilo argumental de la serie.

Ese 15 de julio de 1988 parecen hacerse amigos (o algo parecido) y se despiden con promesa de volverse a ver. Pero para sorpresa de los espectadores, el siguiente capítulo nos enseña su relación justo un año después, ese mismo día, para revelarnos la mecánica que conduce la serie y sobre todo, enseñarnos cuál es la relación de Emma y Dex pasado un año.

Temáticas y conflictos principales

A lo largo de los años, todos los 15 de julio somos testigos de cómo la vida y los intereses de los dos protagonistas van cambiando. Hay años en los que su camino es completamente distinto, lejano, llegando a parecer dos desconocidos. Otros capítulos que resumen precisamente un encuentro, unas vacaciones idílicas, una cena que parecía serlo y al final, no lo es tanto. Pero esta serie no nos cuenta una historia de amor, no tiene nada que ver. Sería más correcto definirla como una oda a los vínculos emocionales y afectivos, un espejo sobre las relaciones en tiempos modernos.

A través del reflejo en los años más importantes para el desarrollo de una persona, la madurez y la entrada a la vida adulta de Emma y Dex se va complicando por momentos, cuando las ideas que con 18 años tenían, se desdibujan hasta llegarse a perder. Igual que lo harán ellos mismos. ¿Soy la misma persona que cuando tenía diez años menos? ¿Qué pasa si no tengo nada que ver? ¿Podría volver atrás y deshacer lo que ya sucedió? Todas estas preguntas afloran de manera inevitable a lo largo de los catorce capítulos por los que los espectadores van conociendo a los personajes, al mismo tiempo en que ellos tratan de saber quiénes son.

Una gira de teatro (en la que conocemos la precariedad de oficio en su más puro estado) versus una lujosa vida paseando por las calles de Roma. O un trabajo a jornada completa en un cutre restaurante tipo tex-mex (precariedad laboral, una vez más) versus la vida de presentador exitoso lleno de focos (y mujeres). O mejor aún: una compleja relación familiar (desestructurada y azotada por una grave enfermedad) versus la rutinaria vida en la metrópolis de Londres sin rumbo fijo. Todos estos contrapuntos, que se presentan muy contrarios entre sí y al final no lo resultan tanto, son los hilos conductores de los primeros capítulos de Siempre el mismo día (2024). Las vidas de Dex y Emma son aparentemente distantes, y sus objetivos aún más, casi antagónicos. Y sin embargo, a pesar de la distancia o el foco vital, cada 15 de julio nos va mostrando su relación, la que permanece, buscan, o tratan de mantener.

¿Has tenido alguna vez una relación amistosa/afectiva/emocional (sea del tipo que sea) que se mantiene en el tiempo no sabes muy bien cómo? Que perdura a pesar de los años, aunque haya momentos en los que el hilo de la conexión parece estar a milímetros de romperse y desaparecer para siempre, pero luego vuelve, como si el hilo se hubiese convertido en una goma que se estira y se recoge dependiendo de tus (y sus) necesidades vitales. Esto es precisamente lo que siempre el mismo día viene a contarnos.

Son diversos los mecanismos narrativos elegidos para mantener la relación entre ambos protagonistas, dotando a la serie de una gran veracidad y sin caer en una falsa pero clásica promesa de la amistad por siempre y pase lo que pase. A través de correspondencia, mediante llamadas (y encuentros presenciales, no todo iba a ser online) la serie muestra infinidad de escenarios por los que cualquiera de los espectadores podría llegar a sentirse identificado. Y más allá de la relación de amistad, con tintas de romanticismo que parecen desdibujarse a medida que la trama avanza, el dolor de la familia desestructurada, las amistades olvidadas y la precariedad o el éxito del trabajo tormentoso se convierten en pilares fundamentales del relato, dotando a la serie de una profundidad inmejorable. A fin de cuentas, podría decirse que Siempre el mismo día (2024) es una bella aunque dolorosa metáfora sobre el valor de los cuidados, tanto amorosos y amistosos como familiares.

Estilo y forma

Sin embargo, cuando comiences a ver la serie, te darás cuenta rápidamente de que se trata de otra superproducción del estilo netflix (como si la cuantía de sus productos nos diera permiso para abrir un nuevo género cinematográfico/audiovisual). Pero cuidado. Ya que esto no la categoriza como algo de baja calidad ni superficial. No van por ahí los tiros. Si hay algo que tienen en común las series de este estilo es su capacidad para mantener al espectador pegado a la pantalla, sin quitar ojo, devorar el producto audiovisual en menos horas de lo que le ha costado a su creador solamente pensar la idea. —Cada vez que pienso en lo que se tarda en hacer una serie, y el tiempo que luego dura en pantalla, me recorre un escalofrío el cuerpo que grita casi en un ahogo un quizás no merezca tanto la penaaaaa… Pero rápido se me pasa, y sigo con mi vida—. Y esta lo cumple al pie de la letra. Debido a la veracidad del relato y de los sucesos por los que vemos atravesar a Dex y a Emma, la serie consigue hacerte sentir identificado con el conflicto de cada uno de ellos (aunque a ratos más con Emma que con Dex, claro está). Si a esto le sumamos la gran y recurrente elipsis temporal que se sucede de una entrega a otra, se construye el engranaje perfecto para que el espectador quiera hacer click en el siguiente episodio.

Cabe decir que a través del adjetivo recurrente se hace referencia a la estructura de la serie, al mismo salto temporal que coloca al espectador en un mismo lugar de lo que puede recibir al ver el próximo capítulo. Y mediante esta licencia que se toman los creadores, a nosotros solo nos queda pensar “¿qué habrá sido de ellos en el siguiente?”, con una congoja que rodea el cuerpo propio hasta poder hacer click para descubrirlo. Sin embargo, la forma en la que se estructura el argumento va variando de un capítulo a otro. A veces es la vivencia de Emma la que se cuenta primero, y luego se le sucede la de Dex, hasta que (y esto se repite casi por completo en todos los capítulos) en algún momento se relacionan, siguiendo las diferentes maneras de vinculación que se han comentado anteriormente. En otras ocasiones la de Dex va primero, haciendo que nunca sea lineal ni repetitiva. Eso sí, a nivel dramático, el éxito y el drama se reparten equitativamente. Hay otros capítulos, el 8 y el 9 concretamente, donde esta mecánica se rompe, exactamente en el mismo momento en el que los personajes parecen estar más rotos que nunca. Y con ellos, cada uno de nosotros al ver a Emma desconfigurarse por seguir trabajando en algo que no la hace completamente feliz y a su vez, ser parte de una relación sustentada por una infidelidad; y a Dex, fuera ya de las drogas y el alcohol, pero en una relaci´ón donde la validación externa y la aprobación de sus suegros no le deja seguir adelante.

Si bien a nivel argumental no tienen nada que ver, series como El tiempo que te doy y Si lo hubiera sabido (ambas disponibles también en Netflix) también presentan una construcción del relato algo similar y en relación al manejo de la unidad temporal.

El tiempo que te doy

La primera de ellas, El tiempo que te doy, protagonizada por Nadia de Santiago y Álvaro Cervantes, se presenta en 10 capítulos, que a su vez también tienen una duración de exactamente 10 minutos. ¿Qué es lo interesante de esta propuesta? Bien, que partiendo de una relación acabada entre los protagonistas, cada capítulo muestra 11 minutos de sus vidas, siguiendo una misma mecánica: en el primer capítulo se suceden 9 minutos de cuando la relación iba viento en popa y todo eran alegrías y buenos momentos, y 1 minuto de cuando la relación ya está acabada. En el segundo, serán 8 minutos de buena relación y 2 de cuando ya está rota. 7 y 3 en el tercer capítulo. Hasta llegar al décimo, en el que solo se muestra un minuto de cuando todavía estaban juntos y un total de 9 de cuando ya lo han dejado. Como véis, el tiempo se convierte en la mecánica de la historia, de alguna manera y salvando las distancias, tal y como sucede en Siempre el mismo día (2024).

Si lo hubiera sabido

La segunda no se relaciona tanto por su parecido en cuanto a la estructura formal, si no por el propio uso del tiempo a nivel argumental. Si lo hubiera sabido cuenta la historia de Emma (Megan Montaner) una joven treintañera que cansada e infeliz en su matrimonio desearía echar el tiempo atrás y no haberse casado. ¿Conocéis ese dicho de que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer? Es precisamente de lo que habla esta serie. Pues en una noche de eclipse lunar, a Emma le ofrecen realizar su sueño y volver diez años atrás, acepta y nada vuelve a ser como antes. El tiempo genera la estructura de la serie, tal y como lo hace en esta que acabamos de reseñar y comparte a su vez la importancia sobre las decisiones y el modo de vida que queremos llevar, aunque en este caso, la protagonista adquiere una consciencia superior sobre el cambio temporal que obviamente Dex y Emma no tienen.

Pero antes de introducirnos en posibles spoilers (y nada deseados), será mejor no seguir destripando la serie y dejar que la veáis vosotros mismos. Disponible en Netflix.

Nahia Sillero.

P.D. Artículo de comparación entre la película y la serie: https://www.glamour.mx/articulos/one-day-serie-de-netflix-diferencias-que-tiene-con-la-pelicula

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