Lo fugaz de la existencia en 'El Espejo', la obra maestra de Andrei Tarkovsky

POR JERÓNIMO CASCO

4 de ABRIL del 2024, 12.59 PM | UTC-GMT -3

Lo fugaz de la existencia en 'El Espejo', la obra maestra de Andrei Tarkovsky

En mi temprana adultez comencé a interesarme por un tipo de cine bastante alejado al mainstream. No lo hice para considerarme “cinéfilo”, sino más bien porque con el paso de los años entendí que toda obra debe ser vista, sin discriminar género, enfoque o artista. Todo sirve para nutrirse de la expresión cinematográfica como experiencia, y así tratar de comprender cuáles son las ambiciones de los cineastas a la hora de adentrarse en un proyecto.

Puede ser por dinero, por fama, por reconocimiento…pero también puede ser por una necesidad interna completamente inherente a la voz. ¿Que quieren o intentan decirme con sus obras? Así es como en un breve momento de investigación conocí el nombre de Andrei Tarkovsky, artista y poeta del cine ruso que un día como hoy cumpliría 92 años. Andrei falleció hace casi 40 años y cuando tenía poco más de 50, con algunas teorías a su alrededor que rumoreaban en su momento que el cineasta había sido asesinado por la KGB (antigua agencia de inteligencia y policía secreta de la Unión Soviética) y también que puede haber contraído cáncer en el peligroso rodaje de Stalker (1979).

Nada de esto importa, por lo menos no para este artículo, ya que estamos para honrar la obra de un realizador que cambió mi percepción (y seguro la de muchos/as también) del séptimo arte para siempre, acercándome a la idea de que el tiempo es el que determina el montaje y no el montajista, que las imágenes pueden ser tan poderosas como su propio mensaje, y que en la cotidianeidad se puede encontrar la verdadera magia. Fue a partir de este inesperado pero revelador descubrimiento que comencé a ver la vida de otra manera: más enfocado en los detalles, en la belleza del día a día…fluyendo con el tiempo, esculpiéndome con el tiempo.

Pero una obra en particular fue la que despertó algo en mí que hasta ese momento estaba dormido, congelado. Una obra tan personal y apasionadamente construida que trasciende todas las barreras y fronteras que puedan existir. Una película que roza lo experimental para transformarse en una verdadera oda a lo fugaz de nuestra existencia. ‘El Espejo’ -o ‘Zerkalo’ su título original- fue quizás el proyecto más placentero de concretar y peligroso de terminar para el director ruso: una poesía audiovisual marcada por las memorias y recuerdos de su infancia/adolescencia que, sin una narrativa propiamente dicha, narra los pormenores y dificultades que atraviesa una madre al criar a sus hijos.

El cine, en mi opinión, es el arte con el mayor poder de dejarnos una impresión que puede prolongarse hasta el resto de nuestras vidas, aún cuando haya muchas películas que se desvanezcan de nuestra memoria instantáneamente. ‘El Espejo’ no es una película convencional ni se puede encerrar en un género. Nada de lo que te digan o comenten sobre ella terminará por convencerte de verla, ¿una historia no lineal sobre una madre que cuida a sus hijos con momentos de fantasía en el medio? Claro, esa definición suena bastante burda y hasta vaga. Pero la quinta película del director es mucho más que eso: significó dejar su alma al descubierto y hacernos parte de su vida, tal como él la veía.

En ella juega como nunca lo hizo en otra de sus obras no sólo con la narrativa, sino con la estética y la propia creencia que tenemos sobre lo que debería significar el cine. Si el director creía que la escena debía filmarse/editarse en blanco y negro, lo hacía. ¿Cuál era el propósito? A diferencia de lo que por ejemplo Nolan hizo con Oppenheimer o Lanthimos con Pobres Criaturas (por poner dos ejemplos recientes), Tarkovsky introduce la “falta de color” porque lo sentía: no debía ni quería explicarle a su audiencia el porqué.

Pero nunca fue por capricho. Como él decía: “mis películas las entienden mejor los niños que los adultos”. Y quizás era eso, Tarkovsky fue un viajero del tiempo que supo captar la nostalgia y la melancolía como ningún otro, mostrándonos en imágenes historias que, por más que no tracen un paralelismo con nuestras vidas, podemos sentirlas como propias de alguna manera.

LEE MÁS RELACIONADO:

• La (no tan) poética vida de ANDREI TARKOVSKY fue lo que definió su forma de ver el cine
• LEE CHANG-DONG: Reflejos de moralidad según el poeta surcoreano
• Un Viaje a la Cabeza de DAVID LYNCH
• Seis cineastas que le hacen justicia al legado de STANLEY KUBRICK
• Introducción al cine de TERRENCE MALICK

Si te gustó este artículo recordar darle 👉 ME GUSTA, ponerlo en tus FAVORITOS, COMENTAR 🗣️ , y SEGUIRNOS para más contenido de cine y series 📽️