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Lee Chang-dong: Reflejos de moralidad según el poeta surcoreano

POR JERÓNIMO CASCO

1 de ABRIL del 2024, 17.07 PM | UTC-GMT -3

Existen voces escondidas, casi desconocidas para la gran mayoría. Uno de los mayores placeres que nos puede dar el arte cinematográfico (y me animo a generalizar, puede pasar en todas las artes) es el de creer que lo habíamos visto todo hasta que descubrimos algo que nos da un giro completo en nuestra percepción sobre cuáles son los límites y la riqueza cultural que se puede encontrar.

El nombre de Lee Chang-dong, director surcoreano que hoy cumple 70 años, puede resultar de los más desconocidos para aquellos que recién se adentran en el mundo de la cinefilia o que frecuentan de vez en cuando qué nombres pueden resultar ser de su interés. Pero claro, también nos encontramos ante un nuevo universo cultural construido en Corea del Sur hace, relativamente, poco tiempo. No fue hasta finales de siglo pasado/principios del nuevo que distintas voces emergieron de una revolucionaria jugada por parte del gobierno del país asiático que promovía elevar las distintas artes en pos de ser mundialmente reconocidas.

Así surgieron nombres como el mejor representante del thriller moderno en su país Park Chan-Wook (creador de Oldboy The Handmaiden y Decision to Leave entre varias obras maestras), el maestro en mezclar géneros Bong Joon Hoo (ganador absoluto en una de las últimas ediciones de los Oscar con su genial Parasite), el experimental e irrepetible Hong Sang-soo y por supuesto, el protagonista de este artículo en el que trataremos de indagar cuáles son las

Tratar de descifrar adonde quiere llegar y que es exactamente lo que quiere provocar Chang-dong con sus películas es el equivalente a meterse en el más complicado de los laberintos: un enigma imposible de resolver. Pero Chang-dong inteligentemente integra todos los oscuros elementos que describen la situación que atraviesa su país natal en los últimos cincuenta de una manera tan orgánica y sutil que es casi imperceptible reconocerla.

¿Como lo hace? ¿Como podemos dar cuenta de ello? Este proceso de conjugar todo aquello que le aqueja en forma de propaganda y denuncia es algo que muchos países deberían aprender. Digo países porque estamos ante una forma sistemática que tienen muchas culturas por hacer eco de las injusticias y reclamos a través del cine, pero terminan quedando expuestas por su sentido de individualismo o subjetividad que generan una no-conección en mi opinión.

La sobreexposición solo genera más choque, pero al contrario de esto Chang-dong suelta su opinión (o posición en tal caso), dejando que "caiga" y se integre de alguna manera a sus relatos. Veamos algunos ejemplos en sus películas para entender cómo el director mezcla drama, fantasía, misterio y thriller, para el final dejarnos una reflexión sobre cuáles son los temas sobre su cultura que le inquietan y preocupan:

Peppermint Candy (1999)

Su segunda y primer gran película, Peppeermint Candy (1999), nos pone en la mesa una historia sumamente cruda y emocionante. ¿Tu piensas que la vida es hermosa? Esta es una de las primeras líneas de Young-ho, un hombre de mediana edad en crisis que termina quitándose la vida en las vías del tren tras una reunión con sus amigos de toda la vida. El porqué de su inminente suicidio es el gran interrogante que también sirve como eje del relato: por medio de seis capítulos en su vida vemos en retrospectiva los motivos que terminaron llevando a este hombre a tal decisión.

Filmada con una notoria y temprana maestría, este inusual thriller fue estrenado en una época sumamente importante para la ascendente oleada cultural del país, que sirvió como contraparte de la actualidad que se vivía (y sigue viviendo) en aquellos tiempos. La batalla de Yeongpyeong que chocó fuertemente las dos Coreas en 1999, y que tuvo en sus años anteriores una tensión in crescendo (mismo año del estreno de la película) pudo haber sido una de las inspiraciones del director. ¿Que hacemos cuando perdemos toda esperanza?

Oasis (2002)

En Oasis (2002) el tópico subyacente pero aún así presente desde los primeros segundos de la película es la victimización sexual de la mujer, algo que perturba tanto a extranjeros como a los mismos ciudadanos del país asiático debido a los altos niveles de alcoholismo y los miedos femeninos ante un sistema de gobierno sumamente machista. En el caso de Oasis la historia es sumamente controversial pero Chang-dong la retrata con belleza: Jong-du es un hombre que tras salir de prisión por un crimen que cometió de manera involuntaria establece (a modo de venganza podría decirse) una relación con Gong-ju, una joven con parálisis cerebral que pertenece a la familia de la persona que Jong-du asesinó.

Ambos son abusados y utilizados por sus familias como si todo fuera parte de una horrible broma. ¿Qué lugar queda para estos dos en un mundo tan despiadadamente cruel? ¿Qué es realmente eso que llamamos "normalidad"? La película invita a reflexionar sobre cosas que damos por sentado y que tampoco nos atrevemos a juzgar o criticarnos de nosotros mismos.

Poetry (2010)

Siguiendo con la temática de la victimización sexual, Chang.dong desvía el ángulo para centrarse en la tercera edad con su (nunca mejor dicho) poética Poetry: la historia de una mujer de unos sesenta años diagnosticada con Alzheimer que decide tomar un curso de poesía antes de que la enfermedad la consuma, y que a su vez se ve destrozada por un feroz crimen familiar. Inspirado por un caso real que conmocionó a Corea a mediados de los 2000s, el director por primera vez hace uso de la magia de lo cotidiano como parámetro para calificar a la película.

Poetry no es una película fácil de recomendar debido a la quietud que presenta, algo que se repetiría ocho años más tarde con su (hasta el momento) última película. Nada parece suceder en su retrato de la empatía y la condición humana según este maestro que refleja la moralidad como nadie.

Burning (2018)

En Burning (2018), su última y más aclamada obra maestra, el director nos cuenta la historia de un joven aspirante a escritor llamado Jong-su, que tras un inesperado reencuentro con una antigua vecina y su misteriosa posterior desaparición, decide centrarse en la inquietante figura de Ben (un millonario amigo de la vecina interpretado por un gran Steven Yeun) como principal sospechoso de la misma.

La película más allá de sus atributos como metáfora de la soledad sirve también como ejemplo de la situación que atraviesan miles de jóvenes adultos en su eterna búsqueda de un futuro en el país, conformándose con el aislamiento como forma de vida y con una salud mental como física en deterioro, algo que en la cinta es visto a través de los ojos de una persona que inmediatamente después de perder los pocos lazos que tenía se lanza a investigar que pudo haber pasado.


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