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EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS Y EL COMPLEJO DEL SALVADOR EXTERNO.

Spoilers
Reparto de la adaptación de Netflix

El pasado 21 de marzo, se estrenó en Netflix la mas reciente adaptación de El problema de los tres cuerpos, serie de ocho episodios que engloba la totalidad de la primer novela de la aclamada trilogía Historia del pasado de la Tierra, escrita por Liu Cixin, ingeniero y escritor chino. La obra de Cixin ya había sido adaptada en su país de origen en 2023, adaptación mas fiel al ritmo lento y profundo de la obra original y, dato no menor, con un reparto completamente chino, a diferencia de la producción de Benioff y Weiss que cuenta con mas de la mitad del cast occidental y gran parte de la acción se desarrolla en Londres. Estos cambios pueden resultar abruptos o arbitrarios, pero también necesarios para una historia que se pretende universal pero intenta capturar y atraer al público occidental.

Entre los múltiples dilemas que se nos presenta en la serie, muchos de naturaleza científica y que han sido ampliamente simplificados para el público no especializado, hay uno que me interesa destacar y que es el que mas me interpelo; el complejo del salvador externo. De mas está decir que este análisis cuenta con SPOILERS de calibre grueso. Vamos allá.

En la década del 60, la astrofísica Ye Wenjie decide que la humanidad ha llegado a un punto culmine de su evolución social y que no hay forma de construir un mundo mas justo y humano, un lugar donde su padre no hubiera sido brutalmente ejecutado solamente por priorizar la ciencia por sobre la causa nacional. Desde el dolor y la desolación, la mujer decide que el ser humano es una especia sin remedio cuyo único destino es el de destruir eventualmente su propio hábitat y que la única salida es abdicar de nuestros derechos naturales que nos sitúan como especie dominante del planeta. Por esa razón, ella contacta a una raza extraterrestre y entabla con ellos una relación de Esclavo-Amo, Ye Wenjie es la primer colaboradora en una inminente invasión planetaria.

He aquí el dilema existencial en el que nos sumerge la obra, o por lo menos uno de ellos. ¿Somos capaces de evolucionar al punto de priorizar realmente nuestra propia supervivencia? Toda evidencia parece indicar lo contrario; las voces que denuncian el calentamiento global y el cambio climático son puestas en el lugar de feroces opositores al progreso tecnológico y económico, los regímenes que atentan contra los derechos humanos son justificados o relativizados ante la seguridad nacional, mientras unos pocos se enriquecen cada vez, miles de millones viven en la mas absoluta pobreza. No es difícil empatizar con la postura de Ye Wenjie, los problemas de nuestro mundo son tan vastos y complejos que difícilmente vemos una alternativa.

Los trisolarianos son una raza mucho mas avanzada tecnológicamente pero condenada a la extinción constante debido a su posición orbital en relación a sus tres soles, son perfectamente capaces de someter a la humanidad a la esclavitud sin demasiada oposición, pero también tienen la capacidad de resolver los problemas energéticos y climáticos que asolan a la Tierra. ¿Deberíamos entonces darle el timón del barco a alguien que puede llevarlo a buen puerto? ¿O es mejor dejarlo en nuestras inexpertas manos y hundirnos con él?

Aunque parezca un dilema ajeno a nuestras realidades, no lo es en absoluto, es uno que afrontamos día a día en todas partes del mundo pero principalmente en los llamados países en vía de desarrollo. Sudamérica, África y Asia están familiarizados con este problema debido a que lo enfrentan desde hace cientos de años. La invasión extraterrestre no es otra cosa que una forma de colonialismo con trisoliaranos en lugar de europeos o norteamericanos, los países del tercer mundo siempre han lidiado con salvadores externos, y muchas veces estos han sido convocados por nuestros propios Ye Wenjies que al igual que el personaje abdicaron de nuestras propias capacidades para hacernos cargo de nuestros problemas. Es una relación mas conocida en estas partes del mundo y no es una que puede darse por saldada tan fácilmente.

Si algo ha permitido la ficción especulativa es imaginar un escenario en el que el mundo auné sus esfuerzos y recursos para un solo propósito global, que en definitiva es el camino que el autor decidió tomar; evitar que los trisolarianos lleguen a la Tierra y sometan a la humanidad. Reclamar para sí mismos la posibilidad de seguir existiendo, resolver eventualmente nuestros problemas o morir en nuestra ley intentándolo. Como espectador no pude evitar sentirme interpelado, sobretodo en esos días en que uno quiere renunciar a vivir en este mundo, dada la posibilidad, ¿lo haría?

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