Contar para no olvidar: tres películas para preservar la memoria

Las historias habitan en nosotros desde que tenemos memoria. La memoria se alimenta constantemente de historias. Y es que la forma de preservarla es contando. En un tiempo se contaba alrededor de la fogata. Desde hace más de un siglo existe una forma más de hacerlo: el cine.

Hoy se cumplen 48 años del Golpe de Estado perpetrado el 24 de marzo de 1976. Fue la fecha que dio inicio a la última dictadura argentina, conocida también como Proceso de Reorganización Nacional. Un período de terror estatal que duró cerca de siete años y que dejó un mínimo de 30000 personas desaparecidas a causa de una maquinaria de terror estatal.

El recordatorio de aquel hecho es algo que va más allá de cualquier partidismo; es un esfuerzo constante para combatir el olvido de algo tan terrible que no puede volver a suceder. Muchas películas abordaron el hecho desde diferentes narrativas, algunas con más éxito que otras. Pero lo cierto es que es algo que atraviesa toda la cinematografía argentina reciente. Acá se repasarán sólo 3 de entre una multitud de obras.

La historia oficial (1985), de Luis Puenzo:

Tal vez sea la película más obvia en cualquiera de estas listas, pero no por eso la menos importante. Y es que la valentía que hay detrás de su filmación es loable de por sí: comenzó a ser grabada en 1983, mientras los días finales de la última dictadura corrían y las amenazas contra el equipo de rodaje podían hacerse realidad.

Norma Aleandro y Hector Alterio, bajo la dirección de un joven Luis Puenzo interpretan una de las tantas terribles facetas que ocurrieron en ese periodo: la apropiación de bebés. Estos nacían en centros clandestinos, hijos e hijas de gente detenida, y eran “adoptados” forzada e injustamente por familias de militares o allegados a ellos.

La madre adoptiva de una de aquellas bebas —ya algo crecida— comienza a sospechar de la verdadera identidad de su hija. Así, va de diálogo en diálogo, de lugar en lugar, en un viaje en el que va hilando la memoria y la verdad.

Fue la primera película argentina ganadora de un Oscar. Y quitando la relevancia de los premios, fue una de las primeras cintas que se animó a contar lo incontable de uno de los más nefastos legados de ese período.

Está disponible en Netflix.

La larga noche de Francisco Sanctis, de Francisco Márquez y Andrea Testa (2016):

Contar el horror. Eso logra hacer la película basada en la novela homónima de Humberto Costantini. Este escritor se había exiliado en México en 1976 y allí siguió con su carrera literaria hasta su retorno a Argentina al volver la democracia. Entre sus obras figura De dioses, hombrecitos y policías, el cual obtuvo el Premio Casa de las Américas y por la cual dijo Julio Cortázar “me encanta lo que Humberto Costantini hace y tengo mucha confianza en su trabajo. Para mi él es un escritor muy importante”.

El libro fue publicado en 1984 y la cinta que lo adaptó se hizo en el 2016. Esta narra la historia de un hombre de clase media que se mantenía lo más indiferente y discreto posible frente al terrible contexto. Sin embargo, un día recibe de una vieja amiga una información clave: una pareja sería buscada y desaparecida por los militares la siguiente noche.

Francisco Sanctis se enfrenta a un dilema: ¿permanecer indiferente y seguro en las sombras? ¿o ayudar activamente a dicha pareja, sin importar las consecuencias?

Los recursos artísticos usados en la breve duración de 1 hora y 20 minutos son explotados al máximo para transmitir la atmósfera vista a través del protagonista. En el proceso de su decisión la Buenos Aires de esa época es retratada de la forma más cruenta, envuelta en tensión, en paranoia, en oscuridad. Tal vez una de las mejores descripciones de cómo se sentía el horror de la última dictadura militar.

Está disponible en cine.ar

Argentina, 1985 (2022), de Santiago Mitre:

Una película que recrea un momento histórico a nivel internacional: un juicio por delitos de lesa humanidad, más tarde conocido como Juicio a las Juntas. Crímenes que fueron cometidos durante lo que se conoció como el Proceso de reorganización nacional, o La última dictadura argentina.

En forma de un thriller político-judicial, ambientado pocos años después de aquella época oscura, se repasó aquel momento mediante un guión co-escrito por Mitre y Llinás, el cual maneja con maestría y organicidad diferentes tonos. En las más de dos horas de duración pasa no solo por la obvia tragedia, sino también por lo humorístico y por la acción de los personajes.

A la vez, la puesta en escena tanto de interiores y exteriores como el vestuario nos trasladan a esos años y fascina el nivel de detalle investigado y puesto en pantalla así como el nivel de la dirección de fotografía de Javier Juliá.Por otro lado las interpretaciones logran transmitir la dinámica familiar de los personajes y lo complejo de la coyuntura

Una película que reitera la importancia de la memoria histórica y nacional para que hechos tan atroces no se repitan más. Una película que logra rescatarla a través de testimonios que vivieron atrocidades y que vivieron para contarlas. Una película que hace de la justicia un grito que dice “nunca más”.

Está disponible en Amazon Prime.

Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Indie Hoy, Peliplat y Erramundos.

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