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¿Que está pasando con el INCAA? Una opinión neutra al respecto

POR JERÓNIMO CASCO

19 de MARZO del 2024, 15.34 PM | UTC-GMT -3

¿Que está pasando con el INCAA? Una opinión neutra al respecto

Mezclar cine y política en un debate o charla no siempre termina resultando bien. Si bien tengo la noción de que el cine puede ser político en varios de sus aspectos, también tengo la determinación de que el cine definitivamente NO ES POLÍTICA. Es un arte por el cual se pueden expresar opiniones políticas y que puede servir para denunciar cualquier injusticia que se quiera hacer visible a los ojos de los demás, pero son dos cosas totalmente diferentes.

Si bien tengo una clara postura en relación a lo que sucede hoy en día con el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), soy totalmente objetivo al respecto y me declino por enamorarme por algunos de las posiciones extremas que pretenden las posiciones de los partidos políticos implantar en el colectivo social. En pocas palabras, no soy ningún ciudadano fanático que se inclina por la derecha o a la izquierda, o a cualquier otro movimiento.

Dicho esto, como objeto de individuo que prefiere mostrar un poco las dos caras de la misma moneda (digo dos porque actual y lamentablemente Argentina se encuentra dividida por su grieta más profunda) me parece más que relevante analizar los datos arrojados por dichas investigaciones sobre qué es lo que hace el INCAA, cómo se maneja y que influencia tiene en la cultura del cine.

Juan Domingo Perón

El INCAA nació en el año 1947. Es determinante concentrarse en el año de la creación de este instituto ya que es un punto en la línea temporal en el auge del “peronismo” en la República Argentina. Si bien existe un fuerte historial de acompañamiento a la cultura cinematográfica tanto económica como creativamente, con los años la idea de que la financiación al cine dependía (casi) en un 100% del aporte del Estado o de diferentes entes públicos se fue afianzando.

Si algo aprendí a lo largo de todos estos años es que nada es gratis. Si, trillado. Si, modernamente repetitivo. Pero si, también real. Incentivar a las distintas voces que el séptimo arte puede ir generando a lo largo de las generaciones no debe ir estrictamente relacionado con la presencia que el gobierno de turno pueda tener.

Pero, a modo de argumentar mi posición como neutro, puedo confirmar que no todas fueron, son ni serán pálidas. La década de los 40s fue el inicio de la consolidación del cine argentino tanto en el panorama nacional como internacional, con nombres como el polifacético Carlos Schlieper abordando comedia y fantasía con una asombrosa maestría, Carlos Hugo Christensen y la implementación del famoso noir "angelino" en tierras bonaerenses como lo hizo en ‘La Muerte en camina la lluvia’ (1948), o el inminente ascenso de Armando Bo, prolífico actor que sería de los más relevantes para el cine moderno en el país.

Armando Bo e Isabel Sarli en Fiebre, una de las tantas películas de alto voltaje sexual en la filmografía de la icónica actriz

A todo esta revolución del arte se le sumaron hechos sumamente significativos para la historia del país, como la implementación del voto femenino en las elecciones presidenciales en el mismo año de la creación del INCAA, la creación de créditos hipotecarios durante el Plan Quinquenal, el fomento a la producción nacional con la creación de la Fábrica Militar de Aviones, sólo por nombrar algunos.

Pero, nuevamente, todo esto se vuelve completamente ineficaz en un país sumido por la crecida de la pobreza cuando el gasto supera al presupuesto. Por poner un ejemplo, en el 2023 el INCAA tuvo un déficit de 4 mil millones de pesos, con 16 mil millones de pesos en gastos e ingresos alrededor de los 12 mil millones. Este número podría ser tranquilamente uno que afectaría a una productora privada, pero este riesgo se reduciría a los directivos e integrantes de dicho lugar. Con números tan altos en el déficit, esto es algo que abarca a toda una sociedad, aumentando inevitablemente impuestos y provocando una inestabilidad económica que no es necesaria en la actualidad.

El cine argentino jamás dejará de ser prestigioso, importante y atractivo para el mundo. Tenemos relatos salvajes de la sociedad, psicópatas disfrazados de ángeles, estafadores que se estafan entre ellos, historias épicas de amores no correspondidos y un sinfín de posibilidades por explorar que jamás dejarán de ser contadas.

El INCAA no debe ser aniquilado ni tampoco los institutos de archivo cinematográfico, como los centros educativos. Pero el archivo mata relato, y hay algo que se debe hacer al respecto.


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