Oppenheimer y el uso del conocimiento alcanzado

La naturaleza humana y las implicaciones morales (ética) en el desarrollo científico, son los grandes temas que aborda esta película, dirigida por Christopher Nolan, identificado como el cultor de un cine a la “vieja usanza” por recurrir al viejo y querido celuloide y defender las proyecciones en sala, así como por su talento sobresaliente que se destaca en este film a través de una travesía cinematográfica por la mente del científico J. Robert Oppenheimer para crear esta obra maestra, narrativa del impacto de los actos de este científico en la histórica creación del arma de destrucción masiva más poderosa que se haya creado en nuestra civilización: la bomba atómica.

Este enfoque filosófico, que desvela la ética en el desarrollo científico y que este Director desplaya como hilo conductor en todo el contenido de este film, le agrega una capa más profunda a su narrativa cinematográfica, elevándola a un nivel superior caracterizado por varios arcos o partes vinculadas a los géneros biográfico, histórico, científico, bélico o antibélico, según se mire y drama judicial. Así, en la primera parte el film se enfoca en la invención de la bomba atómica y la segunda en el escarnio político de juicio amañado sobre el científico. Esta variación y multiplicidad de géneros es emanada del excelente guion, lo que permite un disfrute distintivo a manera de dos películas superpuestas.

Sobre estos fundamentos el espectador es sumergido a constantes vaivenes emocionales, que reflejan la agitada mente del enigmático científico como figura prominente del siglo XX, producto de la habilidad creativa del Director Nolan, al yuxtaponer líneas temporales que van desde recuerdos de la infancia del controvertido científico hasta los tiempos de la II GM, conduciendo al espectador a las décadas 1940 – 1950 con una autenticidad impresionante, reflejando los detalles mínimos de los hechos y circunstancias acaecidos, que van desde conversaciones clandestinas hasta los laboratorios secretos, haciendo un pliegue temporal: en la primera década el protagonista es el héroe que persigue su cometido y victoria, y en la segunda década es señalado como sospechoso traidor a la patria, ambas caras de una misma moneda, lo que asoma la característica estructura dual del cine de este Director, que le permite modelar, en este caso, épocas históricas y científicas, mediante un ordenamiento temporal entre estos dos bloques a medida que el relato avanza y con recursos de flashbacks, flashforwards, blanco, negro y color, así como la multiplicidad de géneros narrativos empleados para marcar la diferencia de las partes implicadas y conformar una puesta en escena extraordinaria, que contribuye a la inmersión total en la historia y psique del protagonista, haciendo gala evidente de la exquisita dirección con que Nolan impregnó su obra.

Las actuaciones son intachables para lograr éxito cinematográfico, y la interpretación magistral de Cillian Murphy es la columna vertebral de este film, pues logró encapsular la dualidad del personaje Oppenheimer, caracterizando su genialidad y dilemas, y además, reflejando la constante lucha interna que acoso la vida del excepcional científico.

Ver y profundizar esta película es obligatorio, menester sin duda alguna, porque en el avance del conocimiento todos, como seres humanos, somos piezas partícipes por mínimas que sean, ya sea conectadas con observación, pensamiento, acción, formando parte del engranaje evolutivo; y contar con esta obra de arte cinematográfica como acopio de vicisitudes y legado del autor de un hecho histórico tan trascendental como la creación de la bomba atómica, es una oportunidad que nos hace reflexionar sobre esa cuota de corresponsabilidad generacional en el uso del conocimiento alcanzado y en la condición humana frente al desarrollo científico, aportando una mirada autocritica que aún está en el cine norteamericano como rasgo que lo autoxigena; lo que encumbra al film Oppenheimer, lo hace salir airoso y merecedor de muchos reconocimientos y premios.

Iyoleisa Román Isturiz