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Zona de Interés: Está en todos nosotros

En 1947, el “animal de Auschwitz” es ejecutado por ahorcamiento a solo unos metros de la cámara de gas de Auschwitz I, Polonia. Durante los Procesos de Nuremberg, Rudolf Höss le dejó bien claro al tribunal que sus manos no estaban manchadas de la sangre del más de millón de judíos que fueron gaseados bajo su mando. Murió arrepentido, pero sin admitir culpa: “solamente seguía órdenes”.

The tragic yet hopeful story of the Commandant of Auschwitz

Nazi desde los 21, rostro del Holocausto, esposo luchador y padre ejemplar: es el hombre de interés de Jonathan Glazer. Lo es porque no le significan mucho al director de la cerebral “Under the skin” ("Bajo la piel", 2013) las convenciones narrativas tradicionales. A dejar de lado los primeros planos, la música extradiegética dramática o siquiera los arcos de desarrollo. A Glazer lo que le interesa es la maldad que puede desarrollarse en un humano cualquiera, con las condiciones apropiadas. Sobre todo, la maldad que se mantiene furtiva en nuestro día a día, encerrada en nuestras cuatro paredes con nosotros, y que sale a relucir cuanto menos lo esperamos: la maldad de la indiferencia.

The Zone of Interest | The Definitive Explanation - Colossus

Lo más inquietante del estudio de caso de Rudolf Höss, realizado por medio de episodios cotidianos tranquilos en un idílico jardín hermético donde solamente podemos escuchar las atrocidades que ocurren del otro lado del muro, es cómo se enfatiza en mostrar los retazos de humanidad que le quedan al inspector, que se regurgitan desde sus entrañas. Una arcada, que no llega a vómito, como grito silencioso por el horror del cual no es consciente que liberará dentro de poco. Las sombras lo terminan tragando eventualmente, en los últimos segundos de la película, y todos sabemos lo que pasó. Aquel que no lo tenga claro, solo busque lo que pasó con más de medio millón de húngaros judíos en la Segunda Guerra Mundial.

The Zone of Interest ending makes an unforgettable statement

Zona de Interés expone lo fácil que es darle uso a nuestra maldad, como producto de deseos tan carnales, como puros: Desde el querer vivir en buenas condiciones, hasta buscar lo mejor para una familia. Es casi un documental de un pasaje específico real (y por eso la película debe entenderse en el contexto de la Historia), del cual no tenemos que aprender, como nos pueden reiterar las producciones hollywoodenses para darnos lecciones de "patriotismo" o "el valor de la vida", sino temer. Cometemos maldad todos los días, y más en estos tiempos tan confusos, bélicos y ruidosos, pero… si nosotros como individuos estamos bien… ¿por qué tendríamos que preocuparnos?

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