La sociedad de la nieve: mejor película extranjera, mejor maquillaje y peinado

La película de Juan Antonio Bayona para Netflix sobre el Milagro de los Andes fue doblemente nominada en los Premios Oscar 2024 dentro de las categorías de Mejor Película Internacional y Mejor Maquillaje y Peluquería. Repasemos un poco el furor que causó, en la previa a la celebración de estos premios.

El 12 de octubre de 1973, un equipo de rugbiers, familiares y amigos de Montevideo, Uruguay, se subieron a un avión con destino a Santiago de Chile. Por las condiciones climáticas tuvieron que parar en Mendoza, Argentina, una noche. El 13 de octubre retomaron la ruta, pero nunca llegan a destino porque los pilotos doblan sobre la cordillera de Los Andes pensando que ya la habían cruzado y se estrellan en las montañas. Se habla de este suceso como la tragedia de los Andes por el accidente, pero también se lo conoce como el milagro de los Andes porque de las 45 personas a bordo, 16 sobrevivieron durante 72 días hasta ser rescatados cuando 2 voluntarios cruzaron la cordillera pidiendo ayuda.

Es tan increíble lo que pasó, que tuvo bastante impacto en la cultura popular. Hay como 10 libros sobre el tema, 8 películas y episodios de series, una obra de teatro, 5 canciones e incontables referencias en obras culturales, como en un episodio de Los Simpsons o en ficciones sobre accidentes, por ejemplo.

La Sociedad de la nieve se estrenó en 2023, también basada en un libro con ese nombre. Éste fue publicado en 2008 por Pablo Vierci, compañero de escuela de algunos sobrevivientes. El escritor cuenta que al volver, Nando Parrado le dijo que escribiera un libro contando lo que pasó, porque era el que mejor escribía del grupo de amigos y los conocía bien. Terminó sentándose a escribirlo varios años después, y cuenta con testimonios de todos ya habiendo procesado con tiempo los hechos. Él quería diferenciar su obra del libro ¡Viven! (uno de los más conocidos) y hacer énfasis en que hay 29 que no vivieron. Entonces la historia que cuenta no es tanto basada en quién hizo qué, sino que hay mucho énfasis en cómo cada uno de los protagonistas de la tragedia vivió esos días.

Algo que ayuda a sentir esa empatía con los personajes es el aspecto cultural. La sociedad de la nieve tiene director español pero el elenco en su mayoría es argentino y uruguayo y los sobrevivientes estuvieron muy involucrados en la producción, así que no hay realmente barreras culturales. Acá además el idioma deja de ser problema, y los personajes incluso hablan con modismos uruguayos. No soy de Uruguay, pero entiendo que suenan bastante fiel a como deberían sonar.

En la película ¡Viven! se notaba mucho la diferencia. Yo entiendo que al hablar inglés los actores no tenían tanta forma de demostrar que los personajes eran de Uruguay. Pero tampoco fueron capaces de averiguar cómo se toma mate. En una versión de la película, un tripulante le ofrece a los pilotos “un mate” a cada uno, como si se tomara igual que un café o un té, individualmente. Y, lo que es peor, es que cuando el copiloto recibe el mate que pidió agarra la bombilla y empieza a revolver la yerba.

Como mencionaba anteriormente, algo que destaca a esta versión de los hechos es que no es simplemente una película de acción más. Se enfoca en los personajes individualmente y grupalmente. Vemos sus dilemas éticos, las relaciones interpersonales y las emociones humanas en medio de la tragedia. Es una historia con una exploración más profunda de la psicología y la resiliencia humana. El director y la producción se contactó con los propios supervivientes para hacerla más realista con la situación que vivieron, intentando mantenerla fiel a los hechos. Los actores bajaron como 20 kilos a medida que avanzaba el rodaje, para mostrar cómo van adelgazando, cómo empeoran sus heridas y su estado físico en general. Y se usaron también efectos especiales para aumentar la sensación de desgaste. Esto no es solamente por no comer los primeros días, o comer pocos nutrientes más adelante, sino por el simple hecho de exponer al cuerpo a condiciones tan extremas. El frío los consumía, el reflejo del sol en la nieve los cegaba y quemaba, tenían lesiones por la caída del avión, quemaduras por el frío de la nieve, estaban deshidratados, y les afectaba la presión atmosférica por la altura a la que estaban. Encima se ve bien retratado que cuando empezó a hacer un poco más de calor, el riesgo de infección en las heridas aumentaba cada vez más tanto por las condiciones climáticas como porque ya no tenían buen estado físico para combatirlas con su sistema inmunológico.

Ver tan de cerca el deterioro físico de los personajes remarca la importancia del tipo de convivencia que tenían. Antonio Vizintín dijo en una entrevista que además de suerte, ellos sobrevivieron por dos razones. La capacidad de sufrir, de soportar cosas, y la obediencia. Pero también remarcaba el rol de la amistad, el amor y la fraternidad. Los 16 que sobrevivieron lo hicieron gracias a que 29 no volvieron. Hubo un pacto de entrega mutua y generosidad que se basaba en ayudarse mutuamente a sobrevivir. En la película vemos esto constantemente. Hay colaboración, amistad y disciplina en la forma que vivieron esos dos meses.
Pensar en estas formas de retratar la convivencia entre ellos me remite a un punto importante que quería hacer en mi episodio de podcast sobre la pleícula. Y es que más allá de todos los detalles morbosos que por ahí atraen mucho público, la realidad es que hay varias cuestiones que hacen que esta tragedia siga siendo tan recordada y cause tantas reacciones en la gente. Hay un poco de curiosidad, otro poco de asombro por las casualidades que se fueron dando para la supervivencia de algunos, como Nando Parrado saliendo de un coma por fractura de cráneo porque justo estar acostado en la nieve era lo mejor que le podía pasar para sobrevivir. O por ejemplo el que se quedó dormido y no llegó al avión.
Pero también no podemos dejar de pensar en esto porque la historia habla directamente sobre la eterna duda existencial que persigue a la humanidad. ¿Cuál es la naturaleza humana, por fuera de la sociedad? En la filosofía se inventó la idea del estado de naturaleza para pensar esta cuestión, imaginando una hipotética situación en la que los humanos vivían antes del estado civil y las normas morales, para pensar una respuesta a esta pregunta.
Una teoría es que el hombre es un ser egoísta, asocial por naturaleza. Thomas Hobbes planteaba que por eso no estamos programados para vivir juntos en sociedades políticas a gran escala, y eso lleva a que haya conflictos y competencia por los recursos escasos. El rol del Estado, entonces, es conservar la paz y que no actuemos siguiendo nuestra naturaleza. O sea, el modo de organización occidental sería la forma de calmar nuestra naturaleza egoísta y mala.

Por ahí por ser deportistas, durante los 72 días que estuvieron en los Andes aparecieron líderes que daban órdenes y el resto las acataba con obediencia y disciplina, sabiendo que organizarse de esa forma era la mejor forma de sobrevivir. Sabían trabajar en equipo, y cada uno fue ocupando el rol que debían ocupar para funcionar como comunidad. Por ahí podríamos pensar como Hobbes y decir que la naturaleza humana es ser egoísta, pero surgieron líderes que mantuvieron la paz. Una anécdota que podría reforzar esta teoría es que cuando 14 de los sobrevivientes escucharon en la radio que Roberto y Nando, voluntarios que cruzaron los Andes pidiendo ayuda, habían sido rescatados e iban a ir a buscarlos pronto, empezaron a ser más egoístas con la comida, comiendo más de las raciones habituales sin convidar u ofrecerle a los demás.

Otra teoría es la de Rousseau, que decía que la naturaleza humana es esencialmente buena y que hoy somos criaturas competitivas y de interés propio, pero no siempre fue así. Plantea que todo empezó a salir mal una vez que los seres humanos perfeccionaron la agricultura y la industria, creando niveles sin precedentes de propiedad privada, interdependencia económica y desigualdad. O sea, nuestro modo de organización occidental sería la razón por la cual no podemos vivir según nuestra naturaleza bondadosa.

Esta idea me parece que se ve claramente en todas las versiones de la tragedia y los testimonios de los sobrevivientes. Cuentan que desde el primer momento se encargaron de curar y proteger a los más débiles, y reinaba la colaboración comunitaria. Sobrevivieron ayudándose mutuamente, incluso teniendo pocos recursos seguían haciendo curaciones o alimentando a quienes sabían que tenían los días contados. "Nos salvamos todos o nos salvamos todos", era la ley suprema. Bobby, uno de los más chicos, se daba por muerto desde que cayó el avión, y no cooperaba mucho con las tareas. Aún así siempre lo alimentaron y lo obligaban a cuidarse por ejemplo poniéndose los lentes que habían creado para protegerse del reflejo de la nieve. Este tipo de detalles quedan en el recuerdo.

Y yo creo que como espectadores, esta idea de que el ser humano es bueno y solidario con sus pares ayuda a que sintamos a la historia tan esperanzadora. Obvio que es interesante saber más y más detalles sobre lo que pasó, porque fue increíble que sobrevivan a todo eso, si hasta el rescate fue difícil porque no era fácil manejar los helicópteros en la cordillera. Pero de lo que más reconforta y atrapa como audiencia me parece que es el cariño y la cooperación que pareciera que reinó esos días, incluso hay un grupo de facebook dedicado a hablar a la tragedia y sobre todo se enfocan en esto. Ese lazo que los unió es algo que los sobrevivientes remarcan siempre. Todos tienen una versión ligeramente distinta de lo que pasó ese tiempo, su punto de vista personal, pero en eso coinciden todos.

Hablando de punto de vista, un detalle interesante es que el narrador de la película es Numa Turcatti, uno de los chicos que murieron en la tragedia. ¿Por qué Numa y no otro? Él fue el último en morir antes del rescate, y de hecho su muerte impulsó la travesía hacia Chile para buscar ayuda. Numa tenía 24 años, y murió tras más de 60 días en la montaña por una infección por un esguince en el pie. Entró en estado de coma y no pudo despertar. Sus amigos lo encontraron con un papel en su mano en el que había escrito una frase de la Biblia. Cabe aclarar que los pasajeros eran en su mayoría bastante religiosos, y de familias tradicionales, y que según muchos testimonios Numa era de los que se habían vuelto más espirituales durante el viaje. La frase era de San Juan 15:13:

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.

Y eso fue lo que hizo efectivamente. Roberto Canessa dijo que su muerte ejerció presión para él y Nando Parrado que eran los que físicamente estaban mejor para salir a buscar ayuda. Si seguían esperando iban a estar más débiles, y muchos de sus amigos ya estaban en muy malas condiciones de salud. Numa murió el 11 de diciembre, y el 12 Nando y Roberto comenzaron a caminar rumbo a Chile. 10 días después, fueron rescatados.

En una entrevista los sobrevivientes dijeron que Numa merecía un premio por todo lo que hizo durante los 61 días que vivió en Los Andes, y esta película finalmente cuenta su historia. El director Juan Antonio Bayona quería prestar más atención a aquellos personajes que no habían sobrevivido y que no tenían tanto reconocimiento en otras versiones, enfatizando la importancia de su tiempo en la nieve para la supervivencia de los que pudieron volver a sus hogares. El autor de La sociedad de la nieve quiso hacer lo mismo en su libro, y también en un artículo que publicó que se llama Nosotros, los otros que narra lo que pasó desde el punto de vista de todos los que murieron.

Adolfo Strauch cuenta en el libro La sociedad de la nieve que fue una experiencia muchísimo más removedora y transformadora de lo que se ve en muchas de las adaptaciones. En ese libro todos tuvieron la oportunidad de narrar su punto de vista de lo que sucedió, después de haber podido procesarlo con más profundidad porque salió en el año 2008. También jugaron un rol importante en la producción de la película, porque el director quería ser fiel a lo que recordaban. Por eso no me sorprende que todos hablen bien del resultado final, y remarquen que es mucho más realista que Viven y que los remite a lo que sintieron esos días.
Un detalle no menor es que en esta versión aparecen todos, con nombre y apellido, y en películas como Viven algunos personajes tenían nombres inventados porque no tenían el permiso de todas las víctimas o sus familiares para usarlos.
Antonio Vizintín, dijo sobre Viven: "La película no nos gusta. No refleja los sentimientos". Y es porque como ya dijimos, muestra más bien lo que hicieron. No es una película aburrida, es entretenida, pero se nota que es una película pochoclera de Hollywood.

Lo que pasó, sobre todo dentro de la mente de cada uno de los sobrevivientes, podemos verlo en La sociedad de la nieve, que es mucho más introspectiva y se nutre de testimonios de los sobrevivientes muchos años después de los hechos, con más tiempo de haber digerido los sucesos. Además le da más protagonismo a los pasajeros que no pudieron sobrevivir y sus puntos de vista, algo que no pasaba en Viven. Se recuperan cartas que dejaron, testimonios de sus amigos y se los muestra mucho más.

También me gustó que apareciera Sergio Catalán, el arriero chileno que encontró a Roberto y Nando en un valle cuando lograron cruzar la cordillera. En Viven el helicóptero de rescate aparece como mágicamente cuando ellos llegan a Chile, en La sociedad de la nieve se le da reconocimiento a Sergio, que tuvo un rol importante en salvarlos. Un dato que me pareció tierno cuando investigaba para hacer este episodio es que los sobrevivientes le ofrecieron distintos tipos de recompensas por haberlos ayudado, y él nunca estuvo interesado porque no le interesaba cambiar su estilo de vida modesto. Lo que sí aceptó fue una donación para construir una escuela. Datos como este hacen que esta tragedia nos dé esperanza, pensar que frente a la adversidad la cooperación y solidaridad humana es más fuerte. Y que en el estado de naturaleza somos bondadosos y cariñosos entre nosotros. No sé todavía si es verdad, pero es reconfortante.

Pedro Algorta cuenta que una vez una mujer se le acercó para contarle que su historia la ayudó mucho a atravesar situaciones muy difíciles de su vida propia. Así se dio cuenta de algo. Lo cito:

No éramos nosotros, los sobrevivientes, sino que era el episodio, el cúmulo de respuestas que surgen cuando se formulan ese tipo de preguntas, motivadas por lo que vivimos, lo que le devolvía el sentido a su vida. Entendí que nosotros no teníamos un mensaje, pero que éramos el testimonio de que se puede continuar a pesar de todo. Por el hecho de estar vivos, éramos la pulsión que a ella le permitía sentirse mucho mejor. Y yo no tenía el derecho de destruirle esa ilusión, que para ella resultaba la diferencia entre dos maneras de seguir su vida, en paz y con energía o atrapada en la melancolía.

Veremos si este testimonio, que tuvo un impacto tan grande en la cultura popular de este último tiempo, logra conseguir el homenaje mayor: ganar por lo menos un premio Oscar. ¿Qué piensan ustedes?