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Poor Things y el steampunk: una relación simbiótica

Dirigibles voladores a vapor, vestimenta victoriana compuesta por cuero y metal, autómatas de mecanismos dorados, cierta atmósfera nostálgica y a la vez optimista de la sociedad. Estas podrían ser diferentes elementos que aparecen en lo que en los ochenta se denominó como steampunk y que tan bien se hallan representados en la última película de Yorgos Lanthimos, Poor Things.

Un subgénero lábil

Si bien el término lo acuñó el autor Kevin Jeter en 1987 se podría decir que al igual que el cyberpunk —subgénero también bautizado en los ochenta— cuenta con varios antecedentes que se podrían remontar a la propia ciencia ficción producida durante la era victoriana. Julio Verne, Mary Shelley o H. G. Welles fueron de los autores más icónicos en este período, con obras como 20000 leguas de viaje submarino, Viaje al Centro de la Tierra, De la Tierra a la Luna, Frankenstein o el moderno Prometeo, La guerra de los mundos o La máquina del tiempo.

La Sortie de l'opéra en l'an 2000 de'Albert Robida (1882).

Otras obras literarias consideradas pioneras dentro del subgénero fueron The steam man of the prairies de Edward S. Ellis publicada en 1868, Titus Alone de Mervyn Peake publicada en 1959 o The Warlord of the Air de Michael Moorcock publicada en 1971. Sin embargo, hay también obras pictóricas como las del francés Albert Robida o las de la española Remedio Varós que combinan elementos tecnofantásticos con una estética victoriana.

Pero fue recién en 1987 que se bautizó a aquel subgénero retrofuturista por el escritor K. W. Jeter en una carta a los premios Locus que decía que “las fantasías Victorianas serán el siguiente "bombazo", siempre y cuando se nos ocurra un término adecuado que nos englobe a Powers, Blaylock y a mí mismo. Algo basado en la tecnología apropiada de la época, como "steam-punks". Precisamente, la terminología compuesta por “steam” (“vapor”) y “punk” es totalmente análoga a la composición del “cyberpunk”, y se lo identificó así en dicha época haciendo referencia a aquel otro —y tan diferente— subgénero.

La creación de las aves - Remedios Varo - Historia Arte (HA!)
Creación de las aves (1957), de Remedios Varo

Pronto, el subgénero se transformó en movimiento y se fue popularizando en la forma de series, películas y videojuegos. El cómic de La liga de los caballeros extraordinarios de Alan Moore, la serie The Wild Wild West —conocida acá como Recordando a Jim West— de los años sesenta o el videojuego Bioshock son algunos de los ejemplos más logrados de dicha estética en donde confluyen lo utópico, lo victoriano y lo nostálgico.

Algo que tiene este subgénero y por lo cual funciona tan bien en la reciente Poor Things de Yorgos Lanthimos es su flexibilidad para ser utilizado en obras de diferentes géneros y subtextos. Wild Wild West, la película que fue un fracaso en taquilla y basada en la serie homónima, mezcla el western con la estética de este subgénero, mientras que Brasil de Terry Gilliam reúne lo surreal y una crítica a la burocracia, El planeta del tesoro la combina con la aventura en una readaptación de la novela de Stevenson, La isla del tesoro, y El castillo ambulante funciona a la maravilla como un film fantástico de Miyazaki.

El steampunk en Poor Things

Yorgos Lanthimos ya es reconocido por su narrativa arriesgada y transgresora. Tiene un sello propio, en el cual lo surreal, lo visceral y lo perturbador navegan por sus fotogramas. Puede pasar de una distopía como The Lobster a una película histórica como The Favourite, pero fuera cual fuera el género, su marca siempre está presente. Tal vez podría ser categorizada como una incomodidad, expresada principalmente mediante los diálogos y las interpretaciones.

En el caso de Poor Things aquella incomodidad es transmitida también por la estética: criaturas quiméricas, un científico deformado y cuyo cuerpo sobrevive gracias a extraños mecanismos, un paisaje de arquitecturas tanto celestiales como infernales —o en un intermedio de grises— y poblada de tecnología a vapor, ya fuera en vehículos voladores o acuáticos.

Poor Things' features the year's best sets. Here's how they made them

En Poor Things el steampunk no es solo un fondo de la acción principal; es una protagonista más de la trama. El anacronismo propio del subgénero hace posible que la narrativa de la cinta pueda navegar con total facilidad entre los diferentes subtextos que lo componen, ya fuera el feminismo, la filosofía, el romance y cierto “coming of age”.

La imaginería que destila la película es tal vez la mayor que Lanthimos ofreció en toda su carrera. Jamás un film de él tuvo tanto color, tanta fantasía, tanto arte visual. Y eso va de la mano de una trama también algo anómala en su carrera: una película con su característica incomodidad, pero también con sus toques de humor y hasta con un final optimista, al contrario de su usual nihilismo.

Poor Things - Now Showing - Luna Cinemas

El steampunk favorece así de manera orgánica aquel tono. Las charlas sobre filosofía a bordo del crucero, la contemplación de una disección, los viajes transformadores de Bella Baxter por una Lisboa estrafalaria, por una decadente Alejandría o por una París grisácea y la misma génesis de su identidad no podrían ser posibles sin el contexto de tecnología anacrónica unida a un victorianismo subyacente. Poor things no podría existir sin el steampunk en el que transcurre.


Algunas series y películas steampunk (o con algunos elementos del subgénero):

  • The Time Machine (1960), de George Pal
  • The Wild Wild West (1965-1969), de Michael Garrison
  • Brazil (1985), de Terry Gilliam.
  • Castle in the Sky (1986), de Hayao Miyazaki.
  • The Adventures of Baron Munchausen (1988), de Terry Gilliam.
  • Wild Wild West (1999), de Barry Sonnenfeld, basada en la serie The Wild Wild West.
  • Atlantis: The Lost Empire (2001), de Kirk Wise y Gary Trousdale.
  • Treasure Planet (2002), de John Musker, Ron Clements, basada en La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson.
  • The League of Extraordinary Gentlemen (2003), de Stephen Norrington, basado en el cómic de Alan Moore y Kevin O’Neill.
  • Steamboy (2004), de Katsuhiro Ôtomo.
  • Howl's Moving Castle (2004), de Hayao Miyazaki.
  • City of Ember (2008), de Gil Kenan.
  • 9 (2009), de Shane Acker.
  • Hugo (2011), de Martin Scorsese.
  • Avril and The Extraordinary World (2015), de Christian Desmares y Franck Ekinci.
  • His Dark Materials (2019 - 2023), de Jack Thorne, basada en los libros de Philip Pullman.
  • Arcane (2021), de Christian Linke y Alex Yee
  • Unicorn: Warriors Eternal (2023 - ), de Genndy Tartakovsky.

¿Qué otras obras steampunk conocen? Los leo.


Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Indie Hoy, Peliplat y Erramundos.


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