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'The Zone of Interest' es un ejercicio de reflexión moral como ningún otro | Review

POR JERÓNIMO CASCO

13 de FEBRERO del 2024, 17.37 PM | UTC-GMT -3

'The Zone of Interest' es un ejercicio de reflexión moral como ningún otro | Review

Una estruendosa, escalofriante e inquietante música suena en la pantalla negra. Por 20 o 30 segundos el misterio crece. Luego de dos o tres minutos se escuchan las voces de los espectadores que hablan entre ellos, preguntándose si tal vez no haya un problema con la proyección, hasta que una mujer grita: ¿Podes terminarla con el ruidito?, pensando que quizá era algún error en la pantalla y que las imágenes no se proyectaban. En ese marco arrancaba ‘The Zone of Interest’, avisándonos que vivimos en tiempos de poca tolerancia y poca paciencia.

Sin dudas el nombre de Jonathan Glazer fue adquiriendo cierto prestigio con los años. Y es que el realizador británico, que no sólo se toma su tiempo para dirigir (con 58 años tiene solo 4 películas en su haber, con distancias de casi 10 años entre película y película estrenada), sino que también crea un enorme misterio respecto a sus obras: todas totalmente diferentes entre sí, lo que el director siempre va buscando es renovarse por completo, entregando experiencias cinematográficas inclasificables. Si habría que definirlo como cineasta definitivamente entra en la categoría de “provocador” y “un apasionado por incomodar.”

Si con su anterior película, Under the skin (Bajo la Piel del Miedo, 2013), exploraba mediante la perspectiva de una alienígena hacernos reflexionar sobre la verdadera naturaleza del ser humano, es en su radical ‘The Zone of Interest’ donde usa el invisible proceso de deshumanización como provocación. No existe película que se le parezca ni que intente lo que este sutil retrato del mal puro logra hacer con tan poco.


¿QUE PLANTEA LA PELÍCULA?

Basada libremente en la novela homónima de Martin Amis, 'The Zone of Interest' nos mete en el día a día de la familia alemana pronazi Höss, y en su relación inmediata (tanto política como geográficamente) con el holocausto Nazi. Política ya que el padre de familia, Rudolf Höss, es un teniente coronel a cargo de comandar las desagradables tareas de sus subordinados en el campo de concentración de Auschwitz. Pero lo más impactante es en la relación geográfica que tienen, ya que los Höss viven a pocos metros del horror, en una hermosa casa, con un hermoso patio, con una hermosa huerta, y con un muro de unos 3 o 4 metros que “tapa” una de las peores barbaries cometidas por el ser humano en la historia.

En esta rutina vemos cómo la familia tiene sus propias preocupaciones, pensamientos, sensaciones y sentimientos que parecerían ser comunes y para nada ajenos a lo que conocemos como sociedad moderna. Pero Glazer la introduce en un lugar y tiempo muy específicos donde reinaba el terror, la desesperación y la más depredadora de las agonías, y por ese solo motivo la película puede resultar motivo de discusión, de debate, de análisis…pero sobre todo de reflexión.


¿Cómo se podía normalizar lo que se normalizaba?¿En que parte del inconsciente de estas personas estaban insertados los motivos para vivir como vivían? El director no sólo normaliza estos hechos sucedidos en la película, sino que los vuelve ordinarios, sin sentido, hasta banales diría. Y en esa inapropiada banalidad los integrantes de la familia se vuelven peones de un sistema (no victimas, eso jamás podría salir de mi teclado) que marcó un antes y después.

Es muy probable decir que ver esta extraña cinta bélica recuerde al cine más austero de Kubrick: frío, de a momentos casi autómata, con un calibrado sentido de la puesta en escena y una milimétrica composición visual . Desde su segunda película, Birth (Reencarnación, 2004) Glazer ya hizo sentirnos algunos ecos de Stanley, y lo reafirma nuevamente en este minimalista ejercicio de reflexión moral.

Pero el director en este caso define al terror bélico/histórico desde su puesta en escena. ¿Cuántas veces hemos descrito a una situación dramática como inexplicable? Para los ojos de Glazer esto no necesita ser visto para sentirlo. Puede ser oído, o se puede percibir que existe mediante la sugerencia y el magistral uso del fuera de campo (es decir, con detalles en el plano que sugieren que algo está sucediendo sin que necesariamente tengamos que verlo), y desde esa noción, ya se lo puede catalogar. En ningún momento tenemos representada la gráfica visual de lo sucedido a los judíos, pero si sufrimos junto a ellos.

Pero lo más interesante radica en la humanidad de esta familia. Podemos ver al teniente coronel acariciar a un perro, ser condescendiente, sumamente tolerable y predispuesto con su familia. Podemos verle convencido en sus ojos de que no hay ningún mal en lo que hacen y que todo es parte de su “trabajo”. Pero, ¿es justo decir que una persona que ama profundamente a su familia se encuentra en un proceso de deshumanización?¿En que parte de su psiquis estaba engendrado el mal entonces?

La película no nos da ninguna respuesta pero nos invita a repensar los roles que tenemos en la sociedad.


CONCLUSIÓN:

“The Zone of Interest será una de esas películas que dividen, pero no por el motivo que creemos. Como espectadores, todos estamos de acuerdo que lo sucedido en el Holocausto Nazi merece condena social, pero el ‘cómo’ lo muestra la película nos hace preguntarnos cosas que quizás nunca deberían ser preguntadas, y ahí es donde se interpone la pregunta: ¿eran peones de un sistema o simplemente eran malvados? Para pensar."

PUNTAJE: 7.8 de 10


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