Tres razones por las que la nueva adaptación de 'El Color Púrpura' NO funciona

POR JERÓNIMO CASCO

7 de FEBRERO del 2024, 19.00 PM | UTC-GMT -3

Tres razones por las que la nueva adaptación de 'El Color Púrpura' NO funciona

Como si se tratase de un comercial de la Iglesia Católica en tono gospel y “pura esperanza puritana" termina la nueva adaptación de la novela de Alice Walker, ‘El Color Purpura’. Y no, no es un spoiler, ya que al parecer este final resulta ser muy predecible. Y no, no es que se quiera desmerecer el trabajo técnico ni su intento de espíritu renovador, pero si se siente poco universal, como si el mensaje final estuviera dirigido únicamente a unos pocos. Esa, junto a otras que iré enumerando, es una de las varias razones por las que no termina de funcionar esta nueva adaptación que a su vez es una adaptación del musical de Broadway, que a su vez es una adaptación de la novela. ¿Los confundí demasiado? Bueno, repasemos de que va la historia primero.

El Color Purpura retrata por medio de varias décadas la historia de Celie, una mujer afroamericana víctima de abusos durante la mayor parte de su vida que, luego de mucho tiempo, decide darle un giro a su realidad. Tanto la novela como la película están ambientadas a principios del siglo XX en la zona rural del estado de Georgia en Estados Unidos.

La historia nos sitúa desde el comienzo en la adolescencia de Celie junto a su hermana Nettie, dos fuerzas de la naturaleza que rápidamente son embestidas por los mandatos "culturales" de la época, quebrando la relación entre ellas.

Esta joven vive una vida llena de odio, desprecio, encierro y manipulación que parece querer cambiar tras la llegada de dos personas que resultan ser, posteriormente, de las más importantes en su vida: Sofia, una mujer del pueblo que es todo lo contrario a ella en términos de actitud, y Shug Avery, una famosa cantante que de vez en cuando visita los alrededores para deleitar al pueblo con su voz y a Mister (el esposo de Celie) con su cuerpo.

Sorprendentemente la película podría haber sido una de las mejores del año estando en febrero, pero por tres motivos puedo decir que se queda afuera, pasando de lo que podría haber sido un “evento cinematográfico” a un simple y lamentable "meh".

1. SOBRECARGA DE DRAMA

Uno de los síntomas que comencé a notar desde el principio que fueron parte de mi diagnóstico final era la innecesaria sobrecarga de drama. Ya de por si la historia es demasiado fuerte, cruda y nos hace poner fácilmente en los zapatos de Celie, pero algo se sentía que me había fallado como espectador: todo esto estaba exageradamente expuesto.

Se sobreentiende la situación de la protagonista, cuáles son sus deseos y cómo es incapaz de poder exteriorizar la impotencia de vivir lo que vive. Pero a pesar de eso, la película se esfuerza por hacernos partícipe de algo que no merece su atención, faltándole el respeto a la audiencia.

2. UNA DIRECCIÓN SIN RUMBO

Otro de los peores síntomas en este tipo de películas es la influencia que reciben por parte de los productores. Siendo el realizador que adaptó la primer película, Steven Spielberg ejerce en este caso el rol de productor. En ningún momento se siente como una película de su director (el llamado artista "multi-medio" Blitz Bazawule) pero si como un musical del bueno de Steven.

La película quiere tener corazón, y lo logra en sus momentos menos recalcitrantes y endulzados, generando una interacción poco genuina con las personas que están del otro lado de la pantalla.

3. MUSICAL TRAS MUSICAL

Cuando una obra cinematográfica que se autoproclama como un musical se vuelve una invasiva secuencia de canciones sin descanso que recargan el sentido ya existente de drama a la película se puede considerar como un musical mal ejecutado. El director se toma literalmente las inspiraciones tanto de la adaptación de Broadway como de la novela y las conjuga sin voz, pero sobre todo, sin sentido.

Estos momentos de música coreografiada son dignos de todos los aplausos: un gran despliegue técnico, impresionantes coreografías y potentes voces de las intérpretes. Pero no terminan de encajar con el relato y con el potente mensaje que ya se nos narra en las partes “no musicales”.

Una lástima, quería que me gustase…

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