POR JERÓNIMO CASCO
5 de FEBRERO del 2024, 15.57 PM | UTC-GMT -3
Ferrari es la película menos “Mann” de Michael Mann | Review
Así como lo hizo Martin Scorsese en el 2016 con Silencio o Steven Spielberg en el 2022 con su (casi) autobiográfica Los Fabelman, llegó el turno de Michael Mann con Ferrari. Proyectos de ensueño que por motivos que se desconocen no pudieron ser llevados a cabo y que tras infinidades de obstáculos llegan a la pantalla grande. Por motivos que se desconocen, existe una tendencia que nos muestra que con los años puede venir tanto el decaimiento como el ascenso de estas leyendas vivas del cine.
El caso de Mann es curioso: con un repertorio notable de películas, parece que la palabra estabilidad nunca fue la más certera para definir a su filmografía. Si, estamos hablando del mismo señor que nos trajo Heat, Collateral, Manhunter o El Último de los Mohicanos, por nombrar algunos títulos. Ese mismo que deleitó con su extraña pero atractiva mezcla de elegancia visual y realismo es el que me defraudó por completo con su ambiciosa biopic de Enzo Ferrari, una película tan irrelevante como poco impactante.
“¡Commandatore! ¡Commandatore!”, la misma palabra se repite y aburre hasta el asedio, como si no entendiéramos quien es el protagonista. Ferrari se presenta como un drama familiar centrado en una importante figura en donde el conflicto se puede llegar a entender pero no termina de impactar. Las motivaciones y los deseos de Enzo Ferrari nunca terminan de conectar o ser relevantes para realmente recordarlos, y es que este intento de biopic pierde fuerza desde la mitad de su desarrollo, dejándonos como momento de mayor fuerza dramática un shockeante choque en la “Mille Miglia” (un circuito que fue suspendido tras este accidente en 1957 que es en donde se ambienta la película) que verdaderamente está bien logrado, pero que no termina de compensar la decepción.
Cuando uno ve el talento detrás de cámaras, es difícil entender donde se traza la línea entre trabajo y placer, y es que Ferrari parece un encargo. Daniel Pemberton en la composición musical (Spider-Man: Across the Spider-Verse, Operación U.N.C.L.E.), Erik Messerschmidt en la dirección de fotografía (The Killer, Fargo, Mindhunter) o Pietro Scalia en la edición (habitual colaborador de Ridley Scott) son algunos de los nombres detrás de una olvidable película.
Se puede decir que técnicamente tenía todos los condimentos para poder triunfar, pero se queda a medio camino, como menos.
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¿Quién era Enzo Ferrari? ¿Que le pasaba por la cabeza al hombre que definió una era en el automovilismo? La película nunca indaga, a pesar de presentar en sus primeros minutos el conflicto interno del personaje, sus motivaciones, queriendo ser biopic, comedia involuntaria y una clase de cómo hacer secuencias bien adrenalínicas con autos. Adam Driver encarna con mucha calma al protagonista, y es que en la dirección de Mann se le olvidó quien es este impresionante actor. No existe solidez en su interpretación ni sentido de contagio al resto del cast. En pocas palabras, Driver está mal elegido para el papel.
Pero la sorpresa resulta ser Penélope Cruz, la actriz de raíz española que interpreta a Laura Ferrari, una fuerza feroz que desde el vamos se puede ver cansada de la relación con Enzo y sin ningún interés en remontar la situación. Cruz demuestra -al contrario de Driver- su rol en la historia con un papel más convincente y fiel a lo que la historia trata de contar. Por otro lado está la tercera en discordia interpretada por Shailene Wooodley, actriz totalmente desperdiciada que no toma relevancia en los pocos momentos que aparece.
La película menos Mann de Michael Mann. No se ven destellos de su maestría, marcas de autor o algo que recuerde lo que hizo a este director uno de los más interesantes del cine norteamericano contemporáneo. Una película de corte clásico que se forma a partir de un melodrama propiamente de telenovela dominguera. No existe el Mann que retrata a la perfección la turbia y corrupta noche de Los Angeles, y se entiende, es Italia en 1950. Tampoco existe ese Mann que se alejó del celuloide a principios de siglo para darle una impronta a su estética. Entonces, ¿donde está Mann en este caso? Solo él lo sabe.
CONCLUSIÓN:
“Tras 8 años sin saber nada de Michael Mann más que volvía con un proyecto con 30 años en su mente, nos trae un intento de biopic en donde su momento de mayor fuerza dramática no termina siendo lógico a lo que intenta transmitir su relato. Resulta además que Adam Driver no parece ser la elección más acertada para darle vida a una figura que no resaltó más que por su fanatismo por la carroceríay los negocios, y por tener una doble vida no tan polémica como para resaltarla."
PUNTAJE: 6.4 de 10
¿DONDE SE PUEDE VER? EN CINES
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