'Fallen Leaves', o cómo apelar a la sencillez en tiempos extraños | Review

POR JERÓNIMO CASCO

22 DE ENERO DEL 2024, 12.30 PM | UTC-GMT -3

'Fallen Leaves', o cómo apelar a la sencillez en tiempos extraños | Review

Existe una cierta magia en el cine de Aki Kaurismäki que se puede ver presente en el modus operandi de cineastas más contemporáneos a él como Wes Anderson, Yorgos Lanthimos o el más cercano a su época Abbas Kiarostami, por poner algunos nombres en el tablero. Seco, frío, distante, pero por sobre todo, sencillo. Promovedor de la quietud y la bondad como eje de todos sus relatos, el director finés nos trae una historia de amor que recuerda -en cierta parte- a películas como ‘In The Mood for Love’ de Wong Kar-Wai o ‘Three Colours: Blue’ de Krzysztof Kieslowski, esas en donde el silencio, las miradas y los pequeños gestos dicen más que mil palabras.

Fallen Leaves nos mete en un apartado del país escandinavo en donde las personas viven para trabajar, ir a sus hogares, contemplar su existencia y por las noches decidir si se van al karaoke a probar suerte en el amor, al bar de mala muerte a ahogar las penas de una realidad que no desean, o quedarse en la calidez hogareña a escuchar las noticias por la radio o leer un libro. Dictados por un sistema circular en donde todo se conecta: trabajar para poder beber, beber para poder trabajar… Sea cual sea el propósito, parece que el destino está marcado.

Una mirada es suficiente para poder conectar entre Holappa y Ansa, dos solteros que, como se describe más arriba, viven estancados en esta rutina que mucho no motiva a prosperar. En un “viernes de karaoke”, en donde el compañero de cuarto de Holappa destaca como cantante, estos dos marginados cruzan miradas tímidas pero definitorias: el amor existe. Pero claro, es una película de Kaurismäki, nada es fácil y el director lo remarca no con crudeza pero si con un poético realismo. Ansa y Holappa parecen ser dos caras de una misma moneda, una en donde la ternura romántica parece querer elevarse del horizonte y otra en donde parece estar completamente rota. La adicción de Holappa por el alcohol podría ser considerado como el punto de inflexión del conflicto en esta historia, porque sino, ¿cuál sería?

Todo en la película está puesto para darnos una sensación de confort desde un punto de vista que mezcla lo peor del pesimismo nórdico con toques de humor ligero. Haloppa y Ansa no pretenden cambiar sus vidas por completo, pero se ven obligados a replantearse algunas cosas desde adentro. No existe reacción en ellos, pero si un llamado a la acción. Encuentros y desencuentros van sucediendo sin que recurran al forzado intento de querer estar juntos. Es algo que estaba predestinado, o por lo menos eso intenta Kaurismaki decirnos…

CONCLUSIÓN:

“Lo último de Kaurismäki es Kaurismäki en su máxima expresión. Una oda al amor en tiempos de desesperanza y resignación, que vuelve a poner al director finés en el panorama internacional a sus 66 años. Filmada con una extrema y cautivante sencillez, Fallen Leaves es parte de ese reducido cine que consideramos necesario. "

PUNTAJE: 7.2 de 10

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