El profesor Keating no puede enseñar lo que los padres no enseñan

Soy profesora y nada me irrita más que escuchar a la gente decir que desearían que más profesores sean como John Keating de La sociedad de los poetas muertos. ¿Sería lindo si todos los profesores fueran lo suficientemente apasionados y creativos como para inspirar a sus alumnos? Seguro. ¿Es realista? Desde mi experiencia, tengo que decir que es absolútamente imposible.

Mira, no sé si lo escuchaste, pero en estos últimos tiempos existen grandes problemas con la educación, especialmente el analfabetismo. Algunos piensan que es el resultado de la pandemia, otros piensan que es parte de un problema más grande, pero la opinión más popular que he escuchado es que, en realidad, los padres tienen la culpa. También tiene sentido: incluso yo siento cierta repugnancia cuando veo a un padre jugando con su teléfono mientras su hijo mira boquiabierto un iPad. Los niños pequeños están hechos para explorar el mundo y, sin embargo, se les da el equivalente cerebral de la comida chatarra. Con videos y juegos llenos de colores brillantes y parpadeantes, no es de extrañar que no tengan interés por los libros o que no se sientan atraídos por ellos.

Es irritante, entonces, cuando estos mismos padres se dan la vuelta y culpan a los maestros. Al ver cualquier película sobre un maestro increíble uno termina dándose cuenta que siempre está compensando la mala crianza de un modo u otro. Si los niños son ricos, como en La sociedad de los poetas muertos o Los que se quedan, los padres abandonan a sus hijos en una escuela privada para tener más tiempo libre. Si son pobres, sus padres suelen ser delincuentes o adictos como en Radical (que no la vi, pero da esa vibra). Es deprimente, me ha pasado de ambas formas. Algunos estudiantes me han llegado a decir que estaban en mi internado para que sus padres se pudieran ir de vacaciones. Otros, que necesitaban tutorías porque venían de hogares violentos y no se podían concentrar en la escuela. En ambos casos, los niños tenían alrededor de 10 años y, sin embargo, ya entendían la injusticia que enfrentaban.

Puede que mi opinión sea poco objetiva y sea desde la perspectiva docente, pero en realidad no puedo empatizar con los padres que culpan a los profesores después de haber sido profesora de ESL. Mis alumnos y sus padres me amaban, pero terminé renunciando porque sabía que no podía cumplir con los estándares que se esperaba que cumpliera. No sólo los estándares eran extremadamente vagos y cambiaban constantemente, sino que también me enfrentaba a una clase en la que algunos estudiantes se acercaban a la fluidez mientras que otros tenían un retraso tan grande en su desarrollo que apenas podían hablar su lengua materna. Sin embargo, cuando traté de hablar con los padres para ayudarlos a brindarles a sus hijos la educación y la intervención que merecían, simplemente me ignoraron y dijeron que trabajara más duro... A partir de ahí, no pude ser más empática.

¡Mentira!. La verdad es que, si bien los padres que descuidan a sus hijos y culpan a los maestros siempre me hacen poner los ojos en blanco, tampoco creo que sea útil culparlos por completo. Sí, no es una buena idea alimentar a tu hijo con McDonald's y dejarlo frente a un iPad durante 10 horas al día, pero es fácil decirlo y mucho más difícil no hacerlo. No sé cómo era cuando mis padres me criaban, pero trabajo o viajo alrededor de 11 horas al día. Si a eso le agregamos las tareas del hogar y dormir, apenas tengo tiempo suficiente para mí, y mucho menos para un niño; estoy agotada y ni siquiera me tengo que hacer cargo de una criatura. Es por eso que a pesar de estar en desacuerdo con los "padres iPad", a veces creo que probablemente haría lo mismo.

Entonces, si realmente no podemos culpar a los padres o maestros… ¿quién le está fallando a nuestros alumnos? Si a menudo leés mis artículos, ya sabés cuál será mi respuesta: el capitalismo. Lo sé, lo sé, culpo al capitalismo todo el tiempo, pero hay una razón por la que dicen que el dinero es la raíz de todos los males. El quid de la cuestión es que la mayoría de las familias no pueden darse el lujo de vivir con los ingresos de uno solo de los padres y hoy en día, los trabajos consumen más tiempo y energía que nunca. No sólo eso, el sistema escolar está diseñado no para mostrarle a los niños la alegría de aprender sino más bien para prepararlos para un mundo de fábricas y corporaciones. A los profesores no se les permite ser creativos como el señor Keating, e incluso si lo fueran, no tendrían tiempo para conectarse personalmente con cada estudiante en una clase de más de 20 personas.

Si lo vemos de esta manera, tanto los padres como los docentes están complicados desde el principio. No estoy en condiciones de tener hijos en este momento, pero viendo lo roto que está el sistema, no sé si alguna vez me sentiré cómoda haciéndolo. Si se trata de elegir entre ser la madre Ipad (lo que parece casi inevitable dado el estado actual del mundo) o no ser madre en absoluto… podría elegir lo último, como sucede con muchas personas de mi edad. Al final, al gobierno no le importa si nuestros hijos son ciudadanos inteligentes o no y el señor Keating es sólo un personaje ficticio. Si queremos que las cosas cambien, no podemos seguir esperando a que aparezca un maestro que nos inspire de la nada: tenemos que luchar por un mundo mejor, para nuestros hijos y su futuro.