Análisis del lenguaje audiovisual de la película “El sacrificio del ciervo sagrado”

Dirigida por Yorgos Lanthimos, “El sacrificio del ciervo sagrado" se estrenó en el Festival de Cine de Cannes en 2017. La película cuenta la historia de Martin, quien busca venganza contra la familia del cirujano cardiovascular, Steven, quien es responsable de la muerte de su padre. El título de la película se deriva del antiguo mito griego de la Guerra de Troya, y al igual que su nombre, la película emana un fuerte sabor clásico y simbolismo religioso. Con un estilo de dirección único, ofrece una experiencia audiovisual distintiva. Este artículo analizará cuidadosamente el brillante uso de elementos audiovisuales en la película, centrándose en la composición de imágenes, disposición de escenas y el uso de la música.

La composición de imágenes implica relaciones y destinos de personajes

En los numerosos diálogos entre los personajes principales, Steven y Martin, el director rara vez emplea técnicas convencionales de plano-contraplano, sino que los presenta mediante planos generales y tomas amplias con voz en off. En la escena de apertura de la película, donde ambos se encuentran en un restaurante, en la primera aparición de Martin en la película, lo vemos mantener un monologo, creando una atmósfera casi confrontativa. El plano medio que se acerca a Martin, con Steven saliendo de cuadro, y las respuestas mínimas relegadas a la voz en off, realzan el impacto visual de la imagen dominante de Martin.

Más adelante, la escena se traslada al aire libre con un plano general, mostrando a ambos personajes junto a un automóvil, acompañados de una música que intensifica la atmósfera inquietante. Cuando Steven le muestra un reloj a Martin, la cámara se coloca en una posición casi de 180° en su eje, llevando consigo un significado subjetivo y escudriñador. A medida que el plano-contraplano alterna para enfocarse en Martin, este ocupa una parte significativa del encuadre, posicionado a lo largo de la línea de la proporción áurea, mientras que Steven está situado fuera del encuadre, con solo la mitad de su hombro visible, creando una sensación visual de control y opresión.

En una toma en movimiento posterior durante una conversación entre Steven y Martin, se emplea la misma técnica. Mientras los dos caminan uno al lado del otro, la conversación se torna más profunda, Martin empuja todo el tiempo a Steven hacia el borde del encuadre, insinuando incluso una tendencia a salir del encuadre, sugiriendo que Martin realmente tiene una posición dominante en su relación, haciendo eco de su posterior manipulación de la familia de Steven. En cuanto a los ángulos de la cámara, esta mantiene consistentemente un ángulo bajo mirando hacia arriba, retratando a los personajes principales como altos y dominando todo el encuadre, brindando a los espectadores una experiencia visual opresiva que otorga a la película un estilo peculiar y único.

La película exhibe un diseño espacial meticuloso, en especial en la representación del terreno del juicio final: la casa donde residen Steven y su familia. La primera aparición de la familia en la casa se describe a través de una toma en movimiento desde fuera de la ventana, capturándolos cenando en una atmósfera sosegada. La familia está envuelta, pareciendo una jaula de muerte, proporcionando al público un fuerte impacto visual.

Cuando Steven intenta poner fin a la maldición mediante el secuestro, se emplea una composición similar. Sin embargo, en este caso, él mira por la ventana, y la cámara se desplaza gradualmente desde un primer plano en interiores hasta una vista panorámica exterior, sugiriendo que su familia nunca podrá escapar de la maldición del joven Martin y está destinada a enfrentar el juicio. Además, cuando los personajes hablan dentro de la casa, la cámara no se enfoca directamente en el hablante, sino que se mueve desde un espacio oscuro y cerrado, formado por el umbral, hacia el espacio donde tiene lugar la conversación. Esto crea una experiencia visual y un estilo únicos.

Estilo único gracias a la disposición de las escenas

En la película, muchas tomas de movimiento vertical en el hospital utilizan una técnica de filmación distintiva, empleando predominantemente tomas rectas en seguimiento. Por ejemplo, en las escenas iniciales, cuando Steven y el anestesista salen de la sala de operaciones y discuten el problema del reloj, se utiliza una toma frontal de gran angular con “viñeteado” notable. Los personajes están posicionados en el centro del encuadre, y el techo y el suelo crean una composición cerrada. Las paredes a ambos lados se extienden continuamente en la dirección de la profundidad a medida que los personajes y la cámara se mueven, y la distorsión en barril característica de los lentes gran angular intensifica la inclinación y la fuerza abrumadora de las paredes hacia los personajes. Esto crea una sensación de opresión, resaltando una atmósfera extraña y sofocante. Esta toma se repite en varias escenas del hospital, donde este está iluminado por la cálida luz de las lámparas de techo, y las paredes amarillas reflejan una luz tenue, creando un tono de color apagado. Combinado con una inquietante música fragmentada, el horror de la película difiere del estilo de susto repentino de las películas de terror tradicionales, creando una atmósfera que acecha en silencio bajo la superficie.

Rompiendo con las disposiciones convencionales de escenas durante un momento clave, profundiza la experiencia única de horror de la película. Cuando Martin visita la casa de Steven por primera vez, marcando el comienzo formal de la venganza, Martin se acerca a la entrada mientras la cámara se mueve en la dirección opuesta, proporcionando una vista desde lo alto. Después de esto, toca el timbre, y aparece la esposa de Steven. La escena permanece en un plano general, con los dos parados en la oscuridad retroiluminada, sin primeros planos ni tomas que revelen los estados de los personajes. El diálogo se presenta a través de voz en off, dándole a la escena un carácter peculiar y espeluznante.

La música establece el tono

La música siempre ha sido un elemento audiovisual primario en las películas de horror y thriller. Sin embargo, en “El sacrificio del ciervo sagrado", el uso de la música es contenido pero excepcionalmente sutil. En la mayor parte de la película, no hay música de fondo, creando un vacío musical que permite a la audiencia sumergirse por completo en el diálogo y la narración de los personajes.

Por otro lado, en simultáneo, ralentiza el ritmo de la película, haciéndola más realista y construyendo tensión para puntos cruciales de la trama. Cuando la música es necesaria para realzar una atmósfera inquietante, a menudo emplea los sonidos fragmentados y agudos producidos por instrumentos de cuerda. Estos sonidos, similares a la fricción de fragmentos de vidrio, acechan en las sombras, alineándose con el estilo narrativo de la película y los efectos de una sutil corriente subyacente bajo su aparente simplicidad. Evoca una sensación escalofriante y, al mismo tiempo, lleva consigo un toque de connotaciones religiosas, haciendo eco del origen de la película en la mitología griega antigua.

La música aparece solo dos veces en una ubicación ingeniosa al principio y al final de la película, ambas veces con canciones de temas religiosos. Esta simetría refleja el pensamiento creativo del director y el significado subyacente de la película. Al inicio de la película, "Ave Maria" en fa mayor de Schubert comienza suavemente, retratando pureza y alabanza coral al amor. Encarna los tonos religiosos que recorren toda la película y la estructura alegórica de la narración sobre "crimen y castigo". En la escena final de juicio, la música afilada que se intensifica eleva la atmósfera a un clímax. Después de esto, la música se desvanece, dejando un zumbido bajo. Suena tres disparos, y la sangre del hijo pequeño fluye de su corazón. "St. John Passion" comienza a sonar en segundo plano, "Ruega que Dios envíe un ángel, ya que nuestra vida llega a su fin, para recibir nuestras almas, para que podamos ver la gloria de Dios". El tema final es "el triunfo de Cristo en la salvación". En última instancia, como la hija en la historia mítica, el alma más pura del hijo pequeño se convierte en un sacrificio. A cambio de la supervivencia y la culpa eterna de aquellos con corazones corruptos, el joven Diablo completa su venganza.