Hay algo que las series nuevas no están pudiendo recrear. Gente de todas las edades maratonean series de hace años buscando algo que ya no existe, o está en peligro de extinción.
Como solían estar hechas para canales de televisión, y no para los servicios de streaming, las series solían durar alrededor de 22 episodios por temporada, y tener tantas temporadas como el éxito se lo permitiera. Esos 22 episodios se iban repartiendo a lo largo del año, e incluían especiales festivos (Halloween, Navidad, Año Nuevo, Día de Acción de Gracias, Pascuas, San Valentín etc).
En la actualidad, el formato cambió por completo, y esto trae varias consecuencias. Por ejemplo, las historias se vuelven más compactas. Con menos episodios, los escritores tienen menos oportunidades para desarrollar personajes secundarios o explorar subtramas. Esto puede llevar a una sensación de que algunos aspectos de la narrativa o los personajes no se exploran a fondo. El lado negativo de este cambio es que los llamados “episodios relleno” en series con temporadas largas quizás no ayudaban a avanzar la trama pero sí a conocer mejor a sus personajes. Si no fuera por esos episodios, personajes clásicos de series exitosas no nos resultarían tan familiares.
Otra consecuencia es la pérdida del ritual semanal de ver un episodio nuevo. La transición hacia temporadas más cortas podría percibirse como una pérdida de la rutina semanal de ver un nuevo episodio. Por eso las series de productoras como HBO son tan populares, como espectadores disfrutamos saber que todos estamos viendo el mismo episodio al mismo tiempo.
En medio de estos cambios tan fuertes en la industria, la sitcom del canal ABC, Abbott Elementary, parece ser la única que mantiene el formato de temporada de 22 episodios, resistiendo con las tradiciones más antiguas de la televisión.
El término sitcom viene de las palabras en inglés “situation comedy”, que significa comedia de situación. Son historias de comedia que suelen desarrollarse con pocos personajes y en un número limitado de escenarios, porque usualmente están basadas en la vida laboral y/o doméstica de un grupo de personas. Generalmente vemos a los personajes en su casa, en algún espacio donde se juntan con sus amigos y en su trabajo.
En Abbott Elementary vemos un grupo de trabajadores de la educación en una escuela primaria de Filadelfia. Intenta mostrarnos cómo es el día a día de una escuela primaria pública de un país que no es reconocido por sus inversiones en la educación pública, y esto se ve en todos los episodios.
Está grabado con un formato de falso documental al estilo de The Office o Parks and Recreation, nos dicen que estamos viendo videos de un documental sobre escuelas públicas con bajos recursos. Y así vemos a un grupo de maestros que lo dan todo en un edificio que se viene a bajo, administrado por autoridades que no se interesan mucho por mejorar las cosas. Los alumnos son en su mayoría nenes latinos y negros, y se hace referencia a que algunos de ellos vienen de familias con problemas económicos o personales.
Una de las maestras básicamente dice: los maestros de una escuela como Abbott tenemos que ser capaces de hacerlo todo. Somos administradores, trabajadores sociales, psicólogos, segundos padres. A veces incluso los únicos padres. ¿Por qué? No es por la plata, es por vocación.
Toca temáticas muy interesantes a través de un humor bienintencionado y tierno. La cantidad de episodios por temporada nos permite conocer mejor sus protagonistas y llegar a quererlos, y el formato hace que sea fácil mostrarnos las problemáticas sociales que quieren denunciar al mismo tiempo que nos hacen reír.
Si todavía no vieron esta serie, háganse el favor de maratonear las primeras temporadas. Es como ir a ver un animal en peligro de extinción, no sabemos cuánto más vamos a seguir viendo series de este estilo.
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