Este año, dos películas protagonizadas por mujeres se destacaron por romper récords sin parar. Y no creo que sea casualidad.
Para empezar, The Eras Tour, la película sobre el exitoso tour de Taylor Swift, superó los 100 millones de dólares de recaudación, convirtiéndose en el mejor estreno de una película de conciertos de la historia. Y también se consagró como el mejor estreno en Estados Unidos de cualquier película lanzada en octubre, superando a Joker, película del 2019 protagonizada por Joaquin Phoenix. Lo impresionante del fenómeno es que ya estaba logrando estos reconocimientos antes de ser estrenada, por la cantidad de entradas anticipadas que fueron vendidas. Recaudó unos 250 millones de dólares.
Por su parte, Barbie fue la película más taquillera de 2023, la película más taquillera de todos los tiempos dirigida por una mujer, la película más taquillera de toda la historia de Warner Bros… recaudó casi un billón y medio de dólares.
¿Qué tienen estos fenómenos en común? Ambas fueron nominadas al Golden Globe “Logro cinematográfico y de taquilla”. Y festejan rasgos de la feminidad que históricamente han sido rechazados.
Esta es una tendencia que viene creciendo de a poco. En redes sociales se habla mucho hace unos años del “barbiecore”, estilo “coquette”, o hasta de ser una “bimbo” (algo de lo que ya hablé en el episodio 27). Pareciera que cada vez más personas, sobre todo mujeres, están adoptando un estilo hiperfemenizado, tendiendo sobre todo a usar ropa y accesorios color rosa. Es un poco como lo que planteaba a principio de los 2000 la película Legalmente Rubia, que fue el tema del episodio 24: mostrar características femeninas como algo bueno, y que no por vestirte de rosa sos una tonta.
Desde como 2010 hubo un claro rechazo a esta idea de la feminidad, y se volvió muy popular ver como positivo “no ser como las otras chicas”. Ser única y diferente, no querer usar ropa rosa o que te gusten cosas que no se supone que son estereotípicamente femeninas.
Ahora, en cambio, esta vuelta a la hiperfeminización hace que muchas mujeres digan: soy exactamente como las otras chicas, y me gusta serlo. Yo creo que el resurgimiento en la cultura popular de cosas como las películas de la saga Crepúsculo, la banda One Direction, las películas animadas de Barbie o la ropa rosa tienen que ver con esto, hablar masivamente de estas cosas que antes se veían mal por ser “para chicas”.
Incluso que ahora todos amen a Taylor Swift se relaciona con esa idea, los fans dejaron de ser burlados por escuchar a una artista que según los medios sólo era una loca que hablaba de sus exs, y ahora de la nada todo el mundo dice que siempre fue fan. Se habla un poco más de sus letras y su música, y los medios empezaron a darle cierto reconocimiento que antes era impensado. El ritual de hacer pulseras para intercambiar el día del recital es también un poco esto, celebrar algo visto como infantil pero que puede darle felicidad a una mujer adulta.
Otro ejemplo que se me ocurre son esas fiestas temáticas de Bridgerton, la serie de la que hablé en el episodio 65. Mayoritariamente mujeres juntándose en ropa de época, para hablar sobre una historia que les gusta, bailar y comer algo. Con el marco teórico de “no soy como las otras chicas” eso sería impensado.
Esta forma de ver el mundo plantea básicamente que si realmente te gustan las cosas estereotípicamente femeninas, tenés que poder disfrutarlas sin culpa, sin sentir que estás siendo víctima del patriarcado. Además, estas chicas enfatizan que si se visten para que alguien las mire, es para ellas mismas o para otras chicas. O sea, no sería una moda creada para y por la “mirada masculina”, sino la “mirada femenina”, concepto que expliqué extensivamente en el episodio 50. ¿Qué significaría esto? A una persona estereotípicamente masculina por ahí no le importaría o impresionaría las habilidades para maquillaje, combinación de colores o accesorios de una de estas personas hiperfemeninas. Entonces, el mejor cumplido que podés recibir siguiendo esta lógica, es que otra chica te diga que le encanta lo que te pusiste o te pida tips de maquillaje. Incluso, muchas de las personas que participan en esta moda y suben videos sobre esto a redes sociales, aclaran que no se sienten atraídas sexualmente hacia varones, y por eso tampoco les gustan las cosas típicamente más masculinas.
Como todo, ahora que resulta tan evidente que los productos creados por y para mujeres son rentables, nos queda esperar ver cómo nuestro modo de producción apuesta a seguir creando más y más películas de este estilo. Más allá de si ganen o no un Golden Globe, lo cierto es que su rotundo éxito marcó un antes y un después en la cultura popular. Espero que siga de moda por muchos años el “ser como las otras chicas” y sigamos cambiando pulseritas.
¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.