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Past Lives: si no es en esta vida, será en la próxima

Spoilers

Sin recurrir a golpes bajos ni clichés, Past Lives te deja una marca al instante y eso es lo que más me gusta de las películas. Si bien la base de la historia no es original, sí lo es cómo la aborda, rompiendo con todos los estereotipos y lo esperado de las cintas románticas. Personalmente, me pareció perfecta y la mejor de 2023.

No es una novedad hablar de una de las mejores películas de este año. Y bien merecido lo tiene, porque Past Lives no tiene errores. Podríamos pensar que la historia es una más entre el montón de “dos niños reencontrándose años después para descubrir que siempre se amaron y tienen que estar juntos”. Lo más duro es que esto sí pasa, pero al menos, no en esta vida.

Vayamos por partes, ¿de qué hablo cuando menciono esto de “no en esta vida”? Bueno, la clave de la obra de Celine Song es el concepto del “in-yeon”, una antigua expresión coreana (un poco parecida al tan conocido “hilo rojo” para que tengan más contexto). Básicamente, las vidas pasadas actúan en el presente para que esas dos personas destinadas a estar juntas, se encuentren. Déjenme decirles que amé este concepto y cómo está aplicado acá.

Como bien lo explica la película, es exclusivamente para las relaciones entre personas y puede ser incluso, el roce de dos desconocidos en la calle. Todo es elaborado por estas vidas pasadas durante muchísimos años hasta que en ese presente, el destino una a las personas. Algo así como una gota cayendo en una piedra y moldeándola durante miles de años.

Vamos con nuestros protagonistas, Nora y Hae Sung. Ellos se conocen en la escuela hasta que se separan a los 12 años cuando ella y su familia deciden emigrar hacia Canadá. Si seguimos la enseñanza del in-yeon, su destino es cruzarse nuevamente. Y lo hacen en dos ocasiones.

Un plano que explica todo: los caminos separados a los 12 años

La primera tiene lugar 12 años después de la despedida. Es de forma virtual luego de cruzar mensajes por Facebook. Durante un tiempo, hablan por videollamada. Nora está estudiando en Nueva York mientras que Hae Sung sigue en Corea en la casa de sus padres, con un trabajo -según él- común. Casi diariamente hablan y lo hacen con felicidad. Vemos cómo esto los hace muy feliz hasta que comienza a pesar. Existe la posibilidad de verse en persona, pero ni ella quiere y puede ir a Corea, ni él quiere y puede ir a Estados Unidos, al menos en la inmediatez. Ante esta negativa, Nora decide no hablar más porque presupone una distracción en sus estudios, una decisión muy madura para ambos.

El segundo reencuentro ya es presencial. 12 años después de esa última charla virtual, él toma quizás, la decisión más arriesgada de su vida: sale de Corea y viaja a Nueva York para verla a ella, después de tanto tiempo. Al menos por un puñado de días, estarán juntos nuevamente, como lo estaban a sus 12 años. Nora está casada hace ya tiempo, mientras que Hae Sung acaba de separarse de su novia.

La cercanía de Nora y Arthur, su esposo, y la mirada de Hae Sung

Podemos entender que, con lo explicado del “in-yeon”, todo lo que les pase a nuestros protagonistas es gracias al destino o una obra divina. Pero ellos no terminan juntos, rompiendo con todos los clichés románticos que tenemos en la mente y nos deja la gran pregunta final: “¿y si esta vida es una vida pasada? ¿Qué somos ahora?”.

Pero entonces, ¿esto quiere decir que no hay nada entre ambos? ¿Tan solo esta vida es pasajera y hay que esperar que un acto del destino los una en otra? No, la respuesta es claramente no. Algo hay entre ellos. Lo sabemos, lo podemos sentir. Ellos lo sienten y lo vemos en todos sus gestos, sus miradas cómplices y cómo se hablan. La película te lo demuestra sutilmente.

Y creo que esto es lo que más me gustó de Past Lives y en general, lo que amo del cine: cuando la realidad aparece y podemos empatizar con la historia. Entendí y me fascinó el concepto del “in-yeon”, es lo que lleva el ritmo de la peli, pero acá no pasa nada de eso entre ambos por más que así lo quisiéramos. De forma madura, ellos aceptan en todas las situaciones que lo mejor es no estar juntos. Sus vidas ya están construidas y si bien hay un sentimiento entre ellos, son felices así.

La despedida final y la incertidumbre del futuro

Quizás no fue en esta, pero en la vida siguiente o en la otra, estarán juntos. Pero esta es la realidad. Este es el presente y no están juntos por más que duela. El mensaje me pareció hermoso y el final tan maravilloso como devastador.

Sentí lo mismo con dos películas (que al menos se me vienen a la cabeza ahora): “La La Land” y “Everything Everywhere All at Once”. Ambas exploran el concepto de aceptar la realidad y el presente como es. En la de Chazelle, entendiendo que lo que fue podría ser hermoso pero nunca lo sabrán. En la de los Daniels, el concepto de las múltiples vidas que existen pero que a todas, por más extraordinarias que parezcan, siempre les gana la más “ordinaria”.

En fin, aceptar el presente y dejar ir el “qué hubiese pasado si…”, puede ser lo más difícil de todo. Abrazar la nostalgia y querer algo que no existió, no siempre es lo mejor.

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