Steven Spielberg y el Cine: Una relación marcada por el destino

POR JERÓNIMO CASCO

18 de DICIEMBRE del 2023, 20.16 PM | UTC-GMT -3

Steven Spielberg y el Cine: Una relación marcada por el destino

Ocho años tenía un pequeño y observador Steven Allan Spielberg cuando descubrió el cine como tal, y fue por un supuesto “engaño” de su padre, tal como él lo recuerda. Era una noche muy fría de invierno en plena temporada navideña, el joven Steven se encontraba en su cálido hogar ubicado en Phoenix junto a su familia en el fin de semana, cuando su padre se le acercó y le dijo:

“Vamos a ver El Mejor Espectáculo del Mundo.”

Para ese entonces, lo primero que le vino a la mente al futuro director fue la imagen de un circo, de hecho su padre, el ingeniero eléctrico Arnold Spielberg, le comentó que verían a un león, a domadores, trapecistas, payasos y a varios actos de circo. Pero su padre tenía otros planes.

El entusiasmado Steven esperó por varios días para poder ser testigo de algo que nunca había visto: al próximo fin de semana se subieron todos al auto, viajaron desde Nueva Jersey hasta Filadelfia, y se acomodaron contra una larga pared de ladrillos rojos para hacer la fila. Después de horas esperando, el joven Steven se percató de que no había ninguna carpa, por lo que no iban a ir al circo. Mientras se acercaban a la entrada, Steven se preguntaba donde estaba y cual sería entonces ese “mejor espectáculo del mundo”.

Había asientos que se posicionaban en una sola dirección, la luz era escasa (de color rosa y violeta) y había una enorme cortina roja al final de los asientos. Toda la familia se sentó en una fila casi al final (más cercana a la cortina) y el silencio se hizo presente: estaba en un cine, aunque no lo sabía. Las luces se apagaron muy progresivamente, y el telón se abrió. Una imagen tenuemente iluminada, con un granulado palpable y con forma rectangular se posaba sobre la pantalla, apareciéndole ante sus sorprendidos ojos.

Su padre le había mentido. Era una película sobre un circo, no era “ir al circo”. El Espectáculo más Grande del Mundo (1952), película dirigida por el gran Cecil B. De Mille fue la primer película que Steven Spielberg vio, y paradójicamente, la primera vez que el cine lo vio a él. Una relación marcada por el destino tenía lugar una fría de noche de invierno en un cine de Filadelfia, una que en su comienzo fue de puro arrepentimiento y decepción para el director, pero que luego de diez minutos se disipó, algo que les sucede a los amantes del cine cuando entran a una sala de cine a ver una película y se sienten no sólo abrumados por la historia, sino que terminan formando parte de la experiencia.

Todo esto es puesto desde el primer segundo de Los Fabelman (2022), la biopic no autorizada del realizador dirigida por él mismo, con la diferencia de que en la película la versión pequeña de Steven (que se llama Sammy Fabelman) ya sabe que va a presenciar su primer experiencia cinematográfica. Y es ahí donde Mitzi Fabelman, la que sería su madre en la vida real, le dice:

"Las películas son sueños, cariño, sueños que nunca olvidas." Nunca mejor resumido.

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