El callejón de artistas: un reducto de historieta e ilustración en la Argentina Comic-Con 2023

Del portal del escenario principal de la Argentina Comic-Con 2023 salen luces y sonidos estridentes. Entes vestidos de personas merodean aquí y allá, dejándose sacar fotos antes de que dejen de existir. Pero justo enfrente, apenas separados por la distancia de una alfombra azul, se halla el espacio laberíntico denominado “Artist Alley” o “Callejón de artistas”.

No son cosplayers, ni stands de remeras, props o tazas. Son ilustradores e historietistas los que se encuentran en las diferentes mesas ubicadas a lo largo de serpenteantes pasillos. Es imposible no descubrir su identidad al observar las mesas. Sus torsos llegan hasta la altura de stands repletos de cuadros, de diferentes tamaños y colores. Pero tienen un único hilo conductor: la cultura pop.

La supervivencia del arte en un mundo en donde se prioriza lo utilitario y el producto por sobre la mano artesanal es difícil. Sin embargo, cada uno de los ilustradores persiste. Muchos de quienes están en el espacio están en la sala ya estuvieron en ediciones anteriores la Comic-Con, u en otros eventos como la Ilustrades o Etreum Horror Film Fest. Donde quieran que les den espacio para hacer valer su arte ellos acuden.

Sabrina Gil mira a la gente pasar con una sonrisa. Tiene un pelo de un rojo fuego que va a la par con sus obras: la fantasía épica suele reflejarse en ellas. Personajes de Studio Ghibli se combinan con los de Star Wars, DC, Marvel y de libros de Stephen King.

Lo multifacético en los artistas es una de las claves para vender a un público lo más amplio posible. Y Daniel Torazza es un ejemplo de ello. Una cara algo tímida se esconde entre una montaña de obras de calidad expuestas aquí y allá. Desde The Last of Us pasando por Spider-Man, Nausicaa, One Piece y hasta el mismo Lionel Messi con la copa se muestra un pincel que no tiene miedo a adentrarse en mundos diversos.

Otro artista que cuenta con una amplia versatilidad es Federico Dyk. Su arte va desde un Messi caricaturesco hasta un oscuro Cuervo en su versión interpretada por Brandon Lee; desde un fanart de los Caballeros del Zodiaco hasta una realista Marylin Monroe. Sus posters y stickers acompañan a chicos y adultos, que se los llevan con una sonrisa en el rostro.

Otra persona con un sello muy propio es alguien alto y de barba, cuya sonrisa sobresale por sobre su puesto: El Bruno. Es historietista de una serie de cómics para chicos muy popular: Escuela de monstruos. Pero a la vez, maneja su propio mercado de stickers de criaturas: los rostros de personajes tan variopintos como Bela Lugosi, Poison Ivy, Juez Dredd, el payaso de It o Lobo se asoman en los círculos con pegatina, cada uno con una tipografía e iconografía característica.

En esta ocasión, hay un invitado de prestigio histórico: Horacio Lalia. Comenzó siendo discípulo de maestros del medio como Eugenio Zoppi y Alberto Breccia. Su mismo rostro fue inspiración para la cara de uno de los cómics más famosos de Oesterheld y Breccia, Mort Cinder. Y a través de los años fue haciéndose un nombre al trabajar en históricas revistas como Hora Zero y Skorpio. Sus obras bucean en el terror, la fantasía y la ciencia ficción al adaptar obras de autores como H. P. Lovecraft, Arthur Conan Doyle, Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe, H. G. Wells, entre otros. Una eminencia viva del cual se podría decir que descienden muchos de los historietistas actuales.

Y hay alguien que de alguna forma sintetiza las mejores facetas del circuito artístico. Un hombre que reúne en sí talento, autoría y hasta reconocimiento internacional. No lo parecería, ya que su rostro emana algo de introversión. Pero en el medio se encuentra el historietista e ilustrador Salvador Sanz. Está hablando con un admirador de su trabajo mientras se concentra en firmar una de sus cómics. Su obra compuesta por historietas como Legion y Mega conforman un bastión del terror y la ciencia ficción en las viñetas argentinas. Suele estar algo callado pero se suele soltar al hablar de películas que le fascinan; dentro, es un fan más, aún cuando su obra tenga crédito y reconocimiento mundial.

De repente, un payaso irrumpe en el lugar. No habla, no gesticula. Su rostro se encuentra detrás del maquillaje blanco pálido, una nariz alargada y una sonrisa extensa, la cual no intenta esconder dientes podridos. Merodea por el circuito, aterrorizando a los visitantes y a los artistas y escritores que allí se encuentran. Tal vez es el primero de una ola de criaturas y horrores que hayan comenzado a salir de los lienzos de los ilustradores. Tal vez ya no sea buena idea quedarse allí. Tal vez sea la hora de huir del lugar.

Fotografías y artículo por Alex Dan Leibovich

(@elerramundos)