La sexualidad a través de tres miradas - Creatura (2023) de Elena Martin Gimeno

Creatura (2023) es una película que nos habla del juicio ajeno ante la sexualidad de la mujer, y se apoya en la historia de Mila para hacer un recorrido por todas las etapas que una mujer ha de vivir en relación al deseo.

«Estamos en un momento en el que se habla de sexo en las letras de las canciones, pero la intimidad nos da fobia»

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Posiblemente una de las películas que, tristemente, no destacará en la próxima edición de los Premios Goya. Ojalá me equivoque. Nominada a en cuatro categorías (contaba, en un inicio, con 17 candidaturas), podría llevarse el premio a Mejor actriz revelación (Clàudia Malagelada), Mejor actriz de reparto (Clara Segura), Mejor actor de reparto (Álex Brendemühl) o Mejor dirección (Elena Martín). Cuando hablo de no destacar, me apoyo en películas como Estiu 1993 (2017) o Alcarrás (2022), que tras haber sido ovacionadas en grandes festivales europeos, el recorrido de este tipo de películas en España no suele estar apoyado con premios nacionales.

Desde su estreno en Cannes, donde obtuvo el Premio a Mejor Película Europea en la Quincena de Realizadores (2023), este largometraje con códigos de cine de autor, sincero e íntimo, ha conseguido hacerse camino en las salas de los cines españoles. Y ahora, espera impaciente, a ver cuál es su destino en los Goya 2024.

Creatura (2023) es una producción catalana dirigida y protagonizada por Elena Martin Gimeno, quien se hizo conocida protagonizando Las amigas de Ágatha (2015), película que comenzó siendo un proyecto final de carrera. De su largo recorrido como actriz y directora, destaca para la gente mundana su interpretación en la afamada serie de televisión Veneno, en el papel de Charo.

Mila, sexualidad a través de tres miradas

Creatura (2023) cuenta la vida de Mila a través de las principales tres etapas de su vida; tres estaciones del personaje para enseñarnos su historia en relación a la sexualidad. Y no solo la suya, sino también su mirada hacia la del resto; una forma de abarcar la profundidad del conflicto desde diversos planos y multiplicando las perspectivas del personaje. Un pequeño esquema que avanza lo que vengo a contar:

Ordenación temporal de las tres miradas

Cada una de las tres miradas (la de la niñez, la adolescencia y la de la adultez), reflejan a su vez la lucha de Mila con un personaje, una etapa o una emoción, siempre siendo su propia sexualidad el centro del conflicto de alguna u otra manera. Para ello, uno de los puntos más interesantes de la película, a mis ojos, es la ordenación no-cronológica de la estructura. Creatura (2023) se articula a través de saltos continuos en el tiempo, lo que hace que el conflicto se agudice al generar la sensación de que está presente continuamente, de que sucede al mismo tiempo en todas las etapas de su vida. Lo que de niña parece un juego, un capricho, se mantiene en el tiempo y va cada vez cogiendo más peso.

La película se abre con un único plano Mila cuando tan solo es una niña, de espaldas, en una posición con la que el espectador puede entender que se está hurgando sus partes íntimas, explorándolas. Pero se va rápido, huye a la tercera etapa, a la adultez, la que el espectador va a entender como actual, y a partir de aquí, la estructura se plantea en una retrospección hasta su edad más temprana.

3ª mirada; la adulta

La primera parte de la trama se centra en la adultez de Mila y su relación con Marcel, y diré que es en esta etapa donde mayor peso y seriedad coge el conflicto. No únicamente porque afecta a cuestiones de la vida adulta, sino también porque, como he dicho, debido a la estructura, la sensación de que el conflicto de la niñez sigue estando presente a medida que avanzan los años genera una sensación de lastre enorme.

Los sucesos con los que se presenta a Mila llegan a generar una falta de entendimiento con lo que le sucede. Pues la única asociación real que hacemos es la conexión de la niña del inicio con la adulta de después. Sin embargo y a pesar de la falta de un orden cronológico, todo se va colocando en su sitio, de forma que vamos comprendiendo a medida que avanza la película. Hay elementos en común entre las tres etapas que ayudan a unir y entender; las marcas de la urticaria en el cuerpo producidas, el gusto por que “le toquen el trasero”, la curiosa mirada sobre la sexualidad, etc.

Los condicionantes del pasado generan una relación inestable y en ocasiones tóxica con su pareja sentimental, y ambos luchan por reconectar, perdonar y entender qué tipo de pareja forman. Diría que de esto trata esta tercera mirada. Hay una búsqueda de la conexión a través de la palabra. También a través de un ejercicio fallido en el que parecen tratar de reconectar con su propio cuerpo. Otra vez, mediante un juego que ella propone y que desemboca en ciertos comportamientos más tóxicos que llevan a la pareja a su ruptura. El bloqueo y conflicto con su propia sexualidad acoge otra dimensión y la película abarca desde la mirada personal de la protagonista lo que para mí son todos los escenarios posibles, desde esta etapa adulta hasta la más temprana.

2ª mirada; la adolescente

Creatura (2023) retrocede a la adolescencia de Mila para hacer un retrato de su “despertar” sexual, de la búsqueda conflictuada y también de la aceptación de su sexualidad. Surgen así los primeros conflictos en la vida real y sus primeras relaciones en el entorno de las fiestas de su pueblo. Esta mirada jovial se abre con una escena con sus amigas bañándose en el mar, observando cómo sus amigos juegan a lanzarse desde el agua.

Tal y como también se analiza en la etapa de la niñez, Mila tiene una mirada curiosa (iba a decir no-común, creo que curiosa es más acertada) acerca de su propia sexualidad. Más allá de simplemente curiosear (como hace de niña), en la adolescencia opta por tomar una posición externa y contar su vivencia como si fuera ajena para ver la reacción de su familia. Si recordamos el juego (con final tóxico) del que os he hablado antes, este también podría funcionar como la Mila que se posiciona en un tercer escenario, ajena a ella, imaginándose que se acuesta con el camarero del bar. En ambos casos, resulta casi como si no quisiese aceptar su realidad, lo que puede explicar porqué no se ha puesto “remedio” al conflicto durante todos estos años.

1ª mirada; la infantil

Y finalmente, la película salta otros años atrás para volver a presentarnos a Mila de pequeña, en el mar (como siempre). En esta primera etapa, el conflicto se representa a través de la relación con sus padres, y la búsqueda y el descubrimiento se articula mediante el juego. Aparece apoyada en el pecho de su madre en una actitud infantil totalmente opuesta a lo que observa, un hombre tocando el culo de su pareja. Este que quizás resulta uno de las primeras miradas respecto a las relaciones íntimas, va a tratar de replicarla junto a su padre también. Diremos así que las primeras miradas de Mila nos hablan de la necesidad por entender lo su propia relación con la sexualidad a través de lo ajeno.

Plano poético

Podría decirse que Creatura (2023) es una película naturalista, sí, realista y verosímil. Hay, sin embargo, ciertos elementos fantásticos, poéticos o metafóricos que buscan complejizar al personaje principal (y enriquecer el film, claro está).

La principal y que más peso poético acoge en el film es la relación de Mila con el mar. Estas escenas se consolidan como el punto central de la poeticidad. Mila necesita volver al mar cada poco, y lleva al espectador con ella en cada visita. ¿Se acuerdan de la imagen que abría la etapa adolescente? ¿La del mar observando a sus amigos? Esta escena va a ser replicada en las tres etapas de forma salteada. Se intercala entre escenas cotidianas y la película se cierra con una unión de las tres secuencias, en una fusión de las tres etapas: aparecen las tres actrices que la interpretan nadando alternadamente pero en la misma localización. Exactamente la misma escena en la que la cámara juega a sobrevivir y a flotar sobre el propio agua. El plano final de la película reafirma la búsqueda de la paz y la calma en el océano. El retorno al mar cada vez que necesita respirar también genera un alivio a los ojos de quien ve la película. Pues las escenas angustiosas se relajan en la misma medida en que ella entra dentro del agua y el conflicto parece desvanecerse con el tranquilo oleaje. Es más, el mar nunca aparece revuelto, siempre en calma, como si fuese lo que ella necesita.

Mila es una niña de una altísima sensibilidad y la película hace un recorrido por la angustiosa gestión de sus emociones, generando un símil en cada una de las etapas. En mi opinión, podríamos decir incluso que es un personaje que somatiza, que refleja sus emociones en el comportamiento de su cuerpo. Empieza tan solo siendo una niña con un picor agudo en su zona íntima, un picor que a medida que crece se va consolidando como una urticaria, cuyo origen en varias ocasiones se refiere a los nervios. Estos picores tienen también una función de nexo de unión a nivel narrativo, pues a la mitad del film, pasamos de un plano en el que la Mila adolescente se rasca la pierna, a una Mila adulta haciendo lo mismo en el jardín de su nueva casa, siendo así un salto temporal entendido gracias a la continuidad temática.

Por otro lado, la película pasa de un plano verosímil a rozar uno fantástico en varias ocasiones; sueños en los que desaparecen sus partes íntimas, ensoñaciones en el jardín con hombres acechándola y lamiendo su cuerpo. En esta última además, uno de los personajes rompe la cuarta pared y mira al espectador a través de la cámara, eliminando toda verosimilitud con el suceso ficticio.

Cabe mencionar también el gusto estético de los departamentos de Arte y Vestuario, en específico en los años en los que Mila es una niña: la elección de la ropa, las localizaciones, la casa familiar y el atrezzo que decora la fiesta de cumpleaños; es toda una belleza.

Crítica a la aprobación masculina y el juicio al deseo femenino

«No creía que fueras tan guarrilla. Por la cara de buen niña que tienes. Pero me encanta, ¡eh!»

Elena Martín Gimeno hace una crítica a los constructos sociales sobre la sexualidad y a la imposición de la culpa respecto al género femenino en relación al deseo. La mirada del hombre y su aprobación es un elemento común que condiciona a la protagonista en las tres estaciones. El peso del género masculino también se refleja en la relación de sumisión y mayor respeto hacia la palabra de su padre frente a la de su madre. Uno de los ejemplos más llamativos se da en la 1ª etapa, cuando en la mesa familiar se realiza un juicio hacia las mujeres alemanas (y también a la vecina) por no depilarse las axilas, comentarios a los que Mila atiende siendo tan solo es una niña. O en la 2ª -etapa de la adolescencia-, con el “juego” de puntuar y categorizar a las mujeres por su físico.

Los años adolescentes de la protagonista (y la relación con su sexualidad) están marcados por lo que hablan sobre ella, cómo la apodan y condicionan su propia percepción sobre ella. Vivencia y siente las primeras relaciones desde el agobio, desde la imposición. Así, Creatura (2023) es una película que nos habla del juicio ajeno ante la sexualidad de la mujer, y se apoya en la historia de Mila para hacer un recorrido por todas las etapas que una mujer ha de vivir en relación a esto.

Creo que no cabe decir nada más de esta bella película, sobrecoge en ciertos momentos, llega a la sensibilidad que, como mujer, no puedes dejar de sentirte en su lugar. El trabajo de Elena Martín, directora y actriz, es brillante. También el de Oriol Pla, Marcel. Hacía tiempo que no veía un trabajo de este calibre y creía que era merecedora de estar aquí. Está disponible en Filmin, tienen tiempo de verla antes de que llegué a la 38º edición de Premios Goya.

Nahia Sillero.

*Os dejo una entrevista que le hicieron a la directora en Vogue España:

https://www.vogue.es/articulos/elena-martin-gimeno-entrevista-estreno-creatura