Shiva Baby (Estados Unidos, 2020), dirigida por Emma Seligman. Con Rachel Sennott, Molly Gordon y Danny Defferari.
Así debe sentirse el infierno. En tan solo 71 minutos, la ópera prima de la canadiense Emma Seligman induce a los espectadores al calvario de las reuniones familiares, las relaciones amorosas y los infortunios de la vida. Shiva Baby es una película de terror sin realmente serlo. ¿Qué puede ser peor que tener que ir al funeral de un pariente lejano que apenas conociste? Llegar y encontrar a tu amiga de la infancia -que al mismo tiempo es tu ex pareja-, a tu sugar daddy, a su esposa y su bebé. Esta comedia negra es un debut del caos y del ingenio, en la que el funeral es la parte menos miserable de todo.
Danielle (Rachel Sennot) es una joven bisexual aburrida que para no caer en la inseguridad e incertidumbre de su último año de la universidad comienza una relación con Max (Danny Defferari), un hombre mayor quien le paga por tener sexo y pasar tiempo juntos. Un día, Danielle debe acompañar a sus padres a un funeral judío. Allí se encuentra con Maya (Molly Gordon), una amiga de la infancia y ex novia -con la que tiene asuntos sin resolver- e, inesperadamente, con su amante Max, que resulta ser un conocido de su padre. Durante el transcurso de esta larga y agobiante tarde, Danielle deberá mantener las diferentes versiones que creó de sí misma ante sus familiares; tendrá que sacar a la luz ese alter ego con el que es exitosa y tiene total control de su vida, sin fallar en el intento.
Con el acompañamiento de las tétricas cuerdas compuestas por Ariel Marx, Seligman crea un ambiente estresante e intranquilo en torno a las desgracias de Danielle. Shiva Baby captura a la perfección las emociones que estos eventos desafortunados podrían causarle a cualquier ser humano demasiado consciente de sí mismo y sus alrededores. El uso de planos cerrados amplifica la tensión, la claustrofobia y la ansiedad hasta el punto de dejar a la audiencia sin poder respirar y en un estado de nerviosismo inducido. Estos elementos combinados con un guion lleno de sentido del humor, repleto de diálogos inteligentes y satíricos crean un balance perfecto entre la comedia y el drama.
Shiva Baby es una experiencia universal millenial y de la famosa cultura del cringe que nos llena de incomodidad y vergüenza ajena. Los comentarios de parientes metiches, no poder ubicar tu celular en una casa llena de personas o compararte constantemente con otros, nos hacen sentir lástima hacia nuestra heroína. Es el simple hecho de haber vivido alguno de estos escenarios -donde todo va de mal en peor- en carne propia que nos hace simpatizar con Danielle. Seligman nos brinda una experiencia intensa y entretenida de la mano de grandes performances por parte de Rachel Sennott y Molly Gordon que hacen de Shiva Baby un film que todo el mundo tiene que ver al menos una vez en su vida.
publicado originalmente en Revista Arte/Críticas
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