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El New Hollywood: la ola que redefinió el cine

Corría el fin de los años sesenta y el comienzo de los setenta. La crisis del petróleo estaba arrasando con la economía estadounidense, la guerra de Vietnam y el caso Watergate estaban haciendo mella la confianza pública en la institución estatal y el encanto optimista de la época hippie estaba agonizando. Y el cine no quedó al margen de todo este contexto.

The Golden Age of Hollywood: Its Rise, Decline, and Legacy - The Beat: A  Blog by PremiumBeat
El viejo sistema de estudios o “studio system”

En aquel entonces, los viejos estudios estaban pasando por una gran crisis; no solo a nivel económico, sino también creativo. Las carreras de los viejos directores —John Ford, Billy Wilder o Alfred Hitchcock— ya estaban decayendo y las películas seguían estancadas en un anticuado e idealista zeitgeist. No reflejaban el espíritu de los nuevos tiempos. Y fue en este contexto que entraron jóvenes directores a la escena cinematográfica; que aportaron ideas frescas y transgresoras, que innovaron y quebraron el status quo del “studio system”; que dejaron una marca imperecedera en el séptimo arte. Más tarde se llamó a este movimiento “El New Hollywood”.

La nueva ola

Hubo una multitud de nombres que se asomaron en este período y que constituyeron el bastión de este nuevo cine. Entre los más conocidos se encuentran Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Brian De Palma, George Lucas, Steven Spielberg, Roman Polanski y William Friedkin. Entre los menos conocidos hay nombres como Alan J. Pakula y entre quienes ya tenían una carrera previa y lograron adaptarse a aquel momento se puede destacar la figura de Sidney Lumet. Cada uno tuvo su propia marca de autor y su posterior carrera. Solo algunos tuvieron una continuidad respecto a la calidad de su filmografía. Pero en esta época —desde fines de los sesenta hasta comienzos de los ochenta—, todos tuvieron un mismo hilo conductor: la transgresión de normas del Hollywood clásico, cierta influencia tardía de la Nouvelle Vague y del neorrealismo italiano y un riesgo y una libertad creativa por sobre los estudios y productores que pocas veces se repetiría.

Cinco de los exponentes del New Hollywood (de izq. a der.): Steven Spielberg, Martin Scorsese, Brian de Palma, George Lucas y Francis Ford Coppola

Se dice que el pináculo de esta narrativa tuvo su ejemplo en Apocalypse Now (1979), de Francis Ford Coppola. En aquella película se sintetizan los aspectos más representativos de la corriente y de la forma más estrambótica posible. Fue de por sí una filmación demencial con una gran y riesgosa inversión propia de la productora del director —American Zoetrope— en una Tailandia involucrada de lleno en una guerra civil, con acontecimientos tales como un infarto actor del protagonista, Martin Sheen, el uso de drogas en el set, el cambio constante de guión, un tifón que destruyó los sets y retrasó el rodaje por un mes, un Marlon Brandon que se negaba a participar a último momento, y tantos hechos más.

Esta cinta fue una crítica feroz a la guerra de Vietnam. Estaba basada libremente en el libro El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad y estuvo bajo una dirección tan perfeccionista que casi cayó al borde de la locura como se atestigua en el documental Hearts of Darkness: A Filmmaker's Apocalypse (1991), dirigido por su esposa, Eleanor Coppola. Pero no es solo una carta antibélica, sino que también es una exploración profunda y existencialista del ser humano.

Apocalypse Now intro: The Doors, The End {1979} - YouTube
Fotograma inicial de Apocalypse Now (1979)

Y es que el New Hollywood fue eso también: una fuente de cintas que contaban mucho más de lo que aparentaban en la superficie. En este sentido, recaía una importancia absoluta en el guión mismo. Taxi Driver (1976), de Martin Scorsese es una buena muestra de ello. El guión de Paul Schrader fue escrito desde una íntima catarsis sobre la misantropía, la alienación y la locura. Y el personaje del veterano de Vietnam, Travis Bickle, retratado de forma brillante por Robert De Niro refleja eso: un errante sumido en la más plena oscuridad interior, perdido entre el neón y los rascacielos de una amenazante Nueva York.

La alienación y la locura en Travis Bickle, interpretado por Robert De Niro enTaxi Driver (1976)

Hay un nihilismo inherente a todas estas películas. A veces de forma mayor, a veces menor. Pero era un pesimismo que extrapolaba la atmósfera decadente de la época. The French connection (1971) y Sorcerer (1977) de William Friedkin reflejan aquello, cada uno a su manera. En la primera, el caso detectivesco se sumerge de lleno en una ambigüedad moral cuyo final es de alguna forma inconcluso; en la segunda, cuatro fugitivos son enviados a una misión suicida con el propósito recuperar su libertad al hacer funcionar de nuevo una terminal petrolera.

Fotograma de la transgresora persecución en The French connection (1971)

El neoliberalismo que se asomaba estaba presente en estas historias. La decadencia de las instituciones democráticas y el alzamiento de las corporaciones se reflejan muy bien en una película que forma parte de la llamada Trilogía de la paranoia, de Alan J. Pakula, The Parallax View (1974). Un periodista se ve sumido en un clima conspiranoico, en donde una empresa busca asesinar a determinados políticos motivada por oscuros intereses. La trama política y periodística se repite en la siguiente película del director —y tal vez su más famosa—, All the president 's Men (1976), centrada de lleno en el Caso Watergate.

La decadencia de las instituciones en The Parallax View (1974)

Los géneros no son ningún impedimento para estos directores; son solo medios con los cuales transmitir sus inquietudes artísticas. Así, Friedkin revolucionó tanto el policial moderno con The French Connection (1971) como el terror con The Exorcist (1973). Coppola pasó de películas de mafia con The Godfather 1 y 2 (1972, 1974) y thrillers como The Conversation (1974) hasta una película bélica como la ya nombrada Apocalypse Now (1979). Por otro lado, Roman Polanski pasó del terror de Rosemary’s Baby (1968) al policial negro de Chinatown (1974).

En tan solo dos años Friedkin pasó del policial de The French Connection (1971) al terror de The Exorcist (1973)

Por otro lado, el viejo “star system" se había desmoronado. Los actores ya no eran seres endiosados; se estaban convirtiendo en gente de carne y hueso, con sus propias vulnerabilidades. Dentro de esta camada nacieron futuras celebridades como Robert DeNiro, Faye Dunaway, Gene Hackman, Jane Fonda, Al Pacino, Warren Beatty, Diane Keaton, Robert Redford, Dustin Hoffmann, entre tantos otros.

El fin y su legado

Se podría decir que el fin de esta era lo marcaron dos de sus principales exponentes: Steven Spielberg y George Lucas. El primero comenzó haciendo cierta película no tan recordada como Duel (1971), pero Jaws (1975) fue la que hizo dinamitar las salas de cine y Close Encounters of the Third Kind (1977) terminó cimentando su carrera. Lo mismo ocurrió con Lucas, ya que incursionó primero en una ciencia ficción más experimental, THX 1138 (1971), para luego ir a una comedia juvenil, American Graffiti (1973), y finalmente hacer historia con Star Wars (1977). En ambos casos se revirtió la mirada crítica y ácida del New Hollywood para ofrecer blockbusters entretenidos y con una mirada más optimista, algo que marcaría ya las superproducciones y las franquicias de los años ochenta.

Close Encounters of the Third Kind y Star Wars, estrenadas en el mismo año: 1977

Sin embargo, el legado del New Hollywood sigue presente. Sus hilos transgresores, moldeadores de un tejido narrativo en la que los exteriores están más presentes que los sets, en la que se busca el objetivo artístico cueste lo que cueste y que transmita profundos subtextos por debajo de la capa más obvia de trama aristotélica se manifiesta en diferentes obras posteriores.

Dave Fincher es tal vez uno de los directores contemporáneos que mayormente heredaron esa forma de filmar. Zodiac (2007), un thriller periodístico con toques noir, es tal vez uno de los mayores representantes de lo que dejó el New Hollywood. Lo mismo podría decirse de Denis Villeneuve, tomando como ejemplo la película Prisoners (2013), una cinta que bucea de forma oscura en la desaparición de dos niñas y su búsqueda. O hasta podría llegar a decirse que la última película de Demian Szifron, Misántropo (2023), es una heredera directa de aquella narrativa. En ella se concentra una crítica mordaz a la sociedad estadounidense y un gran desarrollo psicológico de personajes en la forma de un policial.

Tres claras herederas del New Hollywood

En los tres casos la moralidad de los personajes se ve trastocada por un sistema que les impide avanzar en sus búsquedas y al cual deben hacerle frente fuera como fuera. En las tres películas hay cierto nihilismo que empapa la atmósfera de los films. En las tres cintas se halla presente el riesgo, en tiempos en donde la financiación de narrativas disidentes a lo mainstream es un fenómeno casi nulo.

El New Hollywood fue una ola que arrasó con un sistema en decadencia. De aquel lecho ya árido nacieron obras con una visión diferente, destinadas a cambiar la historia del cine para siempre.

Por Alex Dan Leibovich

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