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X: la vuelta al terror clásico

X (2022) es una película escrita y dirigida por Ti West. Está ambientada en los 70 y narra la historia de seis personas que alquilan una casa en el campo para filmar una película pornográfica. Los dueños de la propiedad son dos ancianos, un poco extraños, quienes tratarán de terminar con la vida de estas personas. Los seis protagonistas tendrán que dejar de lado sus objetivos personales para lograr sobrevivir.

Dentro del género del terror hay un subgénero que se lo conoce como “slasher”. Se cataloga dentro del slasher a las películas cuyo asesino usa un cuchillo o un arma similar a esta. Para muchos la ‘madre’ del género es Halloween (1978) de John Carpenter, aunque Psycho (1960) de Hitchcock también podría tener el mismo título. Desde el estreno de Halloween, hasta mediados de los noventa, en Hollywood se realizaron muchas películas similares; llegando a causar hartazgo en el público.

Ya hace un par de años, el slasher no predomina en las películas de terror. Hoy está de moda lo que se conoce como “terror elevado”. Se denomina de tal manera a aquellas películas en las que el miedo o suspenso pasa por cuestiones psicológicas y no tanto por la morbosidad o crueldad de los hechos en sí. En otras palabras, en el terror elevado la trama se centra en la psicología de los personajes. Películas que, a veces, son innecesariamente complejas: suelen estar dirigidas por directores que buscan confundir al espectador sin razón alguna, solo para demostrar que tienen ese poder.

Por más liberales y progresistas que se pueda pensar a todos en el mundo de las artes, hacer una película ambientada en la industria del cine pornográfico sigue siendo una polémica. Algo muy similar hizo Paul Thomas Anderson con Boogie Nights (1997), película con la cual X dialoga mucho. Los dos directores se escudan en la industria pornográfica para criticar a la industria del cine. Ese morbo que nos vive vendiendo Hollywood de querer mostrarnos todo. El “dar” hasta tu cuerpo por un poco de éxito. “I need to be famous”, repite la protagonista de X más de una vez. El verbo “need”-necesito, en español- es la clave en esa afirmación; ella no quiere ser famosa, lo necesita. Eso es lo que nos vende Hollywood con sus películas mainstream consumistas. Pero, ¿por qué la industria pornográfica? Simple, porque es impura, superficial, falsa y no le importa el ‘cómo’, sino el ‘qué’. Características muy parecidas a las del cine actual.

Ti West busca cortar con este tipo de terror y trata de volver a los orígenes, a lo clásico. Por eso, considero que X es un slasher ambientado en los 70 (la década de oro del subgénero). Esta hipótesis se puede fundamentar con las referencias que hay dentro de la película respecto a otras obras. En sus primeros minutos, la película nos acompaña a viajar por la ruta en la minivan de los protagonistas, es un comienzo casi idéntico al de La Masacre de Texas (1974) de Tobe Hooper; otra gran referente del cine de terror clásico.

Esa casa de dos pisos, que siempre vemos alejada de todo, en la que viven los ancianos, nos recuerda rápidamente a la casa de Norman Bates en Psycho. Además, West homenajea a Hitchcock con más de un plano casi idéntico, por si algún desprevenido no captaba las similitudes.

Al igual que en otras películas de terror, “la casa lejana” tiene un rol esencial, aportando realidad y simbolismo. Si uno piensa en una casa, piensa en protección, refugio, un lugar seguro. El terror demostró en más de una ocasión que ese significado se puede cambiar. Psycho, con esa terrorífica casa gótica, es tal vez el ejemplo más emblemático de “la casa lejana”. Esta es una herramienta que tiene el género, pero que de a poco, se estaba abandonando. West se molesta de nuevo por ese nuevo concepto y decide retomarlo, hace protagonista a la casa, la vuelve un personaje más. Por eso, no es casualidad que la arquitectura sea parecida a la de Psycho, e incluso a la de La Masacre de Texas. El buen terror, el clásico, es ese que tiene la habilidad de

Ti West no vuelve a estás películas y al subgénero solo por capricho, quiere hablarle a la audiencia. Su mensaje es claro, volver a lo clásico, reivindicar al terror. Pero, en la película, en cada plano, en cada secuencia, uno aprecia la convicción del autor, esto es lo más importante. Al fin y al cabo lo más importante no es hacer terror elevado o terror clásico. West nos demuestra que uno tiene que hacer lo que lo llene. Pasaron nueve años entre X y la última película de terror que había realizado el director. Se tomó su tiempo y volvió con algo que está fuera de época y es viejo. La convicción que mostró con esta película hizo que todos dejaran de lado, al menos por unas horas, el terror elevado; el éxito no lo logró por salir de la moda, el éxito lo logró porque salió de la moda convencido.

Así como lo hizo Tarantino con Once Upon a Time in Hollywood, X nos dice que la solución está en los orígenes. Postura que parece ser la más cómoda, pero que en realidad es la más arriesgada. Un presente en el que todo lo relacionado a la tradición parece estar mal visto, un presente en el cual todos buscan ser diferentes, un presente en el cual todos quieren mostrar de lo que son capaces. En ese presente Ti West dice: “Volvamos a lo clásico”.

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