¿Porqué Se7en tiene el final más shockeante de TODOS?

POR JERÓNIMO CASCO

22 DE SEPTIEMBRE, 19.06 PM | UTC-GMT -3

¿PORQUÉ SE7EN TIENE EL FINAL MÁS SHOCKEANTE DE TODOS?

Año 1995. Un joven David Fincher estrenaba su segundo largometraje, un thriller policial con dos estrellas del cine, una en ascenso como Brad Pitt y otra consagrada, como Morgan Freeman. Tres años antes del estreno Fincher había estrenado la tercera parte de la saga Alien, Alien3 (1992) con una floja recepción. Esta era, según él, una prueba de fuego para demostrar que ese primer traspié era necesario.

Se7en es el mejor thriller policial de la historia del cine por varias razones: sus actuaciones, la historia, el tono oscuro y lúgubre, la espectacular fotografía a cargo de Darius Khondji… algunos aspectos pueden gustar más o menos, pero si hay algo que toda persona está de acuerdo es el potente y shockeante final que tiene. En este artículo, vamos a analizar en profundidad el impactante final de esta también impactante cinta, y su significado en el contexto de la película.

Advertencia de spoilers: Este artículo contiene revelaciones importantes sobre la trama de "Pecados Capitales". Si todavía no viste la película, te recomendamos que la veas (de manera obligatoria) antes de continuar leyendo.

La película sigue a los detectives David Mills (interpretado por Brad Pitt) y William Sommerset (interpretado por Morgan Freeman) mientras investigan una serie de asesinatos brutales que están inspirados en los siete pecados capitales: la gula, la envidia, la ira, la lujuria, la avaricia, la pereza y la soberbia. A medida que la investigación avanza, los detectives descubren la mente retorcida del asesino John Doe (interpretado por un inolvidable Kevin Spacey que tiene menos de 20 minutos en pantalla), quien parece estar empeñado en enseñarle a todo el mundo una lección sobre moral a través de sus horribles crímenes.

El final de la película se desarrolla en un remoto lugar donde los detectives Mills y Somerset han sido “arrastrados”, de alguna manera, por John Doe. Unas horas antes de ser llevados a este lugar, los detectives encuentran una serie de cuadernos que revelan la verdadera profundidad de la locura de este asesino en serie. Descubren que estuvo planeando su (como dice él) obra maestra homicida durante años, y que todo fue parte de un elaborado plan para castigar los pecados que ve en la sociedad todos los días.

Cuando John Doe se entrega voluntariamente y revela que los dos pecados capitales que faltan en su lista son la envidia y la ira, algo que según sus palabras, son los que le darán un cierre perfectoce un rato a su "trabajo". Él afirma que Mills es la pieza clave de su castigo, algo que luego se revelará.

Aquí es donde la película da un giro impactante. Ya en esa locación media desértica, y con los dos detectives y John Doe como únicos partícipes de todo, una camioneta se acerca a lo lejos. Sommerset se acerca hasta la camioneta, apuntando al chofer y preguntándole quién es. El hombre responde que únicamente tenía que entregar una caja en esta dirección, la deja, y Sommerset le obliga a que corra sin mirar atrás. Mientras Mills calla a John Doe la revelación se hace realidad: la caja contiene la cabeza de Tracy, esposa de Mills. El inmediato shock en el rostro de Sommerset es palpable. John Doe tiene el control. Sommerset corre hasta donde están Mills y Doe, dándole a entender que ha caído en la trampa de John Doe al convertirse él mismo en el séptimo pecado capital: la ira. Lleno de furia, Mills dispara a sangre fría a John Doe, ejecutando así el acto final de esta trágica historia.

El impacto de este final es profundo y multifacético. En primer lugar, pone de manifiesto la naturaleza retorcida y enfermiza del villano, alguien que está dispuesto a llevar su obsesión hasta las últimas consecuencias. Además, el giro final destaca cómo la búsqueda obsesiva de la justicia puede llevar a la perdición moral, ya que Mills cae en el pecado de la ira y comete un asesinato en medio de su desesperación por saber que ya no volverá a estar con su esposa nunca más.

El director David Fincher logra construir una narrativa intensa y opresiva que lleva al espectador a cuestionar la naturaleza de la moralidad y la justicia. ¿Es justificable el asesinato de un asesino en serie en nombre de la justicia? ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de un individuo en que se siga propagando el pecado? Estas son algunas de las preguntas que Se7en plantea con provocación, dejando una sensación de frialdad y desapego de lo humano que son difíciles de sacar.

La pérdida de la esposa de Mills y la ira que lo consume son parte de la historia del cine. La película no ofrece una resolución fácil ni una sensación de satisfacción, lo que la diferencia de muchas películas de suspenso convencionales.

La película no sólo se queda en el shock, sino que se convierte en una reflexión sobre la naturaleza de la moralidad, la obsesión y los límites de la justicia. Es un final que se pega en la mente del espectador y demuestra la habilidad de David Fincher para crear películas que desafían las convenciones y provocan debates éticos y morales.

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