El Fin De La Ciencia Ficción Como La Conocemos

Entre tanto Barbenheimer, el regreso de Brendan Fraser y la crisis Hollywoodense este año; no quería dejar pasar por alto la situación actual de este género propio de los fanáticos de superhéroes, acción, ciencia y tecnología; todo en uno. A continuación, comentaremos qué está pasando con la ciencia ficción este 2023.

Desde la comodidad de una butaca de cine, la ciencia ficción nos permite viajar en el tiempo a conocer a los padres de Marty McFly para salvar a su familia como también viajar al planeta desértico de Arrakis junto a Timothée Chalamet y apreciar la bellísima cinematografía que directores como Villeneuve, Peele o Christopher Nolan trabajan para transmitir la incertidumbre propia de la ciencia ficción y así poder dejarnos al borde de la butaca soñando con épicas batallas intergalácticas contra extraterrestres de tres cabezas.

En primer lugar, cuando hablamos de ciencia ficción no sólo nos referimos a superhéroes, robots e invasiones extraterrestres sino a un género que desde sus inicios buscó generar inquietudes en los espectadores sin considerarse terror propiamente. En este sentido, se tratan cuestiones apocalípticas capaces de demostrar a los humanos cuán finita es su existencia y las consecuencias de su paso por el mundo.

A su vez, es una manera satírica de representar críticas al poder que puede ejercer un gobierno autoritario sobre sus ciudadanos o bien al cercano fin del mundo, producto indudablemente del hombre.

Una vez establecida la esencia de la ciencia ficción, con el tiempo fue adquiriendo recursos tales como invasiones intergalácticas, así como Marvel nos llevó a empatizar con la raza Skrull y su cultura con el reciente lanzamiento de Secret Invasion en donde un grupo de extraterrestres crea una comunidad secreta en la Tierra responsable de conflictos internacionales en busca de la extinción de la raza humana. De todas formas, los extraterrestres siempre formaron parte de este género como así lo quiso Wells hace un siglo cuando escribió el clásico, La Guerra De Los Mundos, junto con el nacimiento en 1982 del extraterrestre más famoso: E.T y cómo olvidar cuando Disney nos hizo creer que Marte podría robar a nuestras mamás.

Por otro lado, otro recurso típico del género en cuestión es el desenfrenado avance de la tecnología, que en principio tiende a facilitar el trabajo humano así como enormes robots protegen el planeta en Transformers o bien, Wall-E resulta ser una nostálgica máquina andrajosa que nos emociona cuando se enamora de Eva. Sin embargo, de una forma u otra, el control de la bioingeniería se va de las manos, los robots toman conciencia para atacar a los humanos y dominar el mundo como en Tomorrowland y en Blade Runner por parte de los ‘replicantes’.

Sin embargo, el tema fue evolucionando para adaptarse al presente y llegó a retratar posibles escenarios apocalípticos en donde la Inteligencia Artificial llega a dominar el mundo utilizando a los humanos como peones para así demostrar a la sociedad su osadía al crear semejante amenaza como bien claro lo expresa Tom Cruise en la séptima entrega de Misión Imposible. Tampoco debemos dejar pasar el excelente trabajo de Black Mirror capaz de dejar un sabor agrio en la boca del espectador al finalizar cada episodio con una sólida crítica social para reflexionar sobre estas cuestiones.

En general, los casos que plantean catástrofes como resultado del avance tecnológico viene a exponer al ser humano como una raza curiosa e imprudente que termina consigo misma porque pierde el control de sus investigaciones en el afán de encontrar respuestas o facilitar su día a día.

Por otro lado, la ciencia ficción tiende a relacionarse con otros géneros como vemos con la innovadora M3gan, una muñeca robótica espeluznante y asesina creada para no dejarnos dormir en la noche. Otro ejemplo reciente es la exitosa obra de Peele, Nope, en la que combina el terror con la ciencia ficción para nuclear una pareja de hermanos cuidadores de un rancho con la presencia inquietante de un OVNI.

Así también, el romance se coló entre las producciones de este tipo como Joaquín Phoenix se enamoró perdidamente de una Inteligencia Artificial y logró representar la soledad hacia la que nos dirigimos desde el punto de vista de Theodore, un escritor sin rumbo fijo. Otro ejemplo perfecto es la química entre Jennifer Lawrence y Chris Pratt protagonizando Pasajeros como el único par de desconocidos en una nave espacial a 100 años de su destino como también la comedia romántica en la Netflix propone acompañar a Dylan O'Brien en una trillada aventura combinando el amor y los monstruos para reencontrarse con su novia durante el apocalipsis.

Dicho esto, generalmente se dan realidades distópicas en donde la vida de los protagonistas es miserable y ambientada en un planeta apocalíptico dado por algún incidente científico como un derrame nuclear o un desastre natural. Este es el momento de la mención especial al marco narrativo de The Last Of Us, exitosa serie de HBO Max cuya escenografía y ambientación es digna de una ovación dado que le hace justicia al videojuego que lleva su nombre representando cada detalle propio de un Massachusetts distópico.

Con esto nos introducimos en las diferentes realidades que los creadores se ven obligados a explotar ya que hoy en día, la ciencia ficción está entrando en una crisis donde los consumidores exigentes buscamos ver cosas innovadoras de modo que las historias se complejizan involucrando viajes en el tiempo que de una forma u otra abre posibilidades a conexiones dimensionales para poder reunir a Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland en una misma película.

Como una de las precursoras, Matrix destruyó todo atisbo de realidad que puede tener una película de ciencia ficción cuestionando metafóricamente nuestro rol en la sociedad y jugando con lo que es real y lo que no de modo que busca representar al ser humano como un peón en el sistema.

Otros decidieron explotar los viajes en el tiempo y los accidentes temporales capaces de crear villanos a partir del error de un protagonista heroico pero a la vez humano capaz de equivocarse. Si bien muchos tenemos ideas controversiales acerca de esta película, todos deberían ver The Flash de Andy Muschietti para presenciar cómo Barry Allen adquirió su supervelocidad a partir de un accidente en su trabajo y acompañarlo en un viaje para comprender que nadie puede cambiar el pasado por más de que él pueda entrar en la Cronósfera y visitar al Superman de Nicolas Cage. El problema en este punto es la sobreexplotación del recurso del viaje en el tiempo porque, en un mismo año, nos ofrecieron viajar a través de los años de la mano de Miles Morales o Loki en la segunda temporada de su serie.

Por ende, hoy por hoy este género adquirió una notable complejidad que requiere urgentemente nuevos recursos para innovar a los espectadores y así evitar convertirse en un género simplemente pochoclero con robots y extraterrestres sin sentido.