'Asteroid City' Review: Wes Anderson hablándose a él mismo

POR JERÓNIMO CASCO

12 DE AGOSTO, 15.25 PM | UTC-GMT -3

‘ASTEROID CITY' REVIEW: LA LLEGADA DE LOS OVNIS SEGÚN WES ANDERSON

Wes Anderson: Sinónimo de simetría, perfeccionismo, humor inocente y de contratar a medio Hollywood para sus películas. La pregunta podría ser: ¿Cómo hace para convencer a todas estas estrellas para que tengan papeles tan insignificantes? Quizás piensen: "Hey, estoy en esta película de Wes", y ya con eso se contenten.

Sea cual sea la respuesta, no tiene sentido ya que estamos para hablar de la versión de Wes Anderson sobre qué podría llegar a suceder en el caso de que los extraterrestres hagan contacto en la Tierra. O eso es lo que te quiere hacer creer el director texano.

Estamos ante una película que propone una absurda historia, y tal vez sea el propio director auto-referenciándose. Tal vez sea su manera de ver cómo se cuentan las historias, y cómo la audiencia las absorbe. O quizás, y sin irnos demasiado lejos de la realidad, es simplemente Wes Anderson siendo Wes Anderson.

¿OK, PERO DE QUÉ VA ASTEROID CITY?

Un narrador (Bryan Cranston) que rompe la cuarta pared constantemente nos cuenta la historia de Conrad Earp (Edward Norton), un escritor que está buscando intérpretes para poder adaptar su última obra de ficción al teatro, Asteroid City.

En el proceso encuentra accidentalmente a un repartidor de helados (Jason Schwartzman) que le demuestra sus dotes actorales (y otras cosas más). Instantáneamente se nos transporta a la ciudad que tiene el mismo nombre que la novela de ficción, ambientada en el desierto estadounidense y que posee únicamente un bar, una estación de servicio con un reparador de coches, un complejo de diez pequeñas casas, un puente a medio hacer y una atracción que está abierta de 9 a 17 hs, que resulta ser un cráter.

Año 1955. Una familia compuesta por Augie Steenbeck y sus cuatro hijos paran en la ciudad para acompañar a uno de ellos llamado Woodrow (que es un genio), que tiene la posibilidad de ganar la beca Junior Stargazer que es otorgada a jóvenes científicos que presentan distintos proyectos retro-futuristas. Ahí conoce a una famosa actriz (Scarlett Johansson) y otros curiosos personajes.

A diferencia de su última película, La Crónica Francesa (2021), Anderson toma todos los elementos (e incontables personajes) y los conjuga de manera armoniosa, sin prisa pero sin pausa, de modo que todo tenga algo de sentido (aunque puede ser caótica por momentos).

Con esos característicos colores pastel se representa Asteroid City, la ficticia ciudad de la obra teatral donde tras un descubrimiento de otro mundo, todos sus habitantes (y los que habían llegado) deben quedarse en cuarentena. Anderson se toma con calma y sin mucho dramatismo este evento, dándonos a entender que no es lo que realmente importa.

Entonces, ¿cuál es el punto? ¿Donde está el conflicto, el desenlace? ¿Qué hay que descifrar, si es que hay que descifrar algo? La película nos muestra en paralelo el verdadero conflicto a través de escenas en un tono blanco y negro tirando a gris, donde vemos a los personajes mezclar la ficción con su realidad. Acierto o error de Wes, esto nos habla de que claramente el director debe estar pasando por una especie de bloqueo creativo. (Recuerden: el hecho de que un cineasta estrene su película no quita el hecho de que su potencial imaginativo no esté fallando de alguna manera).

El director se permite narrar una historia de ciencia ficción donde por primera vez mira al cielo para observar las estrellas y ver que hay más allá de lo que conocemos, pero se queda sólo en el intento, teniendo más estrellas en su reparto (sin sentido alguno, dándole a Willem Dafoe 3 minutos en pantalla en un papel que lo podría haber interpretado cualquier otro ser humano en la Tierra) que estrellas que puede haber en el cielo.

Aún así, entretiene, es dinámica, tiene un punto donde se habla a el mismo, y entre todo ese caos, deja un buen sabor de boca.

CONCLUSIÓN:

"Asteroid City es la cinta más metafísica y quizá, más autorreferencial de Wes Anderson, un director que se encuentra ante la trampa que él mismo se tendió, obsesionándose con una estética indiscutida, si, pero que lo encierra y no le permite salir de su zona de comfort."

PUNTAJE: 7 de 10

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