Placeres culposos: el (re)impacto de la saga Megalodón

POR JERÓNIMO CASCO

3 DE AGOSTO, 14.23 PM | UTC-GMT -3

PLACERES CULPOSOS: EL (RE)IMPACTO DE LA SAGA MEGALODÓN

Más grande. Más cantidades. Más diversión. Y tener una mega estrella. Esas son algunas de las reglas que imponen los grandes estudios a la hora de ver los exitosos números de algunos impensados títulos que sacan grandes réditos para la industria cinematográfica.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. La imagen que se encuentra más arriba, la del imbatible Jason Statham en una pelea titánica y completamente improbable contra un megalodón de más de 25 metros de longitud, y con un absurdismo visual a la altura de lo peor de la saga de Rapidos y Furiosos, nos dice lo que probablemente ya sabemos de antemano: estamos ante un placer culposo.

La secuela de la divertidísima The Meg, Meg 2: The Trench refuerza de manera eficaz la idea de que estamos ante una saga que no busca explorar los miedos existenciales y primarios que proponía un joven Steven Spielberg hace casi 50 años con su magistral e icónica Tiburón. No, estamos ante una propuesta que hace que las películas de The Rock sean pochoclo barato. Entonces, ¿porqué tienen tanto éxito?

El término guilty pleasure (traducido textualmente como placer culposo) data su origen desde el siglo XVIII, y fue mutando su significado hasta la actualidad. Hoy en día lo usamos para nombrar a aquellas películas, series, música o hasta elecciones culinarias que sabemos que no son “buenas” desde un punto de vista artístico en el caso de las obras audiovisuales, o saludables desde el gastronómico.

Obviamente es debatible ya que el cine, como todo arte, es subjetivo, de tal manera que a la persona que considera a El Padrino una obra maestra absoluta puede que tenga una visión y gusto completamente diferente a otra que piensa que es una obra aburrida y sin sentido. Teniendo eso en cuenta, podemos considerar un placer culposo en el cine a esas películas que buscan solo divertirnos, no dejarnos ningún mensaje reflexivo y que nos olvidemos de ellas a las dos horas de haber visto, sabiendo que dentro de un tiempo queramos sólo pasar un buen rato.

Estos son algunos de los guilty pleasures más populares del cine moderno:

THE MUMMY RETURNS ('La Momia Regresa', 2001)

A esta película le perdonamos todo. Desde la escena de The Rock transformado en el Rey Escorpión con un vago y muy barato CGI, hasta su final con efectos visuales peores que cualquier juego de PlayStation 2, nada en esta película tiene sentido.

Brendan Fraser y Rachel Weisz junto a un par de personajes secundarios bastante cliché y ridículamente graciosos son parte de los ingredientes que hacen de esta película un placer culposo digno de revisitar cada tanto.

THE DAY AFTER TOMORROW ('El Día Después de Mañana', 2004)

En este caso no son los efectos especiales el problema, ya que su director Roland Emmerich tiene un historial muy bueno en la ciencia ficción y siempre le da prioridad a ese aspecto, ni tampoco la precisión científica, ya que es (a esta altura y a casi 20 años del estreno, teniendo conocimiento público del calentamiento global y sus consecuencias) bastante probable..

Pero no se puede evitar comentar la escena de la biblioteca, lo inverosímil del montaje y como podes tener una ola de treinta metros de altura a dos metros tuyo, y en el siguiente plano tenerla a 20 metros. ¿Acaso no estudiaron los montajistas lo que es la continuidad en una película?

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LOVE ACTUALLY ('Realmente Amor', 2003)

El amor nunca pudo ser tan cliché como en Love Actually. Cero originalidad, una historia totalmente predecible, personajes muy pomposos, y aún así, a 30 años del estreno, sigue cautivando. ¿Por qué será? Probablemente un motivo para escaparnos a estas utópicas historias románticas aparentemente conectadas que nos hacen fantasear con que algún día esto pueda ser así. Nada más lejos de la realidad.

THE HAPPENING ('El Fin de los Tiempos', 2008)

M. Night Shyamalan sorprendió a todo el mundo cuando estrenó en el año 1999 El Sexto Sentido, una película de terror con un impresionante plot twist que dejó boquiabierto hasta al mismísimo Bruce Willis. El director siguió por la buena racha con títulos como El Protegido, Señales o La Aldea, pero a partir del año 2008 su merecida fama empezó a decaer.

Esta probablemente sea la película más divisoria del director ya que tiene conceptos muy interesantes pero muy mal ejecutados.

Y vos, ¿Cuáles son tus placeres culposos?

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