'Barbie' Review: Un exageradamente hermoso mensaje de Gerwig a la sociedad

POR JERÓNIMO CASCO

29 de JULIO, 16.30 PM | UTC-GMT -3

'Barbie' Review: Un exageradamente hermoso mensaje de Gerwig a la sociedad

Era sabido. La nueva película de la directora Greta Gerwig era una de las apuestas del año, y una que envolvía una constante sensación de curiosidad tanto entre los más cinéfilos, como el resto.

¿Una película sobre la muñeca más famosa de la historia dirigida por una actriz del cine underground/indie de mediados de los 2000, con un presupuesto exorbitante y una enorme campaña de marketing como pocas veces se vio? Sin duda, todas esas dudas se despejaron con su estreno.

Barbie es un inusual éxito de taquilla que trata de redefinir el concepto de blockbuster, y que también sirve como una especie de respuesta al desgastado sub-género de superhéroes. Esto nos habla de la necesidad de nuevas historias, nuevos ángulos y nuevas maneras de entretener al público. Pero no, no todo es color de rosa en la nueva película de Gerwig. Y lo digo en el buen sentido. Antes repasemos en pocas palabras de qué va esta exageradamente hermosa historia.

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La película nos mete de lleno en un ficticio mundo llamado Barbieland donde todas las versiones de Barbie y Ken (y algunos “productos discontinuados” de la marca Mattel) conviven pacíficamente, cumpliendo cada uno con su rol como debe ser, con la diferencia de que en esta dimensión las mujeres mandan, y los Ken están condicionados a sus reglas.

Estas muñecas (y los Ken) están entrelazadas con sus dueñas, que sirven como hilo conductor entre sus actitudes y decisiones. Ningún Ken cuestiona cómo debe actuar ante el mandato de las Barbies, y de esa manera todo se desarrolla con cierta tranquilidad.

En ese contexto, la Barbie Estereotípica (Margot Robbie) comienza a sentir algunos “deslices” en su perfecta rutina. Y es ahí cuando recurre a la Barbie Rarita (una que fue maltratada por su antigua dueña) para saber la verdad de porqué le está pasando lo que le está pasando, y tratar de encontrarle una solución a su problema junto a la compañía del Ken más famoso (Ryan Gosling).

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Sin dar muchas vueltas, Barbie es una comedia totalmente exagerada en el mejor de los sentidos, que no sólo divierte de una manera muy bizarra y hermosa a la vez, sino que también plantea cuestiones que son necesarias, cómo los papeles de la mujer y el hombre en la sociedad, y porqué es necesario cambiar el chip. O intentar cambiarlo por lo menos.

Entre tantos personajes y temas que son abordados, ante todo pronóstico de absoluto caos que podría haber sido esta película, Gerwig logra generar de manera magistral una sensación de equilibrio que reconforta, que cuestiona a la sociedad desde un punto de vista feminista sin caer en lo chocante, y que de paso nos da algunos momentos (ya) icónicos a esta altura.

Lo que hacen Margot Robbie y Ryan Gosling con sus actuaciones es simplemente magnético. La evolución de Barbie hacia su “humanización” es sutil pero bastante efectiva gracias al innegable talento de Robbie como actriz. Ya demostró la versatilidad que tiene, y me animo a decir que de seguir por este camino es posible que estemos ante una futura Meryl Streep.

Y Ryan Gosling es sólo Ken, una especie de contraparte al personaje de Barbie que descubre el (lamentable) patriarcado que existe en el “Mundo Real”, y desea tener algo más de protagonismo. Su presencia en la pantalla me recordó a su personaje en The Nice Guys (2016), mostrándonos nuevamente su faceta más hilarante y ridícula en el mejor de los sentidos.

Desde un punto de vista técnico, es inmersiva sobre todo en la producción de Barbieland: el amor por cada detalle que hacen a ese plástico y perfecto son digno de todos los aplausos, y esas transiciones de la tierra de Barbie al Mundo Real recuerden al mejor cine de antaño, con esas paredes dibujadas y los colores sobresaturados haciendo énfasis en la ensoñación idealizada que representa pasar de un lugar a otro.

La plasticidad se siente hasta en el Mundo Real, donde los altos cargos de la empresa responsables de Barbie parecen de juguete y notablemente incapaces. No sé cómo tomarme el hecho de que hayan puesto en pantalla eso, pero seguramente tendrá su porqué. ¿Otra jugada de marketing? Tal vez.

Otro aspecto que tengo que recalcar, y lo digo como persona que se identifica con el género masculino, y relato en primera persona desde este mismo instante, es el poder que tuvo la película para, por un segundo, abrirme la cabeza. Si, muchas veces de manera exagerada y graciosa, pero por momentos tuve la necesidad de ponerme desde la posición de la mujer como tal en la sociedad, y replantearme algunas cosas, y eso no lo hace cualquier película.

Lo hizo Barbie, la película que menos me esperaba que lo haga, y creo que llegó en el momento justo no sólo en lo personal, sino que también como a nivel global. Tomen nota y no se dejen engañar por las despiadadas críticas. Al fin y al cabo, no entendieron de qué va Barbie.

CONCLUSIÓN:

“Barbie vino a ser esa película que revolucionaría los blockbusters modernos, y se podría decir que ya lo hizo. Divertida, exageradamente graciosa y necesaria, Gerwig se abre paso en una industria comandada en su mayoría por varones para decirnos que todos podemos contar buenas historias, y que es vital entender el hecho de que darle a la mujer ese espacio que siempre se mereció, es hoy más importante que nunca.”

PUNTAJE: 7.9 de 10

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