'Amores Perros' es el debut PERFECTO de cualquier director de cine

¿Que otro ser vivo existe más leal y fiel que el perro? La primer película del aclamado realizador mexicano Alejandro González Iñárritu es una de esas experiencias que resulta imposible de despegarla de la cabeza.

Las pasiones de los protagonistas de estas tres historias entrelazadas muestran el talento de un director que retrata el comportamiento humano como nadie. Hoy se cumplen 23 años del estreno de una película que marcaría el rumbo del cine mexicano y latinoamericano: Amores perros.

¿DE QUE TRATA AMORES PERROS?

Esta es la historia de Octavio, El Chivo y Valeria, tres personas que no se conocen pero que son atravesadas por un accidente automovilístico que torcerá sus destinos para siempre. La película narra a través de los 3 puntos de vista de cada uno de ellos cómo es que llegaron a esa situación en particular, y cómo tratan de salir adelante luego de ese trágico suceso.

Esta sería la primera de una trilogía conectada posteriormente con 21 Gramos y Babel (ambas rodadas fuera de México). Las temáticas abordadas en sus primeras dos producciones hollywoodenses tienen una consonancia bastante acertada a pesar de las diferencias culturales y temporales: Iñárritu entiende el concepto de universalidad como pocos, y lo plasma magistralmente en pantalla en su debut como director.

Y es así como arranca Amores Perros.

• Primero a través de los ojos de Octavio (Gael García Bernal) vemos el fervor y la pasión que siente por la pareja de su hermano en un hogar bastante disfuncional. Su deseo de escapar de esa realidad le hace adentrarse en el oscuro mundo de las peleas de perros ganando dinero fácilmente pero acarreando problemas más grandes tras un malentendido.

• Luego está la historia de Valeria, una supermodelo española que reside en México, y parece tener la vida perfecta junto a su marido Daniel, en contraste con la desastrosa vida de Octavio. El drama y la tragedia de Valeria despegan luego del accidente. Es impresionante ver como la misma situación puede afectar de manera distinta a cada uno, y como cada uno de ellos se relaciona con los perros, siendo estos seres parte de una metáfora sobre la humanidad y la pérdida.

• Y por último, la más emocionante de todas, la historia de El Chivo, un hombre en situación de calle que supo ser alguien importante en su momento, y dejó todo lo material y a su familia para vivir con los perros de la calle, sin preocupaciones ni relaciones con otras personas. Es en este tercer fragmento donde Iñárritu hace más hincapié ya que El Chivo es el único personaje que sale ileso del accidente, pero si partícipe como observador de la situación.

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Y es a partir de ese momento donde el director fortalece su capacidad narrativa, dando a entender a la audiencia de que las primeras dos historias eran un mero pretexto para contarnos la historia de este atormentado hombre.

Amores Perros fue el inicio de una puesta en escena del director donde naturalizaba con el lente lo puesto en pantalla: cámara en mano, colores fríos y saturados, y un marcado gusto por el seguimiento a sus personajes. Esto luego se vio reflejado en toda su filmografía hasta Biutiful, donde incorporaría elementos fantásticos a un relato que funciona de manera paralela a sus primeras películas.

Pero sin dudas, la primer película de este director es uno de los mejores ejemplos de que con muy poco se pueden hacer obras excepcionales.

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