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Misántropo: un reflejo invertido

Spoilers

Hay películas que se podrían encontrar en cierta región del cine. Una región heredera del New Hollywood, de películas como The French Connection, Taxi Driver o The Conversation, y la cual continuó su legado a través de películas como The Silence of the Lambs, Zodiac o más cercano en el tiempo, Prisoners. Un caso a resolver, una atmósfera noir, una ambigüedad moral, una decadencia del humano, una crítica mordaz a la sociedad. Misántropo de Demián Szifron es una clara heredera de todo ese cine.

La película comienza con música a todo volumen, fuegos artificiales, una viva fiesta de nuevo año celebrada en lo alto de los rascacielos de Baltimore. La gente baila y se emborracha bajo un cielo de estrellas apagadas por la gran megalópolis. Y de pronto y al unísono de los fuegos artificiales, un disparo. Y luego, otro y otro. Se camuflan en medio del estruendo fogoso y artificial. Y así es como una masacre se extiende a través de las terrazas y los ventanales de los rascacielos.

Eleanor Falco observando la ciudad desde el escenario del crimen

De inmediato la cámara se posa sobre los hombros de la mujer a la que vamos a seguir durante toda la película, a través de cuyos ojos vamos a observar cada investigación, cada paso en falso, cada sufrimiento en pos de atrapar al asesino, Eleanor Falco, interpretada de forma magistral por Shailene Woodley. El foco irá a su lado, desde su subida impulsiva hacia el escenario del crimen hasta la ubicación del mismo culpable. Va a protagonizar la acción en compañía de su colega, Mac, y su jefe, que funciona a la manera de un mentor, Lammark.


Una crítica mordaz

Misántropo no fue distribuida en Estados Unidos y fue criticada por un aluvión negativo. La razón es simple: es una obra que cual Bombita arrasa con la mayoría de los elementos que conforman el esqueleto estadounidense.

Fue un argentino y un inglés quienes escribieron el guion. Tal vez solo la mirada de outsiders a la cultura estadounidense podría concebir una de las críticas más mordaces a todo su sistema. Szifron repitió el patrón ya había hecho en Relatos Salvajes, pero en Misántropo aplicó su mirada ácida de manera más explícita y sobre aquella sociedad del hemisferio norte: la población fragmentada por un Estado cuyo beneficio es la venta armamentística y libre al público, cómo el hallar al culpable y ofrecer justicia no importa tanto como quién lo hace y el poder de turno que se beneficia de ello, una policía mediocre y sumisa, un sistema elitista que de alguna forma terminó creando al culpable de los asesinatos en masa.

El director y co-guionista, Demian Szifron.

Y de alguna manera quienes pudieron resolver el caso son también outsiders: un jefe despedido de manera injusta del caso por intereses de sus superiores, una mujer con un historial psicológico que en realidad podría ser el de la mayoría de las personas, como bien ejemplificó el jefe en su discurso inicial en la comisaría.

La idea se le había ocurrido a Szifron en el 2010, pero ocurrieron diversos hechos antes de poder concretarla: la producción de Relatos salvajes, su inconclusa El hombre nuclear y un posterior rechazo al proyecto. Y es que al momento de idearla. Estados Unidos era un país algo diferente -aunque no tanto- al actual. Fue a partir de los años 2015 y 2016 que los tiroteos en masa fueron creciendo. Por esa razón, cuando la película finalmente fue tomada por Film Nation, se distribuyó en todos los países menos en Estados Unidos. Szifrón mismo dijo que se la veía como una oveja negra, un film que generaba “aversión, temor, incomodidad” en la sociedad estadounidense. La idea y hasta el guion se adelantaron a sucesos que ahora son tristemente cotidianos.


Un reflejo invertido

La protagonista, Eleanor Falco, es a la vez un reflejo y una distorsión invertida del culpable, Dean Possey. Ambos son antisociales. Ambos tuvieron detonantes en su infancia. Mientras que la de Dean es explícita -fue herido casi de manera mortal en la cabeza por sus padres-, la de Eleanor no se revela pero tampoco hace falta para mostrar su gravedad. Y ambos comparten una historia muy similar a partir de aquellos hechos. No tuvieron las mismas oportunidades que todos, limitados por un sistema elitista, al cual no cualquiera puede acceder. Ella no pudo ingresar a la Universidad ni tampoco al FBI, a pesar de contar con enormes aptitudes. Él ni siquiera pudo acceder a una vida relativamente cotidiana. Sin embargo, más que antisociales se los podría describir de una mejor forma: misántropos. El término significa “persona que huye del trato con otras personas o siente gran aversión hacia ellas”. Es el eje central de la película y fue un título no respetado en su proyección en Estados Unidos, ya que fue reemplazado por "To Catch a Killer" (“Atrapar a un asesino”).

Secuencia previa a la matanza en el shopping.

Sin embargo, sus caminos sí se bifurcaron. La diferencia radica en que mientras que él eligió el camino de la matanza externa, ella eligió el camino de la autodestrucción interna, mediante drogas o cortes. Eleanor vive a su manera en un departamento no muy lujoso y en compañía de una mascota. Dean es nombrado por su misma madre como “Rey Nómada”; no tiene un lugar fijo. De ahí su parada en el shopping para limpiarse y comer.

Plano invertido de Eleanor Falco nadando.

Hay una especie de reflejo e inversión simultánea en ambos, y eso podría verse representado en planos como el inicial, en el cual se muestra a una Baltimore dado vuelta, escenario de las matanzas de Dean, o en la pileta en la que Eleanor descarga sus frustraciones, mostrada de manera también invertida. La sublime dirección de fotografía de Javier Juliá, quien ya trabajó en Relatos Salvajes o en la reciente Argentina 1985, hace también a estos cuidadísimos planos. Y es esa cualidad doble la que termina funcionando en el final del conflicto.


Una conclusión inconclusa

En la secuencia final, ambos se enfrentan. Se le ve por primera vez el rostro completo a Dean y se le escucha por primera vez hablar. Claramente es esa persona que Lammark describió al principio: no es un racista, ni un terrorista, ni un nazi. Sí es alguien trastornado, como mucha gente, pero que llegó a cruzar una línea, tal como Eleanor le dice. Él está sentado en la mesa con un arma y ella está parada frente a él. El diálogo empieza a conectarlos entre sí, al demostrarle a Dean que ella no es muy diferente a él.

Si no fuera por aquella similitud no habría habido diálogo. Ella habría muerto al instante y él habría escapado. Si no fuera por la inversión de su semejanza, tampoco habría habido diálogo: ella sería tan asesina como él y no habría llegado a esa situación. Es gracias al reflejo invertido que se produce la empatía. Y es gracias a la empatía que se termina de alguna forma “resolviendo” el conflicto. Si no hubiera sido así, ella no habría sobrevivido y no habría podido detenerlo de su ola de crímenes.

Eleanor y Dean cara a cara en una de las escenas finales.

Sin embargo, no existe tal resolución. Misántropo no es un caso del policial clásico ni busca serlo. Se podría decir que es más una exploración de la sociedad y del espectro de comportamientos humanos que se pueden encontrar en ella. Dean termina siendo asesinado de forma brutal por los policías, por el sistema. ¿Termina habiendo justicia por la enorme cantidad de gente que mató? Eleanor firma un documento muy a su pesar. ¿Termina siendo un buen cierre para un caso del cual no se develó toda la verdad?

Eleanor en contraste con el cartel “Love Pink” ("Amor rosa").

Misántropo concluye con varios planos. Uno es el de ella llorando tras haber firmado un documento con el cual no estaba de acuerdo, y de fondo, en segundo plano, autoridades recibiendo una acreditación que no les correspondía. Luego, camina en una ciudad oscura. Sin embargo, en cierto momento su silueta contrasta con un fondo rosado que dice “Love Pink” ("amor rosa"). Tal vez se podría relacionar con aquella frase que le dijo a Dean: “ellos quemaron nuestros puentes al placer. Pero creo que se pueden reconstruir”. Y después, resuena la frase de Lammark: “Si atrapamos a este tipo, todo lo demás desaparecerá. Y ambos podremos hacer el trabajo para el que estamos destinados”.

Plano final de la película.

Más tarde, se acerca a las oficinas del FBI. Y así como hay una cualidad doble que es una constante a lo largo de la película, concluye de forma muy similar. A diferencia de Dean, ella pudo seguir con su vida. Sin embargo, la voz de Lammark ya no existe; está muerto. ¿A qué costo fue todo? ¿Hubo de verdad justicia? ¿Seguirá habiendo misántropos capaces de hacer lo que Dean hizo? ¿Seguirá existiendo la misma sociedad que lo moldeó? La película no deja respuestas, solo preguntas.

Por Alex Dan Leibovich

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