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La filosofía de Jep Gambardella: la mundanidad de la existencia humana

“Así es como siempre termina. Con la muerte. Pero primero estaba la vida. Escondido debajo del bla, bla, bla. Todo está resuelto bajo la charla y el ruido. Silencio y sentimiento. Emoción y miedo. Los destellos demacrados e inconstantes de belleza. Y luego la miserable miseria y la miserable humanidad. Todo enterrado bajo la cobertura de la vergüenza de estar en el mundo, bla, bla, bla... Más allá está lo que hay más allá. No me ocupo de lo que hay más allá. Por lo tanto... Que comience esta novela. Después de todo... Es solo un truco. Sí, es solo un truco.”

Las últimas palabras de Jep Gambardella, el protagonista de La Grande Bellezza', resumen la filosofía de vida de un crítico y escritor de arte que, gracias a la (¿coincidencia?) de su cumpleaños número 65 y los recuerdos de un amor no correspondido recibe un golpe emocional que le plantea una nueva manera de ver las cosas.

¿Cuál es el sentido de nuestra existencia? ¿Porqué tanto esfuerzo en caerle bien a los demás, en deconstruirnos y reconstruirnos todos los días para ser parte de algo que luego nos olvida?

Jep Gambardella es un hombre que maneja dos modos de vida en paralelo: por las noches es un hombre sumamente sociable, fiestero, ácido y crítico. Y durante el día es un hombre solitario y relajado que disfruta de los pequeños placeres de la vida: caminar por el barrio, tomar un yate, mirar el techo sin preocupaciones.

El director Paolo Sorrentino maneja una sensibilidad tanto estética como narrativa que complementan a la perfección con el viaje espiritual del personaje. La cámara de Luca Bigazzi se mueve como testigo de la templanza y la mirada de Jep, una que a pesar de tener una forma de criticar todo poco modesta, deja espacio para la belleza. Una belleza que nunca dejó de buscar, pero que nunca pudo encontrar, a pesar de tenerla a su alrededor todo el tiempo.

Son los personajes con los que se topa Jep en este viaje los que le dan modificando todo lo que él, irremediablemente, creía y pensaba. Su amigo de toda la vida, Romano, que decide irse de Roma después de 40 años, dejando todo de lado para volver a su pueblo natal tras darse cuenta de que su tiempo ya pasó. El viudo de la que fue su primer amor que busca a Jep para darle la noticia. Un amigo de muchos años que es el capo de un espectáculo donde hace desaparecer a una jirafa, diciéndole algo que se le quedará pegado a Jep: “es solo un truco”.

Es impresionante como todos y cada uno de ellos dejan una huella imborrable en él.

Toni Servillo da vida a Jep Gambardella en 'La Grande Bellezza'

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La nostalgia y la melancolía de lo vivido son parte de Jep a todo momento, mostrándonos fragmentos donde esos recuerdos parecerían fundirse con la realidad: unos niños jugando en un monasterio, una mujer recogiendo una naranja de su árbol. Una frase al comienzo de la película resume su sensibilidad:

A esta pregunta, cuando eran niños, mis amigos siempre daban la misma respuesta: "Mujeres". Mientras que yo respondía: "El olor de la casa de mis viejos". La pregunta era "¿Qué es lo que realmente te gusta más en la vida?"

La mayoría a su alrededor ve su bondad como caridad, algo en lo que Jep no está de acuerdo pero tampoco lo puede cambiar. Él evade los problemas, los esquiva. Su optimismo ante la vida es ese caso de uno entre miles. Pero el, como buen escritor, prefiere plasmar la problemática existencialista de la sociedad en sus críticas, y no en su andar. Es ahí donde el busca esa (llamada anteriormente) belleza a fin de sentirse inspirado.

Y eso es algo en lo que me sentí sumamente identificado.

Un escritor tiene la capacidad de capturar la belleza de lo cotidiano de una manera más… Pensándolo bien, tal vez me esté equivocando, y en el fondo sea solo un truco. Si, solo un truco.

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