Revisitando 'The Revenant': Iñarritú demuestra porqué es un MAESTRO de la experiencia cinematográfica

La luz del sol brilla en la frente de un hombre deshecho, destruido, desolado. Uno que, casi sin fuerzas, no se resigna a abandonar su nuevo propósito, simplemente, no era su hora: esta luz se refleja como si fuera el mismísimo renacer del ser humano. Este hombre se encuentra en altura, observando el horizonte de lo que pudo ser, aunque también contemplando su futuro inmediato: uno que será más crudo y sangriento que su pasado, así lo sabe y así será… Pero también ve un futuro que tal vez sea el lugar donde encuentre alivio y confort. Su sed de venganza es insaciable, y no hay nada que le impida llegar a cometerla.

¿Realmente existe el alivio después de llevarla a cabo? ¿Acaso sirve de algo?

La figura en cuestión es Hugh Glass, un cazador de pieles fronterizo, comerciante y explorador estadounidense que cometió una de las hazañas de supervivencia más impresionantes en agosto de 1823 según se tiene conocimiento, en la cual The Revenant ('El Renacido', 2015) se basa y se inspira, dándole un giro de tuerca a la increíble historia real.

Se puede decir que a partir de Birdman (2014), su película anterior a ésta, el director Alejandro G. Iñarritú ('Amores Perros', 'Babel', 'Biutiful') se concentró en darnos inmersivas experiencias cinematográficas. Si en la protagonizada por Michael Keaton, la intención y la idea era meter al espectador en el subconsciente de un artista perdido y obsesionado, en The Revenant se puede decir que es (casi) todo lo contrario: el choque del hombre con la naturaleza, con lo tangible, es inmediato, se podría decir que es palpable desde el primer segundo, desde el primer fotograma y desde la profundidad sensorial que nos proporcionan los sonidos del agua corriendo lentamente a través del frondoso bosque, todo está ahí, real. Sin mentiras. Verdad pura.

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El argumento en sí, es espectacular. Esta es una historia de venganza y supervivencia como ninguna otra. La película maneja una crudeza pocas veces vista que si bien no es una experiencia recomendable para todo público, si es una necesaria. Una que nos habla de la naturaleza: la humana, y la que le rodea.

¿DE QUE VA?

Hugh Glass y su hijo Hawk, junto a un grupo de cazadores fronterizos, son sorprendidos por el ataque de unos indios rees antes de emprender camino hacia una venta de pieles. Esto les desvía de su camino y en este viaje, Glass es atacado ferozmente una mañana por una osa grizzly, dejándolo prácticamente al borde de la muerte. La tensión y odio entre Glass y Fitzgerald, que es uno de estos cazadores, son parte del motor que hace interesante como se desarrolla todo en la película. Fitzgerald es un hombre cruel, frío, determinante, calculador, pero sobre todo, resentido. Su pasado se encuentra reflejado en las cicatrices que lleva, y de las cuales no supo resolverlas ni aceptarlas.

Tampoco sabe aceptar ni abrazar el hecho de que todos merecemos una segunda oportunidad. Y es la decisión de Fitzgerald el desencadenante del conflicto. Ya no hay vuelta atrás.

Todo se convierte en una bola de nieve que no para de rodar y se hace cada vez más grande, que choca, con fuerza, sin piedad. Esa bola de nieve es el deseo de venganza de Glass.

LA EXPERIENCIA CINEMATOGRÁFICA

¿Cómo se rodaban esas películas de enorme escala antes de los avances descomunales de la tecnología digital? ¿Cómo eran los rodajes? ¿De qué manera se solucionaban los imprevistos?

Películas como Ben-Hur, Apocalipsis Now o Espartaco tal vez sean la respuesta. The Revenant entra en esta misma categoría con la sutil diferencia del aporte digital.

Los falsos planos secuencias ya son una marca registrada del director, donde juega con el plano espacio/temporal de manera magistral. La emocionante, mística y minimalista banda sonora de Ryiuchi Sakamoto (El Último Emperador), introducida en los momentos justos, no solo realzan el dramatismo sino que también lo elevan. El diseño de producción construido por Jack Fisk, el talento detrás de producciones como There Will Be Blood, The Tree of Life o The Master, es preciso y no solo eso, mete de lleno en la época, haciendo sentir parte de él a los demás.

La cámara del Chivo Lubezki es un personaje más en este caso. Persigue y se aleja de Glass, pero nunca lo abandona. Este es su camino, y así debe ser. Es su viaje, el necesita que esa cámara esté presente. Necesita que sea testigo y cómplice de lo que va a realizar, y como lo llevará a cabo.

El onirismo, producto de la pérdida y el duelo, sigue siendo materia de estudio para el director mexicano, que no solo nos sumerge (metafórica y literalmente) junto a la arrolladora fuerza de la naturaleza, sino que también la fusiona con los deseos y ambiciones de Glass, alguien que se salió un poco al costado de la carretera para probar los placeres de una nueva vida pero que los juegos del destino le jugaron una mala pasada, arrastrándolo a eso que era el fruto de su tormento: una vida huyendo, luchando contra los nativos, derramando sangre innecesaria.

Lo que hace Iñárritu es simplemente poesía audiovisual.

Pero como todo viaje, tiene que llegar a su final. Ya todo se acabó. Se concretó la venganza. La sangre vierte por la mejilla de alguien que no tenía más remedio que seguir derramándola. Sus ojos, tristes y perdidos, dan un último vistazo al amor. Quizá un hasta luego, quizá un adiós definitivo. ¿Pero de que fin hablamos?¿El final de su venganza?¿Del odio?¿Del dolor?¿O será sencillamente su final?

The Revenant es una obra maestra moderna del cine que demuestra que NO todo son pantallas verdes ni efectos digitales. Hay algo real e invisible en el cine que traspasa la pantalla y nos permite ver la vida de otra manera. Vivir por dos horas o más algo que no podemos tocar, pero si podemos sentir. ¿Disfrutar? No, ese no es el propósito de esta película. Solo hacernos pensar a qué le damos valor, y cómo pasamos nuestras vidas.

Y USTEDES, ¿QUE OPINAN?

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FICHA TÉNICA

AÑO: 2015

DIRECCIÓN: Alejandro González Iñárritu.

GUION: Alejandro González Iñárritu, Mark L. Smith, Michael Punke.

EDICIÓN: Stephen Mirrione.

FOTOGRAFÍA: Emmanuel “Chivo” Lubezki.

BANDA SONORA: Ryuichi Sakamoto.

CAST: Leonardo Di Caprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck.