'Master Gardener' Review: El hombre atormentado según Schrader

Como en el 2017 con la impresionante ‘First Reformed’, y en el 2021 con la oscurísima ‘The Card Counter’, Paul Schrader vuelve nuevamente a sus raíces, las de uno de los mejores autores norteamericanos del cine moderno.

Su última película, lamentablemente, no está a la altura de sus antecesoras, a pesar de estar “completando” de alguna manera una especie de trilogía donde el director nos dice nuevamente en la cara: no quiero y no necesito que yo te guste. Una trilogía que es conectada por sus temas (la soledad, la redención, el deseo reprimido, la autoridad), su planteamiento (hombre atormentado trata de rehacer su vida pero tiene algunos temas no resueltos, un interés amoroso bastante peculiar) y un perfecto tempo narrativo que va avanzando lentamente y conforme a cómo va evolucionando la psiquis de sus tocados protagonistas.

En todo esto ‘Master Gardener’ es una película que cumple dignamente, pero no más que eso. Definitivamente no quiere que el espectador sienta empatía por sus personajes, ni por él como director. En eso aplaudo la decisión de Schrader por seguir firme a sus creencias y a cómo aborda su cine, sin querer caerle bien a absolutamente nadie y contando historias interesantes.

Pero en este caso la película se toma demasiado seria a sí misma y emplea recursos casi calcados sobre todo de su anterior película, The Card Counter. Es como si se le estuviesen faltando ideas, y trate de replicar lo que ya hizo con algunos cambios menores, y listo.

Pero, ¿de qué va la película?

Joel Edgerton (The Gift, The Great Gatsby, The King) es Narvel Roth, un ex agente secreto de la policía que se convirtió en un reservado y amable jardinero botánico en una finca que es propiedad de una adinerada mujer llamada Norma Ravenhill (Sigourney Weaver). Norma le pide como favor a Narvel que cuide y enseñe el arte de la botánica a su sobrina nieta, Maya, que parece estar atravesando un presente tan oscuro como el pasado de Narvel.

La historia se desenvuelve pausadamente con una paleta de colores apagada y fría, haciendo contraste con las coloridas plantas que rodean el lugar de trabajo de Narvel: un hombre que a través de su dedicada y tranquila rutina de trabajo parece haber encontrado la paz que necesitaba. Paz que pronto se verá afectada por la llegada de Maya, una chica no tan problemática en el quehacer de su nuevo trabajo, pero que sí acarrea los problemas y adicciones de su novio-dealer, y a ella con eso.

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Pero Master Gardener NO es una mala película. Si hay algo que si se puede recalcar de ella es el impecable y calculado timing narrativo que tiene. A pesar de tener momentos pausados y de reflexión, nunca aburre y te deja en constante vilo esperando lo peor, que para sorpresa, nunca sucede (o no de la manera que uno puede pretender conociendo al director). La historia peca por lo melosa y tibia que es por momentos, pero no cae en lo cliché. Todo se va cocinando digamos, a término medio. No es ni muy violenta, ni muy hermosa.

Hay momentos de incomodidad, de desconcierto, algunas cuestiones que no se terminan de definir o convencer, como la historia de amor entre Narvel y Maya, o la retorcida relación de Narvel con Norma. Tal vez algo de sutileza podría haber aportado a entender algunas decisiones. No es algo malo, pero que si habría sumado.

La violencia es un elemento común del cine de Schrader, desde los tiempos como guionista en películas como por ejemplo Taxi Driver nos dejaba ver esa faceta personal de él como ser humano que reflejaba el odio como pocos escritores, pero acá, de nuevo, se siente tibio.

Como último comentario, es admirable la fascinación que tiene Schrader por estas comunidades minúsculas y dedicadas, que son un patrón que se repiten nuevamente en su filmografía: todo lo que rodea a los protagonistas parecería ser parte de algo más bello que ellos mismos. La gente que trabaja en la finca haciendo el trabajo de jardinería es amable y empática. Quizá es la manera del director de decirnos que nosotros como protagonistas de nuestras vidas tenemos muchas cosas que resolver, y no dependemos del resto, sino de nosotros mismos.

PUNTAJE: 7.4 de 10

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