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Sin novedad en el frente» de Edward Berger

Incluso durante los años 70´, en la eclosión del cine del cine bélico y pasado un tiempo prudencial desde la II Guerra Mundial, se evitaba la narración desde el punto de vista alemán. La demonización del enemigo derrotado y la utilización de éste como estereotipo del mal habían convertido a las películas de las guerras del siglo XX, desde la perspectiva germana, en rarezas cinematográficas. A destacar "Sin novedad en el frente, 1930" de Lewis Milestone, "El puente, 1959" de Bernhard Wicki, "La cruz de hierro, 1977, de Sam Peckinpah", "El submarino, 1981" de Wolfgang Petersen y "Stalingrado, 1993" de Joseph Vilsmaier, todas ellas películas sinceras que eliminaban el carácter propagandístico e ideológico para centrarse en la figura del hombre sujeto a condiciones extremas, dentro de estructuras de mando jerárquicas que terminaban por cosificar al soldado.

También no fue hasta el film antibélico de Stanley Kubrick, "Senderos de gloria, 1957" cuando el sentimiento del miedo y la cobardía se convertían en valores que humanizaban a los militares y convertían su medio en el arma más eficaz para enfrentarse a la sinrazón de los mandos.

Finalmente, en el siglo XXI, el cine de guerra ha valorizado dos ideas visuales (de forma) como factor fundamental para realzar un mensaje antimilitar: el hiperrealismo a través de un cuidadoso estudio de la época y la historia, conjuntamente con la fisicidad de la imagen (demostrando con las sensaciones, vista y oído, la propia existencia física del personaje: los sonidos en off, los planos secuencias, que hacen creíbles sus emociones) al mismo tiempo que buscaba una abstracción de la naturaleza circundante en su belleza, y no solo engrandeciendo su esplendor, sino también elevando su carácter inmortal al compararlo con los rostros de los cuerpos sin vida, liberados de la carga que supone la tensión contenida.

"Sin novedad en el frente" es un film alemán que rompe con los modelos del cine comercial de los últimos años. Un texto que difícilmente se asocia con guerras presentes, como la de Ucrania, para seguir la senda de la excelente "1917 (2019)" de Sam Mendes. El arranque de "Sin novedad en el frente" parte de un motivo circular, de ese espacio redondo de cielo que deja verse entre las copas de los árboles. Después un plano en picado presenta los cuerpos desmembrados, embarrados, camuflados con la suciedad del suelo, también en su concepción circular. Al final, antes de morir uno de los protagonistas, en el interior de un bosque, mira hacia arriba para contemplar el mismo plano del comienzo, donde esa quietud de los árboles y de ese trozo de cielo observan la sinrazón de la muerte de los hombres; igualmente el protagonista, en la secuencia final, tras el anuncio del armisticio sale hacia la luz, para dejarse abrazar por la luminiscencia de la mañana.

La segunda secuencia es un alarde de plano secuencia al estilo "1917": un cambio de espacio desde la quietud, la demostración del porqué de los cuerpos muertos sobre el barro. La mirada hacia la crueldad y ausencia de lógica de la guerra se lleva a cabo desde el punto de vista de un joven soldado, Paul Bäumer (Felix Kammerer) cuya inocencia e ingenuidad nos recuerdan a ese chico asustado del film bélico ruso "Ven y mira, 1985" de Elem Klimov. Un film difícil de olvidar como lo será también este "Sin novedad en el frente".

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